SAPORITI, SOBRE “MARAVILLA” MARTÍNEZ
“Era talentoso y muy rápido”
A veinte años del combate entre ambos, el tandilense recuerda sus sensaciones. “Fue una pelea que no debí aceptar, en ese momento me creía invencible”, se sinceró “Sapo”.
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
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El 11 de septiembre de 1999, Walter Fabián Saporiti afrontaba, en el club Argentino de Quilmes, su combate número 39 como boxeador profesional.
Su rival era, en ese momento, uno más. Es que aún Sergio “Maravilla” Martínez, si bien emergía como una figura promisoria, no había desplegado mayores indicios de la brillante carrera que terminaría desarrollando.
El nacido en Quilmes llegaba como invicto, pero era apenas su 15ta. presentación entre los rentados.
“Sapo”, en cambio, estaba a esa altura mucho más “curtido”. Incluso, con una oportunidad mundialista dilapidada, cuando en julio del año anterior fue derrotado en Italia por el local Michele Piccirillo.
Al momento de medirse con “Maravilla” -a la postre campeón mundial de los medianos- Saporiti arrastraba tres derrotas consecutivas, y no podría cortar la racha esa noche de hace dos décadas. El vencedor de Julio César Chávez Jr. en 2012 se impuso con claridad. Derribó a “Sapo” en las postrimerías del primer round y remató la faena en el siguiente, cuando el árbitro Jorge Basile optó por dar por finalizado el pleito ante las dificultades del tandilense, con un ojo completamente cerrado.
A veinte de años del combate, El Eco de Tandil se reunió con Saporiti para rememorarlo:
“No es una pelea de la cual tenga un recuerdo muy detallado. Unos meses antes, yo había perdido en Europa, y él era una ‘figurita’ que venía en ascenso. Fue una pelea que no debí aceptar. Pero en determinado momento de tu carrera pensás que podés enfrentarte con cualquiera, que sos invencible. Héctor Rodríguez, quien manejaba mi carrera, me avisó que había surgido la posibilidad de enfrentar a ‘Maravilla’. Terminó dándose un resultado negativo para mí, se me cerró el ojo completamente y el árbitro tuvo que parar el combate”.
-La pelea los encontró en momentos distintos.
-Sí, yo tenía 27 años y era profesional hacía un buen tiempo. ‘Maravilla’ estaba dando sus primeros pasos. Yo sentía, en ese momento, que nadie podía derrotarme, pero a veces más que con el espíritu hay que pensar con la cabeza. Debí plantearme si era conveniente aceptar esa pelea.
-¿Cuando lo enfrentaste percibiste que “Maravilla” tenía el potencial para hacer la carrera que terminó forjando?
-Ese día no lo noté muy superior a mí. Pero creo que ha sido muy meritorio que haya tomado la decisión de irse a España, porque lo hizo con una mano atrás y otra adelante. Ni siquiera fue como boxeador, sino a trabajar de otra cosa. Agarró un bolsito y se fue. Lo llamó a Sarmiento y le preguntó qué hacer. Terminó siendo una decisión muy acertada. Ha sido un campeón “con todas las letras”.
-¿Cuál ha sido su principal virtud?
-Era sumamente talentoso, hacía cosas distintas a las de un boxeador común. Podrán cuestionarle detalles desde lo técnico, pero era muy efectivo. Además, muy inteligente, sabía plantear cada pelea. No era un noqueador contundente. Otro fuerte que tenía era su velocidad.
-¿Lo considerás entre los mejores argentinos de la historia?
-No, en una segunda línea. En el país ha habido muy buenos boxeadores. Le faltaba un poco de potencia en sus golpes para estar en ese nivel.
-No ha sido tu único rival de fuste.
-Claro, también enfrenté a “Tata” Baldomir. Él fue quien me dejó sin invicto. Y en una segunda pelea, empatamos.
-¿Cuán cerca del boxeo te mantenés?
-No lo estoy siguiendo mucho. Últimamente, me he acercado un poco porque tengo una hija que está intentando seguir mis pasos. Tiene previsto debutar en noviembre en un festival que vamos a hacer en Unión y Progreso, yo estoy trabajando en la organización junto a “Cacheta” (Paz). Pero más allá de eso, estoy enojado con el boxeo.
-¿Por qué?
-Por lo mal pago que está, algo que ocurre desde el cierre del Luna Park. Yo fui profesional durante muchos años y no pude hacer una diferencia económica. Me dediqué durante mucho tiempo al boxeo, que me dejó secuelas y nada en cuanto a dinero. No puede ser que se pelee por 15 o 20 mil pesos, cuando ponen en riesgo su integridad física. Es imposible sostenerte con esa plata, sobre todo cuando pasan varios meses y no hacés una pelea.
-¿De quién es la culpa?
-De las entidades, de los promotores, hay de todo un poco. Un boxeador que representó a su país o su ciudad con cierta trascendencia, una vez retirado, debería tener una pensión. No te digo cualquiera que haya hecho dos peleas. Yo fui profesional durante unos quince años, recorrí distintos lugares del mundo, y nunca estuve bien pago. Es cierto que fui más para Europa que a Estados Unidos, donde circula más dinero en cuanto a boxeo.
-¿Cómo ves a Matías Rueda?
-Está sufriendo el hecho de que no hay boxeo de nivel en el país, no le salen peleas que le sirvan. Sus condiciones me gustan, tiene la pegada, que es lo fundamental para un boxeador.