Juan Moretti, el hombre que mantiene vigente la sastrería en Tandil
La sastrería tuvo su época dorada en Tandil en la década del 70 cuando, incluso, llegaron a ser alrededor de 30 las casas que había en la ciudad. Sin embargo, con el pasar del tiempo el oficio prácticamente desapareció. Actualmente, solo queda un sastre: Juan Moretti.
El pasado 14 de octubre se celebró el Día del Sastre, una jornada que en la ciudad solía conmemorarse con fiestas multitudinarias pero que hoy, producto de una merma en el oficio, ya no se festeja puesto que solo queda un sastre: Juan Moretti.
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Si bien no está claro el origen y el año al que se remonta la estipulación de esta fecha ya que las fuentes y los datos oficiales son escuetos, son muchos los países que el día 14 del mes diez rinden homenaje a los trabajadores textiles.
Por definición, el sastre es una persona que confecciona a medida prendas de vestir masculinas y, ocasionalmente, femeninas. No obstante, para poder hacerlo de manera correcta es necesario tener experiencia y, por sobre todas las cosas, amor por la profesión, debido a que hoy la gran mayoría de los trajes se venden estandarizados.
Moretti, de 82 años, aún mantiene vigente esa pasión por la elaboración de prendas a medida pero aseguró que el trabajo de hoy ya no es el mismo que el de hace algunos años.
En diálogo con El Eco de Tandil contó cómo se inició, dónde trabajó y cómo fue modificándose su labor, como así también de qué forma se desarrolló el empleo en este 2020, atravesado por una pandemia mundial que paralizó muchas actividades.
Inicios
-¿Cuándo comenzaste a trabajar como sastre?
– Empecé a los 13 años. A la mañana iba a la escuela y a la tarde a una sastrería muy importante de acá, la Zabaleta. Esa fue una de mis primeras incursiones. Después seguí trabajando y ya cuando tenía 20 años era sastre oficial y el jefe de sastrería del Servicio Militar.
-¿Empezaste por necesidad, por pasión o por ambas?
– Arranqué por varias razones: para ayudar a mi familia y porque me apasionaba. Me acuerdo que el día domingo a la mañana iba a la sastrería y el patrón me decía que no lo hiciera. Pero era tanta la locura que tenía por este trabajo que yo iba igual.
-¿En qué otros lugares trabajaste?
– Trabajé en varias sastrerías importantes como por ejemplo “Di Vietri, sastrería de medida” y “Casa Muñoz”, que era una casa de hombres muy famosa en la Argentina y cuyo slogan era “Casa Muñoz, donde un peso vale dos”.
-¿Y cómo era el oficio en aquella época?
– En los 70 era tan importante la forma en la que la gente se vestía que los viernes traían un semirremolque con la ropa y el sábado a la mañana las personas se acercaban para ver qué había de nuevo. Pero después todo eso fue decayendo por razones económicas y porque los ciudadanos dejaron de vestirse así.
Antes, por ejemplo, los albañiles salían de trabajar, se ponían su traje, su corbata y se iban al centro a tomar un café o a pararse en una esquina. Pero todo eso fue cambiando.
El oficio
¿Cuáles son las habilidades que caracterizan a un sastre?
-El sastre es un oficio difícil porque hay que amoldar las manos para coser ya que la máquina se usa muy poco. Hay diseñadores de moda o demás que pueden empezar a cualquier edad si les gusta o si tienen vocación. Pero el sastre tiene que amoldar las manos. O sea que si uno empieza de grande, cuando el cuerpo ya está endurecido, no tiene la agilidad para coser. La sastrería a medida es artesanal y por eso lleva tanto tiempo para aprender también.
¿Cómo se tuvo que adaptar la profesión?
-La profesión también se fue adaptando, porque ya últimamente las cosas no son tan rígidas como antes. Y también todo fue evolucionando. Por ejemplo vinieron los trajes con entretelas ya pegadas, cosa que en sastrería no es así. Si a un sastre viejo le decíamos que iba a haber entretela pegada, nos hubiera dicho ‘estás loco, cómo puede ser’. Y hoy se usa.
-¿En la ciudad sos el último sastre?
-Sí, acá en Tandil ya no queda ninguna sastrería. Cuando yo empecé había alrededor de 30, era una barbaridad. Y ahora no hay ninguna. Ni siquiera quedaron sastres, estoy yo solo.
-¿Y el trabajo es el mismo?
-No, trabajo de otra manera. Traje, por ejemplo, no hago más. Porque antes teníamos chalequeras, pantaloneras y demás. El sastre cortaba el traje, se lo daba al oficial, que le hacia el saco, le daba el pantalón a la pantalonera y le daba el chaleco a la chalequera. Después juntaba todo eso, los probaba, hacía los retoques, lo terminaba y lo entregaba. Pero todas esas cosas hoy desaparecieron.
De costura hoy ya no queda nada, es todo confección. Se compra todo hecho y se hace algún corte. Pero sastre especializado ya no existe más.
-Igualmente todavía hay gente que necesita a los sastres…
– Sí, hay personas que tienen deficiencias físicas y nos necesitan, puesto que la confección es estándar. Todos aquellos que tienen una desproporción requieren un sastre, porque si no, en vez de andar vestidos andan cubiertos, y no es lo mismo.
Ése es un problema que ocasiona la falta de gente de oficio.
-¿Qué va a pasar el día de mañana? ¿Tenés alguien que te reemplace?
– Mañana no vamos a tener más sastres en Tandil. Porque otro problema que tiene el sastre es el económico. Uno llama a un especializado en cualquier oficio como plomero, albañil o lo que sea, y le cobra una barbaridad. Y el sastre no puede cobrar eso.
-¿O sea que económicamente ya no es sostenible?
– No, ya no es sostenible. Pero también por razones de industrializar el trabajo, porque un traje de medida vale cuatro veces más que uno de confección. Entonces las sastrerías serían visitadas solo por algunos personajes o gente de mucho poder adquisitivo.
-¿Cuánto tiempo te demanda?
– Y… El trabajo del sastre lleva tiempo. Para hacer un traje, tardo una semana por lo menos. Y trabajando ocho horas todos los días; hay que trabajar bastante.
Cuarentena
-¿Cómo te afectó este año tan particular?
-La cuarentena fue muy dura, cayó muchísimo el trabajo. Perjudicó en el sentido de que no hay casamientos ni tampoco reuniones, entonces afectó mucho.
-¿A medida que pasan los meses se nota una mejoría?
-Yo todavía no he notado que haya levantado. Pero estimo que cuando pase todo esto y empiecen a realizarse casamientos, cumpleaños de 15 y demás, va a levantar y la gente se va a vestir un poco más.
-¿Actualmente estás trabajando en tu casa?
-Sí, ahora trabajo en mi casa. Cuando dejé de hacerlo en sastrerías, que terminé en New Style, en calle Rodríguez, me jubilé y me vine a mi casa. Y seguí trabajando porque la jubilación no alcanza… Siempre hay que hacer algo para poder mantenerse.
-¿Cómo fue este Día del Sastre? Antes las fiestas solían ser muy concurridas…
-Sí, en aquellos tiempos hasta había sindicato, imagínate lo importante que era la profesión. Pero hoy ya es otra cosa, un gremio de una sola persona no va a caminar. Y nos juntábamos en las fiestas hasta 60 personas.
Pero todas esas épocas se terminaron, ya no hay más. No sé cuándo va a volver ni tampoco si va a hacerlo.