“Una situación que parece sacada de una película de ciencia ficción”
Clara Arecha (28) licenciada en administración de empresas, dejó Tandil en 2017 para conocer el mundo y mirarse interiormente. Para ella fue “la segunda vuelta a la facultad pero sin libros y a pura vivencia”. Tomó su mochila y desde entonces, con la tecnología acercándola a la familia en esta ciudad, vive plenamente su experiencia mientras cuenta desde un pueblito de Australia cómo pasa la pandemia del Covid-19.
Es la segunda de cuatro hijos –tres mujeres y un varón- y una amante de las bellas artes. Creativa a la hora de plasmar sus ideas sobre un lienzo y de perfil bajo pero de espíritu libre y curioso, un día dejó en el atelier de su casa de Tandil un cuadro sin terminar, optando por la aventura.
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-Contame cómo tomaste la decisión de irte y ¿con qué expectativas?
-Curiosidad fue lo que dio inicio a mi viaje. En el 2017 arranqué una nueva etapa de mi vida, conocer más allá, conocerme un poquito mas. Mi segunda vuelta a la facultad pero sin libros, con vivencias.
-¿Dónde estás viviendo actualmente?
-Vio en Margaret River en la WA de Australia, un pueblo hermoso hace ya un poco más de un mes. Vinimos a pasar la cuarentena con amigas. Vivo a una cuadra de un bosque mágico que visito a diario. Acá la cuarentena no es total ni obligatoria aunque las primeras semanas sí lo fueron para nosotras, cuatro argentinas, sugestionadas por las noticias de nuestro país y el contacto con la familia y los amigos.
-¿Cómo pasás tus días?
-Como la mayoría de las personas, mis días son fuera de tiempo, estamos viviendo una situación mundial que parece sacada de una película. Afortunada sin duda de tener la posibilidad de salir a la calle. En Australia hacer deporte se considera una necesidad vital tanto como ir al súper. En el bosque a diario cruzo muchas bicis, deporte que encanta a la gente… ¡ah! y no faltan los perros, población fundamental de este pueblo.
“Los australianos sabían lo que hacían”
-¿Qué pasó con vos al darte cuenta que lo que empezó en China se trasladó al resto del mundo?
-Creo que no fui consciente de la situación hasta que me empezó a tocar más de cerca. Cuando Italia se vio complicada así como España, caí que no era un chiste lo que pasaba. En Australia empezaron a cerrar el paso entre los estados, cancelaron vuelos para volver a casa. Fueron un par de semanas de caos, sin saber ni poder prever el futuro. Todos los días había noticias cambiantes, como el virus. Sí, me asusté. Estaba lejos de casa, de mi familia.
-¿Qué restricciones impuso el gobierno de Australia para frenar la pandemia?
-Fue un poco raro al principio. En relación con otros países parecía que no estaba tomando muchas medidas al respecto. Las escuelas seguían abiertas. Pero pronto las fronteras entre estados fueron cerrando, no podías moverte entre ciudades cosa muy habitual para nosotros los backpackers (N.R. Mochileros), seguido del cierre de fronteras, comercios, bares, espacios públicos. Cerraron todo obligándonos a quedarnos quietos. Podías andar de a dos personas por la calle no más. Desde el lunes 27 de abril empezaron a levantar algunas restricciones. Podemos hacer reuniones de hasta diez. A pesar de que en algún momento creí que Australia no estaba siendo consciente de la situación, basándome en decisiones que habían tomado otros países, hoy la curva sigue bajando. Sin duda sabían lo que hacían.
-¿La gente joven respeta la normas o lo hacen más los mayores?
-Todo el mundo acata las medidas,
Un día a la vez…
-¿Cómo pasás estos tiempos?
-Margaret River es bastante tranquilo. Suele llover todos los días un poquito y luego sale el sol, Nos levantamos, desayunamos tratando de hacer un ritual para que los días comiences con pilas, hacemos actividad física en el bosque o por clases on line y escribo todos los días un rato. Generalmente las comidas son los eventos del día. Yo trato de leer, me he anotado en cursos para que los días no se hagan tan largos. La playa nos queda un poco lejos y en este momento no tenemos auto, de modo que no vamos a diario. Me he hecho fanática de las series (antes no miraba) y películas. A veces voy a visitar a una amiga que vive con otros chicos a unas cuadras. Podemos tener un poquito de libertad. A la noche nos juntamos en la casa para hacer el ritual de la cena. Insisto, soy una afortunada de que me haya tocado pasar la cuarentena en Australia.
-Leí que abrieron las playas para surfistas y nadadores pero no para los que quieren tomar sol o caminar. Por otro lado no habrá vuelos internacionales por los menos durante tres meses ¿Cómo lo ves?
-En Nelson Wells, que es la zona donde se encuentra Sidney abrieron las playas pero duró un par de días ya que los que querían tomar sol solamente fueron y las llenaron. Ahora nuevamente están abiertas y se puede estar en grupos de hasta diez personas.
También depende de los estados, donde estoy están abiertas y podés ir siempre y cuando mantengas distancia social y no sean grupos grandes.
En cuanto a los vuelos, es todo un tema, porque hay muchos amigos, gente cercana que tenían fecha para volver a Argentina y están varados acá y ya se les venció la visa de trabajo. Te sentís encerrado en un país que no es el tuyo sin la posibilidad de trabajar. Incluso se habla de que se extenderá la suspensión de vuelos desde Argentina a Australia. New Zealand se retiró de Argentina y eso significa que no volará más y todos aquellos que tenían tickets están siendo pasados a otra línea con lo cual es más difícil todavía viajar.
Entre el racismo y la solidaridad
-¿Sos de informarte todo el tiempo?
-Depende de qué medios. Los de mi país los leo porque mi familia y la de mis amigos está allá y parece que se enteran en Argentina bien de lo que está pasando en Australia. Acá son más concisos, habla el Primer Ministro y tira pautas de cómo se va a proceder en cuanto a las medidas para el coronavirus, pero no es contante. En argentina sí y creo que las circunstancias son diferentes. Acá van haciendo anuncios y es eso es lo que recibimos. Son claros. En mi caso, no soy de escuchar radio ni leer diarios por lo que me entero por mi familia, amigos. Sí me informo por los medios australianos porque debo saber qué cuidados tomar y qué reglas debo segur.
-Por lo que me contabas hoy no hay temor de reunirte con tus vecinos, salir a la calle.
-Es que fue paulatino. Cuando explotó el coronavirus mundialmente, Australia, creo, fue uno de los últimos en tomar medidas y era un poco complicado el acercamiento. Nosotros que somos de saludarnos con besos y abrazos lo evitábamos en público ya que no era bien visto. Hubo un momento en que los australianos estaban enojados con los extranjeros, sobre todo con los mochileros y mostraban un poco de racismo. Felizmente no lo sufrí aunque sé que hubo gente que lo sintió en la propia piel. Había cambiado el trato al principio, estábamos todos asustados y evitábamos el contacto con la gente que a veces ni nos saludaban, siendo que se caracterizan por ser personas muy simpáticas. Pero hace quince días que ya empezaron saludar y eso es regocijante.
-¿Hubo desabastecimiento?
-Al principio. El papel higiénico fue el faltante principal y alimentos secos y enlatados también y sobre todos las marcas más populares. Pero nunca hubo desabastecimiento. Había opciones.
-Se dice que esto terminará en mayo, junio, julio… ¿Cuál es tu mirada?
-Creo que no hay nada certero. Noto que de a poquito acá se están empezando a activar algunos sectores de la economía ya que mucha gente vive del turismo y tiene comercios, lo cual económicamente no les favorece estar cerrados y el hecho de haber controlado la curva de infectados les da un poco de ventaja a la hora de empezar a abrir. La mayoría de los bares, restoranes, confitería solo take away (N.R. para llevar) evitando aglomeraciones, pero va a estar raro hasta fin de año. No puede volverse a la normalidad en un par de meses, no es chiste. Y si no nos cuidamos nosotros y entre nosotros, no creo que haya otra medida para salir de la pandemia.
Nosotros, los de antes…
-Cuando todo esto quede en el recuerdo ¿seremos los mismos?
-No creo y espero que no. Esta situación nos ha puesto a todos a prueba en diferentes aspectos, sobre todo personales y sociales. El hecho de tener que estar en cuarentena, aislados nos obliga y nos da la posibilidad de hacer un viaje interno, sentir la incomodidad y amigarnos con lo que nos está pasando porque no tenemos otra solución más que acatar las directivas de los estados y personal de la salud. Me siento muy orgullosa de lo que está pasando en Argentina y también en el resto del mundo, ser capaces de quedarnos en casa para cuidarnos y cuidar al resto. Eso es solidaridad
-¿Qué es lo que más extrañás en estos tiempos?
-Soy un granito más de toda la gente que estamos afuera y cada uno lo vive a su manera. Australia es un país caro, lo que puede complicarse si están sin trabajo como pasa ahora sin embargo se ha notado mucha solidaridad de los australianos –no todos fueron racistas- al recibir a extranjeros en su casa y darles apoyo afectivo y cubrir sus necesidades básicas. Soy una afortunada porque a pesar de no tener trabajo hace un par de meses y estar cerca de conseguir uno no me falta nada. Y el hecho de haberme tocado pasar la cuarentena en este país que no es tan restrictivo como otros te da un respiro. Que se considere al deporte como una necesidad vital es un beneficio muy grande.
Más allá de que vivo con amigos, no tener la libertad de juntarse a tomar mate se extraña. También el no poder darse un abrazo porque aunque convivamos con gente nos cuidamos sabiendo que una de las formas de contagio es el contacto directo. Y a pesar de que fui de visita a casa (Tandil) hace poco, saber que no tengo esa posibilidad ahora me causa una sensación extraña.