Crecer de golpe, el desafío para los jóvenes aurinegros
Entre los méritos de la actual campaña de Santamarina en la B Nacional, está el de haberle dado espacio a jóvenes tandilenses que vienen pidiendo pista hace rato. Un poco por convicción y otro por necesidad, el aurinegro ha recurrido a las bases.
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Marcos Alzueta, Tomás Casas (ambos clase ’96), Francisco González Metilli (’97) y Matías Kabalín (’98) son cuatro de ellos. Todos con minutos en cancha y una ilusión en común, la de consolidarse en la formación que compite en la segunda categoría del fútbol argentino. Para ellos, el futuro ya llegó.
En la previa al penúltimo partido de Santamarina en la temporada y a la despedida en Tandil (mañana, desde las 19, con Villa Dálmine), El Eco de Tandil los convocó para conocer sus sensaciones y sus expectativas.
De ellos, Alzueta explicó que “al principio del torneo sabíamos que iba a ser muy largo. Y al no haber tantos jugadores, estaba la posibilidad de que tocara la chance. Con el correr de las fechas, se dio”.
Su experiencia entre los grandes es breve, pero se remonta incluso a la campaña que derivó en el ascenso: “estuve en dos partidos en el Argentino A. Después en B Nacional con el Sapo (Coleoni), en 2015. Hasta que me lesioné y tuve que volver al equipo local. Me costó, pero ahora pude tener minutos otra vez”.
El arquero Casas es, del cuarteto, el que buscó otros rumbos: “Cuando estaba por empezar la pretemporada con el Sapo no iba a ser muy tenido en cuenta, porque estaban Requena, Bertoya, Cebreiro y Olivero recuperándose. Así que surgió la posibilidad de ir a Defensa y Justicia, donde estuve un año hasta subir al plantel de Primera. Después me llamó Gustavo Liggerini y volví, para el torneo corto de 2016”.
El golero relata que “la oportunidad de jugar llegó cuando a Emi Olivero lo expulsaron en el partido con Atlético Paraná. Quedaba un solo cambio, entré y después fui titular contra Douglas Haig”.
Lo propio ocurrió en el torneo actual, cuando el expulsado fue Joaquín Papaleo, frente a Juventud Unida de Gualeguaychú: “Ahí también entré y después quedé de titular en los partidos con Los Andes y Gimnasia de Jujuy”.
Aquella roja a Olivero, curiosamente, privó de ingresar a González Metilli, quien estaba listo para entrar. “Picho” ya había debutado después de haber llegado al aurinegro a comienzos de 2016.
El exIndependiente recuerda que “en 2015 estuvo la chance de ir a Estudiantes y a Quilmes, pero no se dio y me quedé jugando el torneo local. En 2016 me llamó Alejandro Saurel y me sumé a Santamarina. En ese momento buscaba agarrar ritmo y acostumbrarme a una categoría muy diferente. Lo hice y terminé jugando las últimas fechas con Coleoni”.
Ya en el ciclo 2016/17, González Metilli estuvo “con pocas posibilidades de jugar con Nosei, pero me pude mostrar un poco más con Arzubialde”.
Kabalín, el más chico del grupo, es también el último en sumarse al equipo de la B Nacional. Relata que “al principio no tenía tantas expectativas de jugar. Pero empezaron las lesiones, suspensiones y partidos más seguidos. Ahí creí que podía tener oportunidades y me tocó debutar con Nueva Chicago”.
Su experiencia anterior también está ligada a Coleoni: “El Sapo me había llamado algunas veces para entrenar con el equipo de B Nacional, jueves y viernes. Pero recién ahora pasé a formar parte del plantel”.
Aunque todos provienen de familias futboleras, Matías tiene un seguidor especial en su papá Mario, exmediocampista del aurinegro: “Me sigue a todos lados y marca errores. Para él, cada vez juego peor” contó entre risas.
Los goles que
ya van a venir
Mientras Casas tiene la misión de evitarlos, los otros tres han merodeado el gol, tanto en B Nacional como en Copa Argentina.
Entre las ocasiones propicias, el volante o extremo Alzueta recuerda que “las más clara fueron con Godoy Cruz, una tapó el arquero y la otra la sacaron en la línea. También contra Estudiantes de San Luis me dio el pase Martín Michel, pero se me fue un poco larga y achicó el arquero”.
González Metilli, que durante la temporada ocupó posiciones sobre ambas bandas y de mediapunta, también estuvo cerca ante los puntanos y por asistencia de Michel: “La quise picar, pero no agarró la comba y se me abrió mucho. Como estaba la cancha, no quise pararla, porque podía picar mal o irse larga”.
Kabalín, de los tres el que tiene características más defensivas, tuvo su ocasión frente a Chacarita: “Fue un centro de Diego Sosa, un cabezazo cruzado que me tapó Tripodi”.
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