El deporte es una verdadera escuela de vida
Por Eduardo Aldasoro
Recibí las noticias en tu email
Independiente, en la disciplina del básquetbol, tuvo un aporte de singular valía desde fines de los ‘50 hasta que dejó de existir el Servicio Militar, recibiendo deportistas de los cestos de la zona, en su mayoría de Tres Arroyos, Necochea y Capital Federal.
Expongo algunos apellidos para hacer más clara la importancia del deporte cuando uno extiende su ayuda en la educación de los mismos. Osvaldo Almirón, Carlos Laplace, José Duhalde, José Fiorda, Néstor Benítez, Nelson Desperés, Jorge Viner y puede ser otro apellido que mi memoria no atrapa.
Carlos Lanusse fue uno de los últimos jugadores de aquellos lados. Había culminado sus estudios secundarios en Orense, localidad en la que vivía, jugando para Alumni y en otros clubes de Tres Arroyos. Almirón nos contactaba cuando había alguna posibilidad de contar con un jugador de aquel medio. En este caso, buscaba una universidad que colmara sus aspiraciones. En Mar del Plata, durante un Zonal, logramos que Lanusse se decida por Tandil. Lógicamente, su presencia nos permitió reforzar nuestra primera división, la cual venía de varios cambios producto de la deserción de algunas figuras que habían dejado de jugar.
Claudio Giatti, Jorge Zulberti, Enrique Bautista, Gerardo Godoy, Mauricio Bascougnet, Guillermo Vaticano, Fabián Echeverría, Oscar Abait, Guillermo Corbetta y Juan I. Cía acompañaron a Lanusse a volver a recuperar un liderazgo que se había perdido. Este equipo contaba con la particularidad de ser de una mezcla de jugadores destacados y otros que acompañaban con más entusiasmo que recursos basquetbolísticos. Se formó un buen equipo, que competía en diversos torneos zonales, los que le dieron el afianzamiento definitivo.
Lanusse abrazó la rojinegra y sus hijos hicieron sus primeras armas en la escuelita del club. Y Carlos fue devolviendo lo que Tandil le fue dando, algo que no siempre ocurre. Es evidente que su carrera universitaria fue de singular valía, integró la subcomisión de básquetbol y, como si fuera poco, se hizo cargo de que Independiente participara en la Liga Nacional B, con todo lo que implicaba por los momentos difíciles que se vivían.
Carlos acaba de cumplir 60 años y, en el campo de deportes del Banco Provincia, llevó a cabo una reunión con familiares y amigos de toda su vida que habitaron ese pequeño pueblo de Orense que él atesora con todas sus fuerzas. Sus hijos protagonizaron escenas de teatro para “gastarlo” por las actitudes que tenemos los padres en la formación de nuestros hijos. Carlos se dio el gusto, reuniendo alrededor de cien personas para cumplir con sus sueños, éstos que todos, de una manera u otra, queremos hacer realidad.