BOXEO
A 40 años de una de las gestas de Galíndez
Recibí las noticias en tu email
Víctor Emilio Galíndez, uno de los mejores campeones mundiales que dio el boxeo argentino, escribió la última gran página de su carrera el 14 de abril de 1979, en Nueva Orleans, cuando recuperó la corona de los semipesados ganándole por abandono al estadounidense Mike Rossman, pelea de la que hoy se cumplen 40 años.
Galíndez. un peleador de raza que hacía de sus combates un canto a la épica pugilística, como la noche de Johannesburgo cuando con un ojo prácticamente cerrado noqueó en el último round a Richie Kates, había perdido el título siete meses antes ante el mismo Rossman, aunque su verdadero “verdugo” en aquella ocasión fue la balanza, un juez implacable para alguien con facilidad para excederse de peso como “el tigre de Morón”.
La noche del 5 de septiembre de 1978, en el Superdome de Nueva Orleans, Galíndez bajó del ring tras sufrir la por entonces peor derrota de su carrera (nocaut técnico 13 en la época en que los títulos mundiales se dirimían a 15 rounds) con dos consignas: recuperar su corona y vengarse de Rossman.
Bien preparado y en peso, Galíndez vapuleó de campana a campana a Rossman, quien adujó una lesión en una mano para no salir a combatir en el noveno round y evitar ser noqueado, ya deteriorado física y mentalmente. (Télam).-