Huber, una “Gladiadora” que siempre va por más
La tandilense venía teniendo una gran temporada en Boca. Con la actividad cancelada, le apunta a seguir creciendo. Pasado, presente y futuro de una pionera del fútbol femenino.
El freno de la actividad por la pandemia de coronavirus le impidió a Clarisa Huber darse el gusto de coronar una temporada extraordinaria en Boca Juniors, dominante en el primer campeonato profesional femenino de la Asociación del Fútbol Argentino.
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El torneo fue cancelado y se le otorgó al club “xeneize” la representación para la próxima edición de la Copa Libertadores de América, torneo que en su versión femenina nunca fue ganado por un equipo argentino.
“Las Gladiadoras”, como se conoce a la formación femenina de Boca, marchaban al frente del campeonato, con una impactante marca de catorce victorias y un empate, 83 goles convertidos y 7 recibidos. Huber, de 35 años, es uno de los baluartes del equipo, tras haber retomado la actividad justamente para esta temporada.
La tandilense y sus compañeras vieron trunca la posibilidad de gritar campeón, al menos por este año, aunque la compensación llegó en forma de clasificación para volver al ámbito internacional. Esa posible contradicción de sentimientos sirve para iniciar la charla con la polifuncional futbolista, quien en estos tiempos tampoco puede desarrollar sus tareas profesionales de osteópata y kinesióloga, otras de las actividades canceladas.
-¿Qué sensaciones te dejó el hecho de que se suspenda el campeonato y a su vez consiguieran la clasificación para la Copa Libertadores?
-Lo hablamos con las compañeras de equipo, no fue lo que esperábamos y lo que queríamos. A su vez, aparentemente tampoco había otra solución. Faltaba la parte más importante del torneo, teníamos confianza de que lo íbamos a ganar.
-¿Sentís que son el mejor equipo de Argentina?
-Veníamos haciendo un gran papel, marcando diferencias claras en muchos partidos. Teníamos un objetivo claro, que era ganar la Copa Campeonato. Se trabajaba bien en la semana, estábamos comprometidas, armamos un gran equipo y un grupo excelente.
-¿Cuáles eran las claves en lo futbolístico?
-Estábamos trabajando bien cada semana, con un nivel físico muy alto y bien con la pelota. Bajamos un poco después del receso de fin de año, pero después retomamos lo mejor que tenemos. Conseguimos variantes de juego, casi no tuvimos lesionadas, estábamos muy bien.
-¿Cómo se dio tu regreso al fútbol de once?
-La semi profesionalización me permitió volver. En su momento, tuve que dejar porque tenía demasiados gastos y debía dedicarme a mi trabajo. Además, eran tiempos en que algunos clubes habían sacado viáticos y se produjo un decrecimiento de la disciplina. Mantenerme en eso, hubiera sido una forma de avalar esas conductas.
-¿Así fue que te dedicaste más al fútbol de salón?
-Claro, eso se fue dando cuando fuimos a Atlanta. Era con amigas, arrancó como algo recreativo y terminó siendo más competitivo. Después armamos Kimberley, fue una etapa muy linda.
-¿Qué diferencia hay entre ambas disciplinas?
-Son deportes distintos, la preparación es diferente. En futsal se arman más ejercicios con pelota, en espacios reducidos, es más estratégico. En once, se necesita otro tipo de preparación física para hacer mayores recorridos.
-Y llegaste a jugar un mundial también en esa disciplina, tras haberlo hecho dos veces en cancha de once. No debe haber muchos casos así.
-Sí, se dio de esa manera. Cuando me llegó la convocatoria, fue algo hermoso. Terminó siendo una experiencia increíble jugar ese torneo en Brasil. Representar a la camiseta argentina es algo increíble, en cualquier disciplina. Cuando uno ama lo que hace, es lo máximo.
-¿Qué significó volver a cancha de once y en particular a Boca?
-Lloré de la emoción cuando se dio el regreso. Y encontré otra cosa, la situación cambió. Después de haber jugado tantos años sin reconocimiento económico, es una gran diferencia. Además, ahora en Boca tenemos más espacio, antes era complicado hasta tener un lugar para entrenar.
-En lo futbolístico no se sintió la inactividad. Fuiste titular, hiciste goles…
-Eso era un desafío personal. Tenía algo de miedo, no sabía con qué me iba a encontrar, hay chicas que tenían mucha continuidad y había que pelear por un lugar. Encima en Boca, que siempre está entre los candidatos. Me tocó debutar justo contra River, en La Bombonera, además ganamos por goleada, se dio todo perfecto.
-¿Ya te instalaste como volante, después de haber pasado por tantos puestos?
-Puede ser, me tocó pasar por todos los lugares de la cancha. La primera vez que jugué en cancha de once fue en Buenos Aires, cuando vinimos con “Memo” Depietri para un seleccionado. Él me dijo que me parara de marcadora central y a Evangelina Testa por izquierda. Quedé ahí y después fui desempeñando distintas funciones. Lo más raro fue en El Porvenir, porque jugaba de delantera en el club y de defensora en la selección, algo increíble.
En Boca, en la primera etapa, jugué de “4”, de “8”… Ahora estoy en una posición que descubrí en España, una especie de interno. Me permite tener mucha participación, con y sin pelota. Me siento muy cómoda ahí.
“Pasos importantes”
-¿Cómo vivís el progreso del fútbol femenino en Argentina?
-Hubo avances destacables, se dieron pasos importantes y lo disfruto. En todos estos años, viví todo el cambio desde adentro. Hoy, ver torneos de fútbol femenino es algo normal, casi se podría decir que está de moda. El otro día veía las nenitas del club Independiente, me emocionó la cantidad que eran. Cuando arranqué con “Memo” Depietri, en la canchita de Soli’s, eso era algo impensado.
-¿Cuáles serían los pasos a seguir para mantener ese crecimiento?
-El trabajo de base en los clubes. Todo este apoyo que fue apareciendo debe ser aprovechado para ese crecimiento. Que se incorpore el fútbol en los colegios y la creación de escuelitas sería fundamental. También que algunos padres entiendan que en el deporte no debe importar el tema de género, sino que las nenas también pueden jugarlo con total normalidad.