Historia de un aislamiento
Cuando la pandemia tocó las puertas de España, el tandilense José Cobrana, que vive Madrid desde 2002, tenía 39 grados de fiebre. Acudió a un hospital donde ya se había instrumentado el protocolo de manejo frente a casos sospechosos de coronavius. Felizmente lo suyo pasó por ser un virus gástrico. Le aconsejaron reposo y aislamiento. Desde su casa de Madrid nos cuenta cómo se aprende a vivir en una ciudad desierta.
“Soy actor y profesor de teatro, doy clases en una Universidad, colegios de la ciudad y en varias asociaciones. Como actor trabajo en diversos espacios haciendo eventos puntuales y soy parte de una compañía teatral”, relata nuestro convecino afincado en Madrid.
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A partir del martes 10 de marzo se suspendieron las clases hasta y al día siguiente cerraron los teatros: “Y fue así como recibí la comunicación desde mis sitios de trabajo, que quedaban todos los bolos suspendidos hasta nuevo aviso”, señala José que entonces comenzaba a darse cuenta que la situación era peor de lo que se pensaba.
-En ese momento tomó consciencia de que el tema era muy serio.
-Claro. Como casi todo el mundo, seguía las noticias acerca del coronavirus, pero a pesar del mundo globalizado parecía que todo ocurría muy lejos, en China. Y un día te levantás y ves por los telediarios que Italia se convierte en el país europeo donde se aloja este virus y se propaga a pasos agigantados, exponencialmente. Entonces tomás conciencia de que no está tan lejos. Que está más cerca de lo que crees y que se propaga muy rápido. Al otro día, algunas personas que estaban en España después de viajar por Italia, asumían que estaban infectadas.
-¿Cómo fue la reacción del Estado?
-Pues creo que como la de todo ciudadano, al principio lo ves desde la distancia. Pero lo de Italia fue premonitorio. Hay un vínculo muy estrecho entre estos dos países europeos, por el tráfico incesante tanto de turistas como de personas que trabajan o estudian allí y aquí. Y esa fue la gran alarma. Creo que la idea del Estado fue no repetir la fórmula italiana de esperar y no tomar medidas a tiempo, ser más drásticos. Y así lo hicieron a pesar de parecer demasiado exigentes con sus medidas.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-La primera medida tomada fue la de suspender las clases en todas las instituciones, en todos los ciclos, como le contaba. Y por supuesto, prohibir todo tipo de viaje entre Italia y España, como así también cancelar los viajes a cualquier país con grandes peligros de contagio.
Hubo muchas medidas que se fueron ejecutando minuto a minuto y que no necesitaron una disposición del gobierno. Por ejemplo la de los teatros. En principio se cancelaron todos los eventos que aglutinaran a mil personas o más. Esto incluía conciertos o partidos de fútbol que se celebrarían a puertas cerradas. Así se cancelaron las funciones en los teatros de mil personas o más. Al resto de los teatros con aforo inferior a ese número, se les pedía que trabajaran a un tercio de la capacidad. Y ahí vino la decisión de los productores de teatros de cerrarlos y suspender las funciones, puesto que no sería redituable en ningún caso. Lo mismo ocurrió con los centros culturales o deportivos donde se desarrollaban diferentes actividades y que por seguridad decidieron cerrarlos. Al día de hoy hasta la Liga de Fútbol está suspendida.
-¿Cómo reaccionó la gente?
-Pues como todos en estos casos, reaccionamos de forma muy diferente. Esto se trata en definitiva de una cuestión de responsabilidad y de civismo individual. Yo justamente estaba en esos días con 39.3° de temperatura. Intenté aguantar en casa, encerrado motus propio, sin que aún lo hubiera exigido el gobierno. Al otro día, al no bajar la fiebre, fui a mi centro de salud, donde todos los médicos ya estaban con mascarillas, los rincones desinfectados, guardando las distancias pedidas, entre otras prevenciones. Me diagnosticaron un virus gástrico. Así y todo, me aconsejaron quedarme en casa. Y lo hice desde entonces. Esto es que llevo dos semanas aislado. En general no se veía a la gente hacer mucho caso al aislamiento.
-¿Allí interviene el gobierno tomando medidas más duras?
-Declara el Estado de Alarma, donde se le pide por responsabilidad al ciudadano que no salga de su casa.
-El temor provoca paranoia ¿Ahora están más tranquilos o sigue la situación igual?
-La paranoia pasa por momentos y por otros se acrecienta. Depende de las informaciones que vayamos recibiendo. Todo cambia minuto a minuto, todos los días, incluso dos veces en el mismo día. El gobierno se ha visto obligado a sacar decretos más drásticos, viendo el avance tan estrepitoso del virus. Sobre todo porque, como he dicho, minuto a minuto se veían en la obligación de cerrar comercios, por ejemplo o de repatriar a los extranjeros que estaban de vacaciones en España, entre otras medidas.
Aprendizaje diario
-¿Cómo es vivir aislado?
-Pues, para uno que lleva lo que ya le he contado, es complicado. Hay que organizarse muy bien. Tratar de controlar la ansiedad, sobre todo porque se está hablando de la posibilidad de alargarlo. Hay que gestionar el tiempo sin volverse loco. Al fin de cuentas es una de las pocas oportunidades que se tiene de hacer lo que uno quiera, siempre dentro de la casa: limpiar, dormir, leer, hacer ejercicio, escribir…
-¿Qué cosas hace para entretenerse? Ya me adelantó algunas, pero imagino que se las ingeniará…
-Pues aprovecho para ver películas. Hacer lecturas que tenía atrasadas. Intento buscar momentos para escribir, que lo tenía un poco abandonado por el hecho de trabajar mucho. No hay tanto por hacer en una casa. Hay mucha gente que ofrece sus trabajos audiovisuales y los comparte por las redes, como así también conciertos en el caso de los cantantes, entre otros. Las ventanas y los balcones se han convertido en esos sitios de respiro, de “salir” y tomar aire. De renovar energía, de sentirte “libre” del encierro.
Hasta los fantasmas huyeron
-¿Cree que estamos hiperinformados o está bien?
-No. No estamos hiperinformados. Al menos de las cuestiones más importantes. De todas formas, la gente escucha lo que quiere. Y lo que no queremos escuchar, lo dejamos pasar. Pero eso ocurre desde que el mundo es mundo. Hasta que no me toca a mí, no escucho debidamente.
-¿Piensa que hay cuestiones que no se aclaran con rigor?
-Sin duda alguna Y por eso hay mucha gente que no toma verdadera conciencia de la situación. Creo que se redunda sobre cuestiones que no son importantes, como la cantidad de infectados, la cantidad de muertos. Yo soy de la idea de tener la otra información.
-¿La ciudad se ve vacía?
-El domingo (N.R. domingo pasado)se notaba vacía, sin actividad. Solamente se avivó a las 20 donde se dio el aplauso cerrado al personal sanitario que trabaja a destajo para todos nosotros. Fue el momento emotivo del día. Ahora mismo todos los comercios están cerrados. Además de los colegios, de los teatros, bares, restaurantes, cines, discotecas, gimnasios, etc. Los únicos comercios autorizados son supermercados, farmacias, estancos (N.R. establecimientos donde se vende tabaco), bancos y aquellos que preparan comida para llevar o elementos de primera necesidad para las casas.
Multas de hasta 30 mil euros
-¿Cuál ha sido el comportamiento de la gente en los supermercados?
-Como ha ocurrido en casi todos los países, en un principio, la alarma creada ha hecho que la gente salga disparada a los supermercados con el fin de abastecerse como si se entrara en guerra. Por suerte esa psicosis ya se ha pasado. Ahora uno va cuando lo necesita, como siempre lo hemos hecho. Sí, es verdad que se aconsejan unas medidas básicas para evitar cualquier tipo de contagio: piden que vaya una persona por familia a hacer la compra, que no vayan ancianos o niños o personas de riesgo. Al entrar al supermercado hay que guardar la distancia requerida de un metro, usar guantes, lavar aquellos productos frescos que puedan haber pasado por varias manos antes de llevarlos a casa… Todos los cuidados que podamos tener no serán en vano.
-¿Existen sanciones para quienes no cumplen con la cuarentena?
-Lamentablemente aquí, si no se ponen multas o castigos, la gente no hace caso a las reglas impuestas. En este tema sí hay sanciones para la gente que camine por la calle sin necesidad de hacerlo. Si uno sale a la calle tiene que ser porque tienes que ir al supermercado, a un cajero, pasear a tu perro… Si sales a pasear, correr o cualquier otra cuestión, te sancionan. Las multas van desde los 100 euros hasta los 30 mil. Y esto tiene que ver con que algunas personas, si la policía les pide identificación se niegan. Y con esta acción infringes la ley.
La cuarentena es obligatoria pero también es verdad que hay gente que necesita ir a trabajar. Muchas empresas han enviado a casa a sus trabajadores. Los que pueden hacerlo desde casa, así lo hacen. Lamentablemente muchos no pueden. Yo por suerte o por desgracia, tengo que quedarme en casa porque los colegios, universidades y centros culturales están cerrados. Así como los teatros. Con lo cual no tengo una actividad laboral para hacer. Lo malo de todo esto es que no cuento ni contaré con un ingreso de dinero en todo este tiempo que dure el aislamiento que se “cree” será hasta mediados de abril.
-Eso es la otra cuestión, la falta de ingresos.
-Es por eso que desde la comunidad artística estamos intentando que el gobierno ofrezca algún tipo de ayuda para personas como nosotros que trabajamos en el sector cultural, que no tenemos un ingreso y que se nos suspenden todos los bolos que teníamos de aquí en adelante. Sobre todo porque esto no tiene fecha de término.
-¿Hay transporte público?
-Sí y no estás a un metro de distancia y los tenés que usar. Acá ya no hay más alcohol en gel. Eso significa que a veces es imposible cuidarse como se debería.
Frenar la propagación
-Para nuestro ministro de salud Ginés González García no tendrían que haberse suspendido las clases cuando se hizo ¿Cómo lo ve?
-Me parece un sinsentido porque los alumnos van y vienen a casa, a la de los abuelos, amigos, pasan por cualquier sitio y, se pueden infectar o transmitir el virus. Lo más lógico es que se tome la medida de suspender todo tipo de actividad donde se reúna gente sin poder mantener una distancia de seguridad. Incluso pudiendo mantenerla yo también cancelaría todo tipo de encuentros. Es la única forma de frenar la propagación del Covid-19.
-¿Hay niños infectados en España?
-Sí, hay niños infectados. Y aunque al parecer son muy contagiosos no suelen mostrar síntomas y no son considerados población de riesgo excepto si tienen alguna patología previa o el sistema inmunitario debilitado. De ahí la importancia de que no tengan contacto con personas mayores, ya que estos sí son considerados de riesgo, en particular si tienen patologías previas.
-¿Le preocupa que este virus se prolongue en el tiempo? Acá se espera “un pico” pero no se sabe bien cuándo.
-Sí, claro que me preocupa. En primer lugar porque está afectando mucho a la población mayor -en este momento ya hay más de 300 fallecidos y rozando los 10 mil infectados-. En segundo lugar porque el daño económico está siendo muy grande, sobre todo para mucha gente que vive día a día. Y a mí en particular porque todo mi trabajo tiene que ver con la educación y el teatro. Y si esto se extiende en el tiempo, no tendré otro ingreso de dinero y por ahora el gobierno no ha ofrecido ninguna ayuda, como le comentaba anteriormente.
-¿Qué sugerencias le sirvieron y piensa que podrían servirle a la gente que lea esta nota?
-Pues de momento lo que me han sugeridos mis médicos es que me quede en casa. Seguramente no me contagiaré de momento, porque no salgo. Lo que más me preocupa es el resto de la gente a la que no le importa o que piensa que no es tan grave. A la gente de siempre que hasta que no le toca bien de cerca, no lo entiende o no lo quiere entender. Como dije al principio de la nota esto es un acto de responsabilidad y civismo individual, que si cada uno lo lleva a cabo correctamente, podremos erradicar esta pandemia lo antes posible y volver a nuestra normalidad. Da mucha impotencia ver como hay gente se va de Madrid a sitios de playa, por ejemplo, como si fueran vacaciones sin importar los riesgos de sus acciones. Pero ahí ya uno no puede hacer más nada que seguir con su lucha desde casa, individualmente, cuidándose y cuidando a los demás.
-Se dice que toda situación de crisis es una oportunidad ¿cuál es su mirada al respecto?
-La única oportunidad que veo ahora mismo es la de aprender de todo esto, de la unidad, de ser responsables, de dejar de pensar en nosotros mismos. Y no dejo de recordar en muchas ocasiones cómo ha sido para nuestros abuelos o bisabuelos por ejemplo, el hecho de haber tenido que pasar una guerra, donde evidentemente se tiene que haber sufrido mucho más, donde las precariedades eran aún mayores. Se me encoje el corazón de pensarlos en esa situación. Cuidemos de nosotros mismos, de nuestros mayores y de la población de riesgo en esta pandemia.
-¿Cómo cierra la nota?
-Seamos responsables. Esto no es un simulacro. Es lo que nos toca vivir.