ARGENTINO B
Mario Gambini y el recuerdo de “un logro inolvidable”
Hace catorce años, Santamarina conseguía el ascenso al Argentino A. Su entrenador de ese entonces repasa la campaña.
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
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La llegada de Mario Gambini fue de una importancia capital para el destino final de Santamarina en el Argentino B 2005/06. El entrenador marplatense asumió en el aurinegro en reemplazo de Vicente Pernía, poniéndose al frente de un plantel que pujaba por no perder la categoría.
No sólo logró ese objetivo sino que además, merced a una notable levantada, terminó obteniendo el ascenso al Argentino A.
A catorce años de dicho logro, Gambini rememoró aquella campaña junto a El Eco de Tandil:
“Ese logro es inolvidable, fue asumir un gran desafío. Recibí una llamada de Juan Cía. Yo sabía que Santamarina estaba corriendo un gran riesgo de irse al descenso. Faltaban cuatro partidos para que termine la primera fase. Quedé en responder al otro día y, mientras, me comuniqué con el ‘Tano’ Pernía para chequear que él se había desligado del club. Simplemente, hice lo que tenía que hacer, pero hoy cuando actuás así parecés un marciano. Al otro día, viajé y me reuní con la dirigencia”.
-¿Cómo fue esa negociación?
-Me preguntaron cuánto les cobraba por dirigir al equipo durante cuatro partidos. Les respondí que yo no iba sólo por esas cuatro fechas, y les pregunté que si clasificaba a los play off me iban a echar. Pedí determinado dinero por clasificar y otro por cada ronda de play off que pasaba. Terminaron aceptando y arreglamos. Me acompañaron en el cuerpo técnico el “Turco” Oudoukian, Mariano Doñate y Germán Stagnoli.
-¿Cuáles fueron sus primeras medidas en un plantel que no venía bien?
-Recuerdo que al que primero llamé fue a Diego Bucci, le pregunté por qué no estaba jugando, si tenía alguna lesión. Me respondió que no, y le dije “no sé cómo vamos a formar el domingo contra Rivadavia de Lincoln, lo único que tengo claro es que usted va a ser titular. Agarre la 11 y llévesela a su casa”. Opté por darle la titularidad a Sieracki en el arco. Jugué con menos defensores porque había que sacar puntos. Y arriba lo dejé solo a Alustiza, porque es difícil que el “Chavo” te dé una asistencia. Entonces, lo paré como único punta con asistidores como Gullace y Valverde cuando estuvo.
-Y le salió bien.
-Claro, metimos tres victorias consecutivas en el arranque, ante Rivadavia, Sporting de Punta Alta y El Linqueño. Tuve la suerte de que clasificamos y ahí volvió el “Gordo” Valverde, que había cumplido la suspensión. Es para destacar que Santamarina haya contratado a un jugador suspendido por varios meses.
-Ya en los cruces, el equipo tuvo otro envión.
-Sí, nos afianzamos. Dejamos atrás a un equipazo como Independiente de Neuquén, ganándole 4-0 en Tandil. Después, eliminamos a Deportivo Madryn, líder de la primera fase, con un 3-0 muy merecido en el estadio San Martín. Los jugadores creían en lo que hacíamos, y al darse los resultados, el equipo se armaba solo. Yo siempre soy optimista, pero después de ganarle 4-0 a Independiente todos quedamos convencidos de que podíamos ascender. En las rondas finales, comenzamos a definir en Tandil. Hicimos cinco goles en Córdoba (a Nueve de Julio de Río Tercero) y en la final con Rivadavia de Lincoln lo definimos con total autoridad ganando 3-0 de locales, después de perder 2-1 allá, con el descuento sobre la hora de Matías Méndez, un gol al que describí como “de un valor de un millón de dólares”.
-¿Le quedó la “espina” por no haber tenido continuidad en el Argentino A siguiente?
-No. Hice lo que tenía que hacer. A mí ningún dirigente me iba a decir cómo formar el equipo. Querían que lo ponga a Lo Tártaro. Después de la tercera fecha, en la que perdimos contra Brown de Puerto Madryn, hubo un asado y “Tati” Silva me dijo que en el partido siguiente tenía que atajar Lo Tártaro. Ahí presenté la renuncia, les dije que dirigía el fin de semana en Entre Ríos y me iba. Y lo hice, volvimos a Tandil, agarré mis cosas y me fui. Aunque hubiésemos ganado lo iba a hacer. A esa altura, ya estaba todo arreglado con Tenaglia, él y Liggerini estaban en la tribuna viendo los partidos cuando yo aún dirigía. Siempre hicieron esas cosas. Al primer partido después de mi salida, Lo Tártaro titular y capitán…