La historia del circuito que ahora es un barrio
El “Tomás Barrutia”, de La Madrid, nació en 2004 pero no pudo perdurar por su ubicación geográfica. Hoy, varias familias viven en ese sector.
El circuito Tomás Barrutia fue muy esperado en General La Madrid. La localidad contaba con una importante cantidad de victorias y campeonatos en el automovilismo zonal, pero no tenía un trazado para que los pilotos puedan mostrar su potencial en su tierra.
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La unión de la ciudad con el automovilismo se remonta a muchos años atrás: dos autos y dos peñas dividían a los seguidores. Cuentan los que vivieron esa época que la rivalidad se hacía notar. Por un lado, el “Ñandú” que tuvo como piloto a Tomás Barrutia, “Pototo” Gavio; por otro, la peña “Pedro Juarroz” que con Oscar Bobbio alcanzaron el campeonato en la década del ‘70.
Con toda esta historia detrás y con el trabajo de un grupo de personas el circuito llegó a ser una realidad. La Madrid consiguió tener su escenario para recibir al automovilismo zonal. El nombre surgió como un homenaje al piloto local que alcanzó a competir en el Turismo Carretera.
El “Tomás Barrutia” nació el 20 de junio de 2004. Su última carrera ocurrió en 2011. No estar dentro del radar de la Federación del Sudeste anticipó el final, el cual se concretó en una sesión extraordinaria del Honorable Concejo Deliberante. Hoy, en ese lugar, varias familias disfrutan de su casa propia y le dan vida a un sector de la ciudad que sigue su expansión.
Éxito en convocatoria
Mientras el escenario estuvo en pie fue un éxito en cuanto a convocatoria. Cada competencia se esperaba con ansias, pero no solo en la gente que seguía atenta todo el año el desenvolvimiento de los pilotos lamatritenses, sino también en aquellos que querían ver en primera persona de qué se trataba.
El hecho de ver correr a Hugo Luis Baños era algo que no todos habían podido hacer y esto les dio la oportunidad. A él se le sumaba las grandes actuaciones de Osvaldo Ciolli, que fue campeón del Turismo del 40 a principio de los ‘90 y volvió a conseguir el mismo título en el 2005, ya cuando el escenario era una realidad.
Pero más allá de estos dos campeones, también contar con un circuito y tener actividad incentivó la aparición de nuevos protagonistas que fueron sumándose a las filas de las Mayores del Sudeste.
Poner a punto el escenario para cada una de las presentaciones nunca fue sencillo, hay que destacar que más allá del grupo que integrara la comisión directiva, nunca faltó trabajo para presentarlo en buenas condiciones. Tenía un piso difícil, en el pasado este predio fue un basurero y por ello la “base” no era firme, de acuerdo a quienes estaban a cargo de las tareas previas a cada carrera.
Con el paso de los años, las categorías de APPS también llegaron a La Madrid, con el sostén de contar con Gerardo Gianotti entre sus filas, primero en la Promocional y luego en la Monomarca. Estas categorías dieron excelentes espectáculos y disputaron la carrera número 100, una competencia significativa para la Asociación de Pilotos.
No estar en el radar
La dificultad más grande que tuvo que atravesar el Auto Moto Club General La Madrid fue el hecho de no pertenecer a la Federación del Sudeste. Por ende, para ganarse un lugar en los calendarios de cada Asociación había que ganar una licitación en el caso de las Mayores o abonar una suma extra en el caso de APPS. Esto era posible gracias al apoyo municipal y al éxito en cuanto a la concurrencia que tenía cada espectáculo, que estaba por encima de la media de ese momento.
Para entender lo que significaba una competencia de automovilismo hay que poner en contexto que La Madrid es una ciudad cercana a los 8 mil habitantes en su planta urbana. La realización de una carrera, especialmente de las categorías Mayores del Sudeste, significaba la llegada de una masa importante de público que generaba un movimiento económico significativo para los comercios locales. En dos días, visitaba la ciudad cerca del 30 por ciento de la totalidad de la población.
Soy un olavarriense con más de una década viviendo en la ciudad. Dejando de lado mi pasión por este deporte y siendo lo más objetivo posible, no he visto otro espectáculo deportivo organizado aquí tan multitudinario como la mayoría de las presentaciones de Mar y Sierras.
Para comenzar a entender el final del “Tomás Barrutia” me quiero basar en la parte deportiva. La Madrid, por su ubicación geográfica pertenece a la FRAD del Sudoeste, esto implicaba que no pudiera ingresar directamente a los calendarios del Sudeste y ahí nace el inconveniente que llevaría a la desaparición.
Antes de que la historia del circuito entrara en su fase final, parecía que todo iba bien, incluso estaba el proyecto de extenderlo y asfaltarlo, se aprovecharía el reasfaltado de la ruta 86 (La Madrid-Laprida) y la realización de la ruta 67 (Coronel Suárez-La Colina) para concretar el sueño de tener un autódromo.
Esto no prosperó, ya que la CDA del ACA no autorizó el asfaltado con cemento blanco y todo quedó en la nada. La ilusión de contar con un escenario de esas características se derrumbó. La última carrera que se llevó a cabo en suelo lamatritense fue el 25 de septiembre de 2011, fueron las categorías Mayores quienes cerraron esta corta vida del “Tomás Barrutia”.
El final se concretó en febrero de 2014. En una sesión extraordinaria, el Honorable Concejo Deliberante de General La Madrid trató y aprobó el loteo del predio municipal que se había cedido al Auto Moto Club. El comodato se había firmado en 2004 y una de las cláusulas fue que en caso de no haber actividad por el lapso de dos años el vínculo se daría por terminado, cosa que ocurrió ya que a esa altura había transcurrido ese tiempo. (Por Luciano Bustamante, El Popular de Olavarría).