Sanzberro, músculos y esfuerzo para ir a Quito
Obtuvo la clasificación para el Sudamericano de fisicoculturismo, que se hará en la capital ecuatoriana. Cultor de una disciplina que requiere una conducta metódica, aspira a competir a nivel internacional.
El tandilense Andrés Sanzberro gana protagonismo en fisicoculturismo, una disciplina que requiere un esfuerzo extraordinario y que en esta ciudad no tiene demasiada gente que se dedique a ella.
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Sanzberro viene teniendo un 2019 pleno de éxitos. Ganó su categoría en la Copa Provincia de Buenos Aires, en Merlo; y quedó tercero en el Argentino, en Córdoba. Ese podio le permitió clasificarse para el Sudamericano que se llevará a cabo en Quito, Ecuador, del 5 al 9 de septiembre.
Este Diario lo convocó para que cuente aspectos de su preparación, de la disciplina y de sus ilusiones rumbo a la competencia internacional.
–¿De qué manera se dividen las categorías y en cuál participás?
-Hay desde más musculado hasta fitness, que es más tipo modelo. En todos los casos se busca moldear el cuerpo, pero cada categoría tiene su distinto criterio. En la que yo participo, que se llama men’s physique, el parámetro es más bien estético. Subimos en bermudas, es la búsqueda de un cuerpo tipo playero. Si uno está muy musculado, queda fuera de la categoría. A su vez, se dividen en tres tipos de edades y también depende de la altura. En mi caso, estoy en la de 1.78 para arriba.
-En competencia, ¿se tienen en cuenta aspectos más allá de lo estrictamente físico?
-Sí, el peinado, la actitud, la sonrisa, la forma de caminar y de respirar. Los jurados observan todo eso.
-¿Qué edad tenés y desde cuándo te dedicás a esto?
-Tengo 28 y empecé el gimnasio poco antes de cumplir 18, como para hacer algo, siempre en Punto Gym. Pesaba 57 kilos. Pasó el tiempo y un profe de ahí, Lucas, me dijo que me veía bien para competir y arranqué a los 24. Fui solo a Mar del Plata, salí segundo y desde entonces no paré.
-¿En esa época había algún referente local de la actividad?
-Acá tenemos a Martín Lester y entre las mujeres a Yamila Toledo, que están en otro nivel. Fuera de ellos, es muy difícil encontrar gente que se dedique.
-¿Incluso parte de tu entrenamiento es en Azul?
-Así es, fui a competir allá hace dos años y el organizador, Pablo Roldán, me ofreció ir una vez por semana. Desde entonces, es mi entrenador. Viajo cuando puedo. Estamos en contacto permanente, siempre se ocupa de saber cómo estoy y cómo va la preparación.
-¿Hay más gente que forma parte de tu grupo de trabajo?
-Tuve nutricionista, pero ahora arma todo mi entrenador. Alimentación, suplementación, rutina, planes de entrenamiento, él arma todo.
-¿Qué incluye la dieta de un fisicoculturista?
-Depende cuánto falte para la competencia. En mi caso, actualmente pollo, huevos, avena, batata, ocho litros de agua por día. Al hacer volumen, la dieta cambia.
-¿Te cuesta respetarla?
-No me cuesta, vengo a dieta estricta hace tres años. Es la única manera de hacerlo bien. Voy a un cumpleaños o un asado y me llevo mi comida. Y cero alcohol. Mis familiares y amigos me ayudan mucho en ese sentido. Cualquiera puede entrenarse, pero una dieta sostenida en el tiempo es la clave para un culturista. Eso y el descanso son fundamentales.
-Debe haber algo que no te gusta y tenés que comer sí o sí…
-El pescado. El año pasado estuve 45 días a pescado hervido y se me caían las lágrimas.
-¿Y algo que te guste mucho y no puedas comer habitualmente?
-Ravioles. Después de cada torneo, el “permitido” es para sacarme las ganas con eso, capaz que me como un kilo.
-¿Cómo convive tu actividad deportiva con tu actividad laboral?
-Trabajo desde las 7 de la mañana, en un hotel, con delegaciones que vienen en viajes de egresados o educativos. Tengo la suerte de que me apoyan en todo. Me había dejado una semana pendiente de vacaciones para ir a Córdoba y ahora surgió lo de Ecuador. El dueño me dijo que ni lo dude, que vaya.
-¿Cómo solventás una actividad tan poco redituable?
-De la forma en que puedo. Mi sueldo va todo al deporte. Y cuento con ayuda de varias personas que me dan una mano. Para el Sudamericano nos pagan la estadía en Quito, pero cada uno debe solventarse los viajes. En Instagram empezaron a aparecer personas que armaron una movida para colaborar.
-¿Hay tiempo para aportar?
-Falta poco, pero hay tiempo, toda ayuda es bienvenida. También es importante la difusión del deporte, que se pueda contagiar y se sumen un poco más.