SANTAMARINA Y EL ASCENSO DE 2006
“La unión del grupo” fue la clave para Cardoso
El volante azuleño repasa la campaña que terminó con la llegada al Argentino A. “Futbolísticamente, éramos muy ordenados, nos conocíamos mucho”, valoró “Purre”.
El 11 de junio de 2006 y luego de algunas temporadas de intentos infructuosos, Santamarina concretó el anhelado ascenso al Argentino A.
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Goleó a Rivadavia de Lincoln por 3-0 en el estadio San Martín (para un global de 4-2) y le otorgó al fútbol tandilense una plaza en la tercera categoría del ámbito nacional.
A dos años y medio de su llegada a la institución, el azuleño Andrés Cardoso paladeó aquella jornada gloriosa ya como un afianzado volante central, posición desde la que desnivelaba desde su ubicuidad, criterio y refinada técnica.
A una década y media del día más dulce en esaa campaña del equipo aurinegro, “Purre” compartió sus recuerdos con El Eco de Tandil:
“Para ese campeonato, el plantel se reforzó bastante, pese a que quienes integrábamos la base nos conocíamos mucho. A fin de año, por distintos motivos, algunos compañeros tuvieron que irse del club, eso es algo que un poco te golpea. Lo que primero recuerdo es la unión que tenía ese grupo, casi no tuvimos diferencias. Desde un primer momento, el objetivo fue ascender. Se terminó dando, con la ventaja de que estábamos bien en todos los aspectos, funcionaron bien la dirigencia, el plantel y el cuerpo técnico. Cuando todos tiran para el mismo lado, generalmente se cumplen las metas”, comienza repasando Cardoso.
-En determinado momento de la campaña, resultaba impensado llegar al Argentino A.
-Es cierto. Veníamos bastante golpeados. Por suerte, pudimos acomodarnos un poco y recibir a algunos jugadores de jerarquía. Era algo que veníamos buscando, en temporadas anteriores no se nos daba por diferentes razones. En esa gestión de Marcelo Cifuentes (presidente del club, en ese entonces) se apostó a ascender y se sabía que podía llevar un tiempo, por lo difíciles que son las competencias del interior. La llegada de Mario Gambini acomodó las cosas, sentó las bases del equipo y le dio un funcionamiento. El “Negro” (Rubén Conti) laburó muy bien y el “Tano” (Vicente Pernía) hizo lo suyo también, pero Mario metió un poco más la mano y nos dio cierto nivel de juego, teníamos claro a qué jugar.
-Con la dificultad que significa la llegada de un entrenador con el torneo en curso.
-Claro, teniendo que dirigir jugadores que quizá no eran de su agrado. Pero creo que, dentro de todo, nos adaptamos bastante bien a lo que él pretendía. Desde lo táctico no era sencillo imponer una idea, porque el torneo estaba en marcha y en esos campeonatos, cuando perdés puntos, enseguida te complicás. Por suerte, tuvimos la capacidad de interpretar lo que Mario quería.
-¿Fue el logro más trascendente de tu carrera a nivel colectivo?
-Sí. Después, he conseguido títulos que para mí fueron especiales, como salir campeón en Azul con Athletic. U obtener otras ligas locales. Pero aquello de Santamarina fue en otro nivel y se disfruta más, manejás otra responsabilidad. La gente del club necesitaba ascender porque venía golpeada hacía bastante tiempo.
-En una campaña en la que no anotaste demasiado, se te dio en la final.
-Tenía más gol en épocas anteriores porque jugaba en otra posición. Como “5” no era goleador, pese a que remataba al arco. Ese día se dio en un tiro de esquina, con una jugada que practicábamos siempre. Jorge (Valverde) lanzaba y Juan (Forchetti) peinaba en el primer palo. En la final me tocó a mí chocármela, era una jugada típica de aquel equipo.
-Más allá del 3-0 inobjetable en la final ante Rivadavia, hay un momento clave en el desarrollo de la serie como el descuento de Matías Méndez sobre la hora en Lincoln.
-Viajamos con la idea de que en algún momento convertiríamos, teníamos las armas para lograrlo. Se nos dio a lo último con ese cabezazo de Matías. Cuando volvimos a Tandil, pensamos: “Acá, los matamos”. Ese gol nos dio un empujón muy grande y para mí fue más importante que los tres que hicimos en la revancha. Venir con un 2-0 en contra nos hubiese complicado muchísimo en lo psicológico. Rivadavia era un equipo durísimo, que de hecho terminó ascendiendo el mismo año.
-Aprovecharon la explosión de “Chavo” Alustiza.
-Sí, tuvo un nivel bárbaro. Cuando llegó Mario encontró un plantel que ya le había agarrado un poco la mano al Argentino B y lo potenció. “Chavo” no era titular, alternaba, y la terminó rompiendo. Gambini hizo algunos cambios que le salieron bárbaro.
-¿Qué atributos destacables tenía aquel equipo desde lo futbolístico?
-Éramos muy ordenados, nos movíamos muy bien por conocernos bastante. De hecho, lo trasladamos al Argentino A con Hugo (Tenaglia), jugando muchos de los que habíamos ascendido. Además, teníamos varios futbolistas con buen pie, como “Tony” (Ortiz), el gordo (Valverde), Matías Méndez…contábamos con mucho volumen de juego. Y, adelante, estaba “Chavo” que era un goleador letal, arriba te solucionaba un montón de cosas. Muchos equipos se plantaban de contragolpe con gente rápida adelante, nosotros en la delantera teníamos sólo al “Chavo”, pero hacía mucha diferencia.
-¿Quiénes eran los líderes del vestuario?
-El líder bien definido era Mario y nosotros estábamos bien alineados detrás suyo. Después, había algunos jugadores con cierta experiencia, como Ariel (Barth), el gordo (Valverde), Matías (Méndez), Alejandro Saurel o yo. No había un jugador que ejerciera un liderazgo indiscutido, teníamos futbolistas de nombre, como los hay en todo plantel.
-¿Hubo un momento puntual de la campaña en el que sentiste que el ascenso comenzaba a forjarse?
-No recuerdo en detalle los playoffs, pero hubo momentos importantes, como cuando fuimos a Córdoba y el “Chavo” hizo tres goles (ante 9 de Julio de Río Tercero). Ahí pensé que no nos paraba nadie. También cuando fuimos al sur. Igual, fue todo muy rápido, llegó Mario y, cuando quisimos acordar, estábamos jugando los playoffs.
-¿Te sorprendió la salida de Gambini tras apenas cuatro fechas en el Argentino A?
-Él hizo un cambio muy grande. En los primeros partidos dejó afuera a algunos jugadores que habíamos sido titulares en el ascenso, como “Charly” Arias y yo, que en el debut contra Real Arroyo Seco estuvimos en la tribuna porque no fuimos ni citados. Llegaron muchos refuerzos provenientes de otras categorías y quizá no entendieron el mensaje del técnico, algo que nosotros sí logramos en el Argentino B. Ni siquiera quedó la base, supongo que se la jugó a armar un equipo muy competitivo con jugadores de jerarquía, y quizá mis compañeros no encontraron la forma. Desde mi lugar, acepté la decisión y lo único que me quedaba era entrenar y dar lo mejor para el plantel.