ANDRIZZI, CHOFER Y COMPAÑERO DE LAPROVITTOLA
“Cuando era chico ya jugaba como un adulto”
Once años atrás, Valerio Andrizzi paladeaba el logro más significativo de su carrera en el básquetbol.
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Como parte del plantel de Lanús, ascendía a la Liga Nacional. Aquel equipo dirigido por Álvaro Castiñeira, tenía en Nicolás Laprovittola a una de sus fichas juveniles.
El actual base de Real Madrid compartía con Valerio no sólo entrenamientos, viajes y partidos, sino también el camino a las prácticas.
Andrizzi, quien a los 43 años está a punto de afrontar su duodécima temporada consecutiva en Independiente, reflejó para El Eco de Tandil las vivencias compartidas con “Lapro” y con Luis Scola, a quien alguna vez tuvo como adversario:
“‘Nico’ fue mi compañero en Lanús cuando ascendimos a la Liga Nacional. La madre, Margarita Stolbizer, lo llevaba hasta donde estaba yo, en Caseros, y en mi auto nos íbamos al entrenamiento. A la vuelta, lo dejaba más o menos en el mismo lugar y Margarita lo pasaba a buscar. Él tenía 17 ó 18 años, obviamente ya se veía que tendría mucha proyección, jugaba bien, era un chico y jugaba como un adulto. Era un pibe muy tranquilo, muy ubicado, respetuoso. No suponíamos que llegaría a dónde está hoy, sí que sería un buen jugador en la Liga Nacional. Lo logró exclusivamente por mérito propio, es una barbaridad cómo se ha preparado.
Con Scola jugué algún partido en contra suyo, soy unos años mayor que él. Fue en divisiones formativas, yo era cadete y él infantil si mal no recuerdo, entonces él jugaba pocos minutos. Lo hacía en Ferro Carril Oeste y yo, en Ateneo Popular de Versalles.
Lo que está haciendo la selección es espectacular, a mí no me sorprende. Mucha gente habla de hazaña o batacazo, a esta altura no creo que se trate de algo así. Hace quince o veinte años que la selección nos viene acostumbrando a este tipo de rendimientos. Una hazaña se puede dar en un partido, en algún torneo a lo sumo, pero no es algo que se puede sostener tanto tiempo. Esto es otra cosa, es trabajo bien hecho durante muchos años, transmitido de una generación a otra. Pasan los jugadores y los entrenadores, pero el compromiso y la mística siguen siendo los mismos. Es lo que debe hacerse cuando uno pretende hacer bien las cosas, ni más ni menos. No es fácil, pero evidentemente se puede. El cuerpo técnico actual exprime al máximo las cualidades de los jugadores, los potencia un montón. Hay un trabajo de trasfondo minucioso y muy bien hecho”.