BOXEO
Rueda: “Pelear en ligero es una idiotez”
“La Cobrita” no ocultó sus diferencias con su promotor. “No vi que gané, pero tampoco que perdí”, dijo sobre su triunfo del sábado en San Luis. Y admitió que “nunca había recibido tanto castigo”. El tandilense disfruta de un descanso pensando en recuperar su mano lesionada.
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
Recibí las noticias en tu email
fernandoizquierdo@hotmail.com
Sin estar seguro de haber hecho los méritos suficientes, Matías Rueda hilvanó el sábado en Villa Mercedes su triunfo número 32 en el boxeo profesional.
En un equilibrado combate, el tandilense superó al santafesino Emiliano Domínguez por fallo dividido.
Los diez rounds tuvieron su precio para “La Cobrita”, que regresó a su ciudad ostensiblemente marcado en su rostro y con su mano derecha lesionada.
Pero, fundamentalmente, el descontento de Rueda recae en la categoría en la que debió presentarse. “Es un riesgo, una idiotez pelear en ligero, lo acepto porque necesito trabajar”, sintetizó el púgil de 30 años, dueño de un record de 32 (28)-1 entre los rentados.
A un par de días del combate en San Luis, Rueda visitó la Redacción de El Eco de Tandil:
-¿Ganaste?
-Durante la pelea, no vi que gané, pero tampoco que perdí. Si nos fijamos en cómo quedó la cara de cada uno, cualquiera dirá que ganó Domínguez. Él conectó muchas manos, pero las más claras fueron mías. Quizá, de diez rounds, gané cinco y los cinco restantes fueron suyos. No sé que vieron los jueces, la televisión está en un solo sector, mientras que los jurados contemplan los cuatro ítems del boxeo desde tres ubicaciones distintas. Yo no me sentí ganador porque nunca había recibido tanto castigo en una pelea, sólo por eso. Fue pareja, algo en lo que coincidimos apenas terminó. Pudo haber sido para cualquiera de los dos, pero no por la diferencia que me dieron, de cuatro puntos.
-¿Te sentiste desbordado en algún tramo de la pelea o los pasajes de superioridad de Domínguez fueron esporádicos?
-Nunca sentí que pudiera noquearme. Llegó con golpes aislados, los uppercuts fueron los más peligrosos. Su plan de pelea estuvo perfecto, salió a pegarme y trabarme para que yo no pueda castigar. Escuché que desde su rincón le pedían permanentemente que trabe para no recibir mis golpes.
-Era lo que esperabas, que trabaje en la corta distancia y trabe permanentemente.
-Sí. También, sucio con la cabeza. En el sexto o séptimo round me pegó un cabezazo, hasta él se dio cuenta de lo que había hecho y el árbitro dijo “siga, siga”.
-También sufriste una lesión en medio de la pelea.
-Sí, pero ni loco iba a “tirar la toalla” por una lesión, a menos que fuera algo que me impida seguir peleando de cualquier forma. Aún lesionado, pude meter algunas manos, encontré algunos huecos. No con la potencia con la que me hubiese gustado, como en el cuarto round, que fue cuando lo tuve para noquear.
-¿Domínguez percibió tu lesión y adoptó otra postura a partir de ello?
-Creo que no. El quiebre de la pelea fue en el quinto round, cuando la detuvieron durante alrededor de un minuto y medio porque se había roto el ring. Se desprendieron unas maderas en el piso y tuvieron que arreglarlo. Hasta el cuarto round, la venía ganando yo. En el tercero, dejé que hiciera muchas cosas porque a mí no me salían otras, algo que también fue por virtud suya, y en el cuarto lo tuve casi nocaut, él se vino encima de mí y me agarró, se hubiera caído si yo no estaba adelante. No sólo lo decimos yo y la televisión, él lo reconoció. En el quinto, avisé que el ring estaba roto, lo arreglaron y ahí empezó otra pelea, favorable a él. La pelea fue buena para todos, para quienes la vieron y para nosotros como protagonistas.
-¿El codo cómo te respondió?
-Me dolió un poco sobre el final de la pelea, pero más que nada por la fatiga.
-Completar diez rounds es algo a lo que no estás habituado.
-Sí, pero no tengo problemas con eso. Me preparo para aguantar bien todos los rounds, el nocaut no es algo que busque sino que llega solo. Está bueno ganar después de los diez rounds, tiene otro gustito, quiere decir todo el sacrificio que hice valió la pena y sirvió para algo.
-¿Sentiste que podías noquearlo sólo en esos cuatro rounds iniciales o en el resto de la pelea también lograste llegar a fondo?
-Es que después de la lesión casi no sentía la mano, y traté de cuidármela para no lastimarla mucho más. No tuve tampoco muchas posibilidades de meter golpes francos, él trabó bien, hizo un buen plan de pelea.
-Quedaron secuelas en tu rostro, algo relativo a la hora de evaluar la pelea, dado que muchas veces has noqueado golpeando en la zona baja.
-Sí, además yo tengo una piel muy sensible y enseguida quedo marcado. No es que él me c… a piñas. Tengo marcados los brazos, el cuello, lugares en los que no me pegó. Pero te quedan marcas de la fricción misma.
-¿Se sienten más las manos en la categoría ligero?
-Y, son…yo creo que este pibe (Domínguez) subió a la pelea con 70 kilos, mínimo, después de dar 61,200 en la balanza.
-Muy por encima respecto a rivales que tuviste en otros momentos de tu carrera.
-Por supuesto. Por eso, mi categoría es superpluma. Ligero no es mi peso, de hecho antes del pesaje comí fideos y tomé agua. Yo habré peleado con 66 kilos, la debo haber terminado en 63.
-Es claro tu descontento por combatir entre los ligero.
-Con mi promotor (Mario Arano) hicimos un trato de que mis peleas serían en superpluma, ni en pluma ni en ligero. Pelear en ligero es una idiotez, es muy riesgoso. Yo podría plantarme y no pelear, pero esto es mi trabajo y tengo que comer.
-¿No hubo posibilidades de organizar un combate en superpluma?
-No sé. Hoy, yo no puedo pelear a cuatro o seis rounds, debo hacerlo a diez o doce, y no son muchos los boxeadores dispuestos a combatir a esa distancia.
-¿No tenés un trato muy fluido con tu promotor?
-No, no. Y prefiero no tenerlo. No quiero tener mucho roce, él tiene que hablar con mi entrenador, cada uno debe cumplir su función. La mía, es entrenar y pelear.
-Antes de la pelea hablaste de que podría verse un Rueda distinto, sobre todo en lo táctico. ¿Pudiste desplegar algo del “nuevo repertorio”?
-Algo pude hacer. Muchos dicen que estuve quieto, tieso, pero fueron muchas más las manos que erró Domínguez que las que pegó. Así lo vio quien se detuvo a mirar la pelea, ahora, el que me quiere ver perder, que diga lo que quiera. Creo que defensivamente hice una buena pelea. Esto es boxeo y es lógico que recibas golpes, se pueden decir muchas cosas, pero los únicos que estuvimos ahí arriba fuimos Domínguez y yo.
-¿Qué arrojaron los estudios en la mano lesionada?
-Es sólo una fisura, no tengo nada roto. Él mismo golpe hizo que se me inflame la cápsula. El lunes vuelvo a entrenar, en estos días me pondré al día con las cosas de la vida cotidiana que dejo pendiente cuando se acerca una pelea. Disfrutaré de mi familia, cuidaré mi mano con hielo, anti inflamatorios, haré kinesiología y luego comenzaré mis entrenamientos.