“El cine es pulsión vital, no podría hacer otra cosa”, definió María Astrauskas
La tandilense, jurado del Tandil Cine, se formó como montajista en la Universidad de Lanús y reside en Buenos Aires. Recorrió los principales festivales del mundo con “Las acacias” e “Invisible” del director Pablo Giorgelli.
La tandilense María Astrauskas (41) se formó como montajista en la Universidad Nacional de Lanús y desde sus años de estudiante, reside en Buenos Aires. Ha sido editora de documentales, programas televisivos, cortos y largos.
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Sin embargo, la trascendencia internacional llegó de la mano de las dos películas de Pablo Giorgelli, “Las acacias” e “Invisible”. Recorrió los principales festivales del mundo con las dos obras de este director (quien además es su compañero y padre de sus hijas) y, en esta oportunidad, visita su ciudad natal porque forma parte del jurado del Tandil Cine.
-¿Cómo ha sido ese extenso itinerario acompañando las películas en su debut internacional?
-Muy enriquecedor. He estado con Pablo (Giorgelli) justamente porque es mi esposo; rara vez se invita a un montajista o a otro trabajador del área técnica a participar de festivales, de ahí, el buen tino del Tandil Cine.
‘Las acacias’ arrancó en Cannes, en 2011, y tuvo un largo camino recorrido. ‘Invisible’ debutó en Venecia, fue más modesta su vuelta (ya teníamos muchos compromisos familiares) pero igualmente gratificante.
–Sin embargo, el cinéfilo desea indagar en ese trabajo ‘de oficina’ inherente a cualquier producción cinematográfica…
-Sí, totalmente, y dentro de las entidades que nos nuclean siempre estamos viendo el modo en que se puede visibilizar nuestro trabajo, que es de vital importancia. Una película se escribe en tres tramos: el guion, el rodaje y el montaje. Nuestro trabajo siempre es percibido como una cuestión más técnica, de armado. Sin embargo, se soslaya la cuestión dramática, el proceso de reescritura final que supone el montaje. En esa instancia última continúa aún el proceso de construcción, codo a codo con el director, intentando identificar qué fue lo más rico que se fue dando durante todo el tiempo de trabajo.
En muchas oportunidades, hay situaciones o aspectos de la historia que no funcionan muy bien en el guion y se pueden mejorar y resignificar desde el montaje: parecen encajar escritas pero no en la puesta en escena. Es parte del normal proceso de construcción de una película y el montaje puede salvar muchas cuestiones, trabajando las curvas dramáticas de una película. Pero, paradójicamente, es uno de los procesos de la película que menos se conocen… De hecho, el lugar donde trabajamos se denomina ‘isla de edición’, es una tarea en solitario, durante muchas horas diarias.
-¿Qué te pasa como espectadora? ¿Es muy difícil abstraerse del vicio profesional de no evaluar cuestiones de montaje?
-En general, si me gusta mucho la película, puedo abstraerme. Si hay algo que comienza a hacerme ruido, quizá aparezca el ojo crítico. Lo que hago habitualmente para mantenerme a salvo de esa deformación profesional es tratar de saber lo menos posible de una película, antes de verla. No leo críticas ni sinopsis. Cuanto menos sepa, menos me condiciona.
-Es la sustancia misma de tu trabajo…
-Y de mi vida, yo me dedico al montaje no sólo porque es un trabajo sino porque no quiero hacer otra cosa, no sabría qué hacer, el cine es pulsión vital en mi vida.
El montaje, por lo general, te permite tomar una distancia de un primer armado y volver a retomarlo para ver si hay cosas que pueden funcionar mejor en otra reescritura, ajustando cortes, trabajando con la música, etc.. Esta distancia no sólo es una cuestión de búsquedas de nuevas posibilidades potenciales de una historia sino también de cuestiones relativas al financiamiento de una película: la última etapa también insume una inversión importante y las películas independientes tienen una realidad económica muy distinta a las taquilleras y comerciales. Habitualmente requieren de fondos de ayuda para la postproducción.
-¿Cómo ves al Tandil Cine, teniendo en cuenta que estuviste muy próxima a la ‘cocina’ de la primera edición?
-Estuve cerca porque otras amigas mías trabajaban, aunque no participé directamente. Luego, vinimos a presentar ‘Las acacias’ (fuera de competencia) y también estuvimos el año que ganó ‘El otro’, de Ariel Rotter. Cada vez que hemos podido viajar durante la fecha del Festival lo hemos hecho, porque la programación es muy buena y aprovechamos a ver cine, lejos de las complicaciones de Buenos Aires.
-¿Estás trabajando en algún proyecto?
-Estoy cerrando dos películas: una opera prima (documental) de un director tucumano y una ficción de un director que reside en Buenos Aires, dos proyectos muy distintos entre sí.
-¿En qué instancia se encuentra el proyecto de llevar al cine la novela ‘Trasfondo’, de Patricia Ratto?
-Pablo (Giorgelli) ya se encuentra trabajando en el guion, junto con Adrián Viñas como coguionista… Es un proceso largo de maceración, pero ya está en marcha para llevar la novela al cine.
Programación para hoy
Espacio Incaa Unicen (Yrigoyen 662)
A las 9: Chicos cinéfilos: “Viaje a los pueblos fumigados”, de Fernando “Pino” Solanas
A las 14: Chicos cinéfilos: “Natacha”, de Eduardo Pinto y Fernanda Ribeiz
Facultad de Arte (9 de Julio 430)
A las 14: Oficios del cine: “Dramaturgia de la imagen fotográfica en relación con la historia y su contexto”, a cargo de Luis Cámara (ADF)
Universidad Barrial (Nigro y Darragueira)
A las 18: Proyecciones especiales: “Re loca”, de Martino Zaidelis
Taxistas, vecinos molestos, jefes dictatoriales, familiares egoístas, suegras, exparejas, maridos vagos… Un suceso inexplicable va a lograr que Pilar finalmente pueda hacer eso que todos sueñan, pero no se animan a llevar adelante.
Espacio Incaa Unicen
A las 18: Cortos de Facultad de Arte: “Found Footage”, de Paula Schorb
A las 18: Competencia oficial: “El silencio es un cuerpo que cae”, de Agustina Comedi.
Jaime filmó todo, inclusive su propia muerte. De él, a su hija le quedaron cientos de horas de videos caseros y unas cuantas incertidumbres. Porque, como muchas personas de su generación, Jaime vivió en la clandestinidad. Las imágenes que Jaime filmó se resignifican para dar lugar a preguntas sobre el deseo, la sexualidad, la libertad y la familia.
A las 20: Cortos de Facultad de Arte: “Bajan”, de Lucas Ledesma
A las 20: Competencia oficial: “La omisión”, de Sebastián Schjaer
En una ciudad del sur argentino, Paula, una joven porteña, emprende una intensa búsqueda laboral con el único propósito de ahorrar dinero. La falta de un trabajo, un hogar y un entorno afectivo estables acabarán convirtiendo esa búsqueda en un recorrido personal e introspectivo, enfrentándola con las duras condiciones de vida del sur, así como también con aspectos de su vida no resueltos.
A las 22: Cortos de Facultad de Arte: “Como un faro”, de Ramón Miquelot
A las 22: Proyecciones especiales: “La quietud”, de Pablo Trapero.
Dos hermanas se reencuentran después de mucho tiempo separadas. Una regresa por el delicado estado de salud de su padre, mientras que la otra pretende que nada ha cambiado. Junto a la madre, las tres se verán obligadas a reconstruir el pasado y a enfrentar los desafíos que aparecen en el presente.
Retiro de entradas
Todas las proyecciones son con entrada libre y gratuita y podrán retirarse un día antes de la función elegida, a partir de las 17, en boletería del Espacio Incaa Unicen (Yrigoyen 662).