Una selección “reducida”, en el camino a Francia ‘9
Un plantel de 10 jugadores y algunos juveniles llegó a Tandil para hacer una pretemporada unos meses antes del Mundial, de la mano de un Daniel Passarella que tenía un vínculo muy estrecho con la ciudad
Hoy, que la ciudad parece olvidada para los grandes equipos que programan sus pretemporadas, se mira con cierta nostalgia aquellos tiempos de “vacas gordas” en los que Tandil parecía un destino inevitable para varios equipos de primera división.
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Esa costumbre que inauguró Daniel Passarella con los planteles de River llegando cada verano a la Posada de los Pájaros, tuvo en los primeros días de 1998 otro capítulo. Pero esta vez, el “Kaiser” no estaba al frente del equipo millonario, sino terminando un proceso de cuatro años con el seleccionado nacional, que desembocaría meses más tarde en el Mundial de Francia 1998.
Y la que llegó a las sierras un día lluvioso de enero fue una delegación acotada, extraña, con nombres que luego partirían desde Ezeiza con la ilusión de volver a ganar un Mundial y otros que aparecían sumándose al proceso de Passarella a último momento, como Juan Román Riquelme, cuyo innegable talento no le alcanzó para ganarse un lugar.
La delegación casi igualaba en cantidad a los miembros del cuerpo técnico con los jugadores. Fueron nueve profesionales (luego se sumó Nelson Vivas), más un grupo de cinco juveniles que habitualmente estaban a las órdenes de José Pekerman. El que llegó unos días más tarde fue el recientemente fallecido Alejandro Sabella, que había viajado a Brasil para ver en acción a Jamaica, uno de los rivales de Argentina en la primera ronda del Mundial.
Casi al mismo tiempo que la “petit” selección llegaban a Tandil otros tres equipos de Primera: Rosario Central, dirigido por Miguel Angel Russo, Gimnasia y Esgrima La Plata, con Carlos Griguol, y Banfield, que contaba en sus filas a Mauro Camoranesi y como DT a Claudio Marangoni, en la que sería su primera y última experiencia como entrenador.
No estaba muy claro el objetivo del cuerpo técnico en esa pretemporada. Con la gran mayoría de los habituales integrantes en los clubes europeos, seguramente se trataba de tener al grupo de jugadores “locales” en movimiento, y sacarse las últimas dudas en la carrera por conformar el plantel mundialista.
El plantel de nueve jugadores (luego se sumó Nelson Vivas), estaba integrado por los arqueros Germán Burgos y Pablo Cavallero, además de Hernán Díaz, Leonardo Astrada, Sergio Berti, Christian Bassedas, Marcelo Gallardo, Marcelo Delgado y Román Riquelme. Junto a ellos llegaron cinco juveniles: Diego Trotta, de Vélez, Juan Fernández y Luciano Galletti, de Estudiantes, Ariel Franco, de River y Roberto Demus, de San Lorenzo. Todos venían formando parte del seleccionado juvenil a las órdenes de Pekerman, y llegaron para hacer el plantel más nutrido y poder realizar trabajos.
“Venir con 10 jugadores nos impedía hacer trabajos tácticos, por eso sumamos a los juveniles, y de paso pudimos hacer algunos amistosos. No quisimos traer a muchos jugadores porque sería jugar con la ilusión de ellos. Dios quiera que todos los chicos que están acá lleguen al Mundial, porque es muy feo decirles que se quedan afuera”, explicaba Passarella.
Un vínculo fuerte
“Algunos dicen que soy el descubridor de Tandil para hacer pretemporadas, porque fui el primero en traer un equipo. Voy a hablar con la secretaría de turismo para que me participe en algo, porque ahora vienen de a tres equipos juntos, y la selección”, decía Passarella en una nota con El Eco de Tandil, y mostraba su debilidad por la ciudad: “Otros entrenadores me han consultado y siempre recomiendo a Tandil porque es un lugar bárbaro. Por ahí esta vez las canchas no estaban tan bien como en otros años, pero se pudo entrenar sin problemas. La Posada es excepcional y la atención de la gente lo mismo. Además, cuando los jugadores tuvieron día libre y salieron, los trataron con mucho respeto y nadie los molestó”.
Más allá de las palabras de ocasión, lo cierto es que Passarella fue el verdadero pionero de las visitas de pretemporada con aquel River que dirigió en la primera parte de los 90. Más tarde, Ramón Díaz siguió con la tradición de recalar en la Posada de los Pájaros con el plantel millonario, y cuando los de Núñez buscaron otros horizontes en el verano, el que tomó la posta fue Boca, iniciando una larga lista de éxitos junto a Carlos Bianchi, aunque los xeneizes también llegaron a la ciudad con técnicos como Alfio Basile y Miguel Russo.
Siete de los 10
De los 10 jugadores mayores que trajo Passarella a Tandil, siete integraron el plantel definitivo para Francia 98. Los que quedaron descartados en los meses posteriores Riquelme, Hernán Díaz y Bassedas.
El llamado de Riquelme respondió por esos días a una cierta presión popular, ya que el volante ofensivo de Boca se destacaba cada fin de semana a pesar de su juventud. Passarella se encargaba de responder a las consultas sobre Román, y a bajarles las expectativas sutilmente: “Riquelme trabajó muy bien, queríamos que conviviera con nosotros, con el riesgo tanto para él como para nosotros por la edad que tiene, porque podría ser muy duro si el día de mañana tenemos que decirle que no sigue. Pero nosotros le dijimos de frente como son las cosas y él las aceptó. Más allá de todo, estar acá vale la pena”, decía el “Kaiser”.
El director técnico ya mostraba algunas de esas particulares costumbres, en cuanto a restringir el acceso de los medios y la gente al seleccionado. Algo que tomaría fuerza en Francia, con las famosas lonas colocadas en L’Etrat, para evitar que se vieran las prácticas, y con enfrentamientos de los jugadores con los medios. Pero lo cierto es que al DT se lo vio mucho más relajado en Tandil, permitiendo el acceso de periodistas a la mayoría de los entrenamientos.
Tan distendido fue todo que en una de las últimas jornadas hubo un duelo entre los periodistas que llegaron para cubrir la pretemporada y el cuerpo técnico. Passarella formó un equipo junto a sus ayudantes Gallego y Sabella, el Mono Burgos fue el hombre de punta y Sergio Berti como árbitro.
Algunos amistosos
Los entrenamientos se daban por lo general en doble turno, por la mañana, técnica individual y trabajos físicos en las instalaciones de Los Cardos, y por la tarde, futbol en Independiente. Y se aprovechó la estadía en la ciudad de otros equipos de Primera para realizar amistosos.
Ante Rosario Central fue victoria 3-1 de la selección (también hubo un encuentro ante los juveniles canallas), más allá de que el equipo rosarino, integrado por varios pibes como Bustos Montoya, Rochi y Moreno y Fabianessi, junto a consagrados como Coudet, Carbonari y Palma, fue superior en varios tramos del cotejo, Hubo dos goles de Galletti en la primera etapa, uno de Delgado, y Palma descontó para Central.
También hubo futbol ante Huracán, que realizaba su pretemporada en Necochea, y que tenía en su plantel a jugadores como Cristante, Daniel Montenegro y Hugo Romero Guerra. La victoria fue por 1-0 con tanto de Bassedas en un Berroeta colmado de espectadores.