El pifie: jóvenes músicos tandilenses que mantienen viva la tradición del tango
Los cuatro jóvenes que conforman el conjunto instrumental y vocal -en su mayoría formados en el Conservatorio Isaías Orbe-, encuentran en la música arrabalera un canal para manifestarse artísticamente. Con un tercer disco en camino, fueron finalistas del Pre Cosquín, se presentaron en el Festival de la Sierra y actúan en diferentes lugares para difundir el género que los apasiona y los desafía constantemente.
A partir de una técnica exquisita y con la pasión que solamente se puede transmitir cuando se ama lo que se hace, Jorge Suárez (guitarra criolla), Ignacio Fernández (guitarrón), Juliana Mihojevic (flauta traversa) y Natalia Otranto (voz) interpretan un selecto repertorio instrumental y vocal de la mejor música arrabalera.
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Ellos conforman El Pifie, el grupo nacido en 2016 como un trío instrumental para aportar una sonoridad diferente al tango. A la constitución original se sumó Natalia en 2017, para añadir el plus de las piezas cantadas y ampliar la propuesta, con vistas a atraer a un público más diverso. Lo que hacíamos instrumental era para un público más de escuchar, músicos quizás, el hecho de agregar la voz, la palabra, la poesía, es otra cosa”, expuso Suárez sobre el equilibrio que intentan lograr entre ambas formas de ejecución musical.
Los cuatro se acercaron a la Redacción de El Eco de Tandil para contar sobre sus proyectos y brindar un pequeño recital que fue transmitido en vivo a través de Facebook live, para deleite de los amantes del género.
Los jóvenes y el tango
No es usual que los jóvenes escuchen tango ni que se inclinen por interpretarlo, pero para ellos es un desafío mantener vivo el espíritu de esta música rioplatense que surgió hace un siglo en los arrabales porteños y cobijó a músicos de la talla de Aníbal Troilo, Astor Piazzolla, Julio Sosa, Carlos Gardel, Enrique Cadícamo y el Polaco Goyeneche.
Acerca de cómo se asomaron al universo del tango, Natalia contó que ella arrancó en el mundo del folclore, pero que cuando empezó a frecuentar las milongas, escuchó más tango y surgió su curiosidad por el género. “Me sentí más cómoda, para mí es como meterme atrás de un personaje, interpretar la letra del tango, me encanta”, expresó la cantante.
Juliana, por su parte, sostuvo que le gusta porque forma parte del folclore rioplatense, “música nuestra”, e indicó que ahora no se escucha tanto porque no es música mediática ni la más difundida.
El folclore es un denominador común también para Nacho, como lo llaman sus compañeros, quien se inició bailando El Cielito y comenzó con el tango al conocer al guitarrista Juanjo Domínguez, quien lo cautivó con su técnica e interpretación.
Jorge Suárez no comparte orígenes con sus pares porque proviene del ámbito del rock, pero su formación lo hizo involucrarse con el tango y el folclore. “Trabajé mucho tocando tango, de metido al principio, y comencé a entender el lenguaje. Me gusta hacer arreglos y este grupo me sirve para laburar esa parte mía de arreglador”, relató el guitarrista y añadió que hay una impronta rockera que persiste en el tango a través de una energía compartida que encuentra puntos de contacto en “esa oscuridad, esa noche que tiene el rock”.
Con la música a todas partes
Con un repertorio que va desde A fuego lento, pasa por Desde el alma y culmina en Malevaje, entre muchos otros temas, la propuesta es variada y para todos los gustos. “Depende dónde vayamos a tocar hay un repertorio que uno tiene que tener en cuenta, si es para bailar o escuchar, va en relación a lo que nos gusta”, señaló Otranto.
Su última presentación fue el pasado 30 de septiembre en el aula Magna de la Unicen, donde realizaron un show gratuito, pero se dedican a hacer eventos de todo tipo en los que requieran sus canciones. Además, el año pasado fueron finalistas del clásico certamen folclórico del Festival de Cosquín, pero no pudieron presentarse a la última de las instancias en la ciudad cordobesa por problemas de agenda. No obstante, renovarán la apuesta este año, con el objetivo de difundir su arte en el festival nacional por excelencia de la música y la danza tradicionales de nuestro país.
Si bien ninguno vive exclusivamente de las presentaciones, dedican su vida a la música que es su medio de subsistencia de diversas maneras. Tanto Juliana como Jorge son egresados y docentes del Conservatorio Isaías Orbe, al que asiste Ignacio como alumno. Capítulo aparte merece la mención a la instrucción musical que imparte la tradicional institución tandilense, que les permitió y permite forjarse como músicos de excelencia a través de una educación pública, gratuita y de calidad, y que aguarda por la construcción de un edificio propio desde hace años, según manifestaron los entrevistados.
Para cerrar, le contaron a este medio que recientemente terminaron de grabar su tercer disco en el estudio local Nido Records, propiedad de Gastón Gauna, y fue masterizado en Buenos Aires por Mario Sobrino, de Melopea Discos. A la espera de poder confeccionar las réplicas de la nueva obra titulada Mala Junta, estiman que podrá ver la luz antes de fin de año.
Con determinación, estos cuatro artistas se encargan de difundir el tango en la ciudad y la zona para que “no se pierda”, y cuando se ponen al servicio de sus instrumentos y voz, los acordes brotan perfectos e intensos, impregnado de la fuerza que supieron imprimirle los grandes maestros. Aunque la fama es “puro cuento”, como reza una de las letras que interpretan, bien podría El pifie llegar a ella por la calidad de su arte y el amor que profesan a un género que nos simboliza en el mundo entero.
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