Cuánto cuestan, qué gustos tienen y qué artistas rinden, radiografía de los shows musicales en Tandil
El productor musical Mauricio Cervone describió la escena local. Aseguró que hace dos años se vio un cambio de tendencia en la compra de entradas anticipadas que obligó al sector a estar atento a cada producción que emprenden. Además, señaló que el trap es un buen negocio pero que puede generar influencia negativa en el público objetivo.
Con el 2020 en marcha son muchas las actividades que planifican anualmente su trabajo. Una de ellas es la producción musical y los diferentes eventos que tendremos en la ciudad durante todo el año. Pero con los avatares económicos de los años que pasaron, el trabajo se ha vuelto más complejo y la creatividad se convirtió en un axioma indispensable. Mauricio Cervone, productor musical, dialogó con El Eco de Tandil sobre lo que fue el 2019, cómo está la ciudad en materia de shows y lo que esperan para el año en curso.
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-¿Cómo está la situación hoy?
-Los costos son muy elevados, y si está muy a los saltos de que hoy en día no se venden tantas anticipadas. La gente con la especulación de que si llega hasta el último día para ver si tiene plata para asistir al show, de alguna manera, te para un poco al hacer la producción en el sentido de que generalmente las producciones, más allá de que se entrega un dinero a la banda y se hacen algunos adelantos, cuando se venden anticipadas se va trabajando con el dinero para hacer la producción. Hoy en día al no tener eso te va trabando, igual es muy entendible. En éstos dos últimos años se marcó mucho esta tendencia. Salvo bandas muy puntuales, un Skay, La Beriso, Abel Pintos, Divididos, Luciano Pereyra… pero los shows que son más chicos y menos dinámicos en estructura, es en la puerta. Igual Tandil siempre ha sido una plaza donde la puerta sorprende mucho. Al productor esta situación lo hace sufrir hasta el último segundo.
-¿Qué costo implica hoy un banda?
-Hoy cualquier banda promedio no debe bajar de los 300 mil pesos, solamente de cachet. Si uno habla de toda la producción, va variando según la banda. Si se hace, por ejemplo, en el Club Unión , estamos hablando de un millón y medio de pesos, según que banda sea. Si se hace un Glow, se habla quizás de 600 mil pesos. Se define más que nada en la consistencia del valor de las entradas, de lo que vale la producción. Siempre el valor de la entrada es un promedio de lo que va a valer la producción. Hoy ya no se puede cobrar una entrada 500 pesos, es imposible, no se sustenta el show. Eso era en el 2018.
No todas la bandas llegan a esos montos…
Hay bandas que hay que decirles que no van a llegar a cubrir los gastos, lo dejamos pasar. Hoy en día es un riesgo muy grande. Hay que tener un respaldo hoy en día para solventar ese gasto.
-¿Te has llevado sorpresas desagradables?
-El año pasado me pasó puntualmente con el show de Kapanga y Nonpalidece. Yo me la jugue entera de que iba a salir positivo. El show salió genial, pero no cubrió la expectativa. Creo que también los municipios haya bandas que las transformaron en bandas municipales que no cortan tickets, pero que si se llevan a un municipio te meten miles de personas. Una de esas es Dread Mar I. Las últimas dos veces que tocó en Tandil, que fue en Museo, no metieron más de 260 personas. Vino gratis al AcercArte y metió 30 mil personas. Lo que cuestiono es que esas bandas no hacen shows, directamente tocan en festivales, y no se preocupan por la producción ni el dinero. No me pongo del lado del artista, pero obviamente cuando se trata de shows del gobierno, obviamente que cobra más caro.
-¿Lugares para bandas más chicas hay en Tandil?
-Hoy está Macanudo que está andando muy bien. Beltrán Cesio está haciendo un muy buen trabajo. Ahí decimos hasta 200 personas. Hay lugares donde hay una restricción para “X” bandas. Macanudo y Brothers son muy lindos lugares para tocar, pero no sé si podría tocar una banda de heavy metal, que es una pena que suceda. En Bar Tolomé se quedaron en el tiempo y les falta mucha infraestructura, pero es como más abierto a cualquier producto. Walter Boccella también supo buscarle la vuelta a la situación. Si los productores no nos reinventamos nosotros mismos, es imposible Tandil.
-¿Por qué?
-La estructura mental de la persona que abre un bar va apuntado hacia “X” público, por así decirlo. Entonces cuando se ven ahogados lo primero que hacen es llamar una banda. Pero para esto ya los habían bastardeado.
-Con relación a los gustos musicales, ¿cómo está la movida?
-El consumo que se establece entre el menor y la persona entre 23 y 40 años es entre el trap y la música electrónica. El rock está perdiendo concurrencia porque la persona que realmente escuchaba el rock o las bandas old school, ya somos padres, abuelos, se aplacan un poco. La nueva camada o generación intermedia, se está buscando la vuelta con mucha fiesta electrónica y obviamente el rap y el trap que está avanzando en los más chicos desde 10 años a los 20 años. Personalmente no comparto el trap para nada. Hay artistas que están buenísimos, pero creo que las letras son demasiado fuertes para el público que apuntan. Se habla todo el tiempo de lo que es drogadicción o como abordas a una mujer casi bastardeándola. Para mí el trap es la cumbia villera. Lo veo de eso tipo. Tampoco es todo basura, hay chicos muy creativos. Pero lo veo de esa manera. Me gustaría que utilicen esa capacidad que tienen hoy en día para crear este nuevo prototipo de música para inculcar cosas positivas a los más chicos. Eso es lo que me molesta, pero después como negocio, me saco el sombrero.
-¿Llevan mucha gente?
-Me sorprendió una banda que traje en 2019, Paco Amoroso y Catriel, impresionante. Esos pibes me sorprendieron. La verdad que esta nueva camada que armó esto crearon un negocio increíble. Cotizan más que un artista de primer nivel. De ahí a que solventen el gasto de lo que cobran lo veo bastante irreal. Tandil no está preparado aún para la movida del trap. No tiene la convocatoria suficiente para solventarlo. Un Cazuu en 2019 nos pasó 12.500 dólares para tocar acá. Era medio millón de pesos. Era insolventable. Por eso acá no tocan. Arriesgarse a tocar esas cosas está difícil.
-¿Y la relación con el sector público?
-Yo siempre tuve buena relación con el Municipio y con los diferentes políticos, tanto de un lado como del otro. Puedo tener mis ideas pero voy más a lo personal. Es muy difícil meterse en esas ramas. La verdad que siempre tengo buena predisposición por parte del Municipio más allá de que siempre cumplí con lo que piden. Esa es la base. Tratar de cumplir, sino se pierde credibilidad.
-¿Hay muchos productores en Tandil?
-Somos pocos la camada nueva de productores y son buena leche. No comparto en absoluto con los productores de antes. Prácticamente en nada. Abarcamos lo mismo pero con diferentes ideales y distintos códigos. Creo que a veces la ambición lleva a cometer muchos errores. Donde pueden ser fatales. Queda en evidencia lo del Indio Solari. Manejaste durante 12 años al Indio… ¿qué más querés? Yo siempre digo, ´Dame 1 o 2 más máximo y no trabajo más´. A veces la ambición del poder o creerse que uno es lo más te lleva a cometer errores graves. Son respetables las trayectorias de cada persona, pero a veces es bueno parar o saber cuándo retirarte.
-¿Qué pensás de este 2020?
-Lo veo díficil. Creo que va a ser complicado. Todo subió demasiado. Realmente no mejoró nada. Si querés ser ciego sé ciego, pero venimos de cuatro años donde se hizo pedazo todo. Siempre será los 12 años de una herencia y ahora los otros 4 años de herencia. Alta herencia. Creo que le va a costar este gobierno remediar de un día para otro todo lo que pasó. Es muy díficil. En mi trabajo , si el obrero está mal yo pierdo. Que más voy a querer que el obrero este bien. Porque se va a ver un show o va comer con la familia. Así se activa todo. Yo le tengo fe al 2020.