Sepelios y participaciones
MARIA VICENTA CHIUFFO DESIDERIO
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El pasado 31 de octubre se produjo el deceso de una querida y respetada vecina de Tandil, María Vicenta Chiuffo Desiderio.
Había nacido el 6 de marzo de 1927, en la localidad de Chillar, partido de Azul.
Contaba con 89 años y era jubilada, tras haber trabajado muchos años como cocinera de una tradicional familia tandilense. Posteriormente eran muy apreciados sus pastelitos.
Vivía sola hasta que los achaques de la edad hicieron que desde hace una década y media compartiera su vida con los residentes del hogar Suyai.
Dedicatoria
“Partiste en la tranquilidad de tu alma, casi sola y en el silencio pasivo de la no tristeza.
Dejaste este mundo en paz, aunque ahora tu cuerpo cabe en las palmas de mis manos.
Me queda la gratitud de poder recordarte y así también reconciliar mi pasado.
Sé que fui para ti el hijo que no tuviste y como pude traté de hacer honor a ello. A través de ti, pude capitalizar la simpleza de vivir, porque todo se resume en empeñarse a vivir o empeñarse a morir, y elegiste siempre lo primero.
Confío que estarás reunida con aquellos que reclamabas ver y que siempre te decía que estaban de viaje, a tus hermanos Raquel y Carlos.
Para finalizar, ruego por tu alma que descanse en paz junto a ellos.
Algunos pajaritos no pueden ser enjaulados, sus alas son hermosas y cuando se van volando te alegras, porque una parte de ti supo que era un pecado tenerlos enjaulados. Aun así este lugar donde vivo por momentos es tan gris y vacío cuando ya no están.
Supongo que echo de menos a mi querida tía Vicenta.
Tu sobrino, Amílcar César Vallejos”.
VICENTE OSCAR GIRARD “TITO”
A los 87 años, el pasado 25 de octubre falleció en María Ignacia (estación Vela), el vecino Vicente Oscar Girard, cariñosamente conocido como “Tito”.
Había nacido el 19 de julio de 1929 en la mencionada localidad, en la que se crió junto a sus padres y hermanos.
En 1956 se casó con Ederly Castillo, con quien tuvo tres hijos: Teresita, Walter y Cora, quienes le dieron cinco nietos y tres bisnietos.
En su juventud trabajó en la Unión Telefónica y también en la tienda La Ideal. Luego fue colectivero de la línea Vela-Gardey-Tandil.
Más tarde pasaría a tener la concesión de la cantina del club Social junto a su yerno.
Finalmente tuvo por más de 20 años la despensa Tito, junto a su señora.
Era gustoso de la lectura, de los buenos tangos y del fútbol, en el que seguía especialmente a su amado Boca y a la selección argentina.
“Danos gracias por haberte tenido con nosotros tantos años”. Tu familia.
CRISTIAN EMANUEL LAPORTILLA
El pasado 31 de octubre se produjo el deceso del joven Cristian Emanuel Laportilla, quien tenía tan solo 21 años.
Había nacido el 27 de septiembre de 1995 en Tandil. Residía en Villa Gaucho
Sus estudios primarios los cursó en la Escuela 2, en tanto que comenzó el secundario en el ex Centro Polivalente de Arte y luego siguió en la escuela nocturna de la avenida España al 800.
Recordatoria
“Llegaste el 27 de septiembre a alegrarnos la vida, lleno de luz y de energía.
Diste amor a cada uno que tuvo el honor de conocerte y ayudabas a quien lo necesitaba sin pedir nada a cambio.
Siempre presente, siempre sonriente, mostrándote fuerte.
Eras gran amante del arte y la música.
Como dice tu nombre: idealista, sentimental, muy humano y -a veces- nervioso. Cristian: el que sigue a Cristo, guerrero de Dios. Emanuel: Dios está con nosotros.
Nos quedamos con un gran dolor pero llenos de hermosos recuerdos junto a vos.
Alas de Angel,
testigo de lo invisible,
presencia del cielo,
gracias por tu fiel custodia.
Gracias por tu compañía,
en presencia de los ángeles,
sube al cielo nuestro canto…
Para vos, nuestro ángel, que siempre nos cuidó: te amamos inmensamente. Siempre en nuestros corazones, descansa en paz.
Tu mamá, hermanos, cuñados, sobrinos, primos, abuelos y amigos”.
LUCIANO ESTEBAN BERMUDEZ
“El viernes 4 de noviembre, a las seis de la tarde, a los 42 años, en la ciudad de Río Grande (Tierra del Fuego), se apagó la vida de Luciano Esteban Bermúdez.
Había nacido en Tandil, el 11 de junio de 1974, y era hijo de María Luisa Pereyra y Anselmo Bernardo Bermúdez.
Era el menor de ocho hermanos, después de Inés, Cristina, Claudia, Andrea, Marita, Claudio y Walter.
Había cursado sus estudios primarios en la Escuela 5 “Nicolás Avellaneda”. A su término eligió seguir trabajando y no continuar sus estudios.
Se trasladó a Río Grande y se vinculó en el comercio como empleado, tarea que a los años debió interrumpir al ser convocado para servir a la patria. Cumplió servicios en el Batallón Logístico del Comando de la Primera Brigada Blindada, en Tandil donde -además de haber hecho amistades que perduraron durante toda su vida- conoció las injustas costumbres de una fuerza en decadencia. Juró a la bandera y a su baja, al poco tiempo, volvió a Río Grande.
Conoció a Lilian Esquivel, quien sería la madre de sus dos hijos: Mauro (12) y Nazareno (6).
Siempre estuvo vinculado al comercio. Vendedor nato y autodidacta en cuestiones de mercado, demostró su habilidad para los negocios y -en su afán por independizarse- se involucró en la compra-venta de automóviles, actividad que desarrolló con gran desempeño en todo el sur patagónico hasta crear la marca Automotores Patagonia.
Paralelamente incursionó en los negocios inmobiliarios.
Audaz inversor, habilidoso y visionario, se perfiló como un gran empresario de la noche fueguina, poniendo en valor una vieja discoteca cerrada en Ushuaia, para lo cual creó otra marca Génesis Glu, una disco bailable que hizo furor y fue un verdadero boom en la noche isleña.
Su interés por los fierros lo convirtió en piloto del TC Patagónico. Siendo miembro de la Asociación de Corredores de Turismo Carretera Fueguinos, compitió en varias temporadas y se destacó por su pasión por el deporte motor.
Feliz y próspero, de asombrosa y extraña generosidad, cultivó la amistad a lo largo de su vida y cuando todavía tenía mucho para dar -a finales de agosto de 2014- la noticia de su enfermedad conmovió profundamente.
Su temprana partida deja en su entorno familiar y profesional un enorme vacío que nadie podrá llenar.
Sus restos fueron cremados, como había sido su voluntad”.
Walter Bermúdez.
HUGO JUAN CONFORTI
El pasado 31 de octubre se produjo el fallecimiento de Hugo Juan Conforti, quien había nacido el 12 de octubre de 1.939.
Había nacido en Tandil y de joven se desempeñó laboralmente en la empresa Metalúrgica Tandil.
Tenía tres hermanos Ana María, Roberto y Osvaldo; y cuatro sobrinos: Mariana, Marcela, Martín y Carolina, además de tres sobrinos nietos (Belén, Bautista y Leonardo).
Dedicatoria
“Hablamos de ti pero no con pena. Sencillamente hablamos de ti, de cómo nos dejaste, del sufrimiento lentísimo que fue consumiéndote.
De tus cosas hablamos, y también de tus gustos, de lo que amabas y lo que no amabas, de lo que hacías, decías y sentías; de ti hablamos, pero no con pena.
Y poco a poco te convertirás en tan nuestro que no hará falta ni que hablemos de ti para recordarte… poco a poco serás un gesto, una palabra, un sabor, una mirada que fluye sin decirlo ni pensarlo. Siempre te llevaremos en nuestro corazón. Te amamos, tu familia”.
VALERIANO ALFREDO CAGIGAS
“En la madrugada del día 29 de octubre de 2016 hizo su partida celestial Valeriano Alfredo Cagigas, a sus 82 años de edad, oriundo de Tandil, nacido un 15 de Mayo de 1934; ejemplar hijo de un inmigrante español, don Valeriano Cagigas, y una nativa de nuestro suelo, doña Rosa Clara Sartorio, y hermano de una numerosa familia: Nélida Graciana, Nelly, Horacio Héctor y Lucía Aide.
Sus restos fueron trasladados por el servicio de Casa Crespo, Iacaruso y Santillán SRL., a la localidad de Vela, donde fueron velados y sepultados a las 17.30 del mismo día.
Egresó de sus estudios primarios y secundarios con encomiables notas de su venerado Colegio San José.
Luego se desempeñó como empleado y socio accionista, junto a su padre, en la Cooperativa Agrícola Ganadera de Tandil y Vela Ltda., donde hizo grandes amistades y forjó su pasión por las tareas rurales.
Más tarde, a sus 20 años, cumplió con el Servicio Militar en la Base Aérea de Tandil, y al culminar éste decidió seguir los pasos de su padre, yéndose a trabajar como socio del mismo y -retirado este último- continuó como socio de su hermano Horacio, en el establecimiento rural La Flora, de propiedad de nuestro progenitor, lo que determinó su vida futura convirtiéndose en un reconocido criador y expositor de ovinos Lincoln, de los cuales poseía cabaña de ejemplares productores de la raza, obteniendo por ellos importantes premios en exposiciones de prestigio, en reiteradas oportunidades.
Allí conoció a Noemí del Carmen Smoes, “Mamita”, con quien contrajo matrimonio un 16 de octubre de 1959 y de la que fuera compañero inseparable hasta el momento de su último adiós. Pronto llegarían sus hijos, Oscar Alfredo y Alicia Noemí Cagigas, esta última la Nena, su cola permanente, siempre prendida a sus bombachas de campo.
Más tarde llegarían sus nietos, Vanesa Cagigas (“Vane”), Pablo Funaro (“Pali, Pali”), Guillermo Funaro (“Guillito”), Juan Ignacio Moragas (“Nachito”), como solo él tiernamente los llamaba.
Y por último, el 13 de octubre de 2016, irrumpió con su llegada su primer bisnieto, Tomás Funaro (“Tomy”), a quien apenas alcanzó a conocer a través de fotografías, anunciando el futuro bisabuelo a sus más allegados -poco tiempo antes del nacimiento del pequeño, hijo de su adorado nieto mayor- que había que dejar un espacio para los que vendrían, como presagiando de algún modo su próxima partida de este suelo.
Lo recordaremos como un hombre ejemplar, honorable, de gran generosidad, amigo de sus amigos, leal, noble, de palabra, de extremo respeto por el otro, por la mujer, dignificando al género masculino, respetado, y muy especialmente de gran amor y dedicación por su esposa y compañera inseparable de vida; de sus hijos, nietos y restantes familiares; de gran educación, sabio, siempre con la palabra justa, buen consejero, pacifista, de buena presencia y pulcritud, nunca pasada desapercibida; además de encomiables valores humanos que dejaron huellas muy profundas en aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y de estar a su lado, y con todos los que mantuvo trato.
Permanentemente agradecido, en especial a su querida Mabel Reynoso, por cuidar como propios a sus nietos; a sus amigos, don José Aroztegui y don Roberto Benavídez, por haberle brindado una vivienda en las instalaciones de feria y remates de Arano Hnos., en Vela, donde permaneció la mayor parte de su vida, cuando en momentos críticos de ésta, más lo necesitó.
Hombre de bien, agradecido aún a pesar de los intensos avatares de la vida, que en más de una oportunidad lo sorprendieron poniendo a prueba su inigualable temple, y que con su lucha, junto a su compañera de ruta, logró sortear; con el perdón a flor de piel, para aquellos que tanto daño le causaron, hasta lograr que lo acompañaran al momento de su despedida final, sin reproches y sin rencores.
Los que te amamos tanto sabemos que nos guiarás desde el cielo, por tu hombría de bien y tu condición de católico practicante en todo sentido. Descansarás en absoluta paz, junto a Dios, porque en vida todo lo diste, sin pedir nada a cambio; porque los que tuvimos el privilegio, honor de conocerte, y/o de compartir tu vida, tenemos el pleno convencimiento y tranquilidad suficiente de que diste todo y más de lo que una persona honorable y de bien, puede brindar.
Gracias Pá…. Trataremos de seguir tus huellas con los valores que nos enseñaste, aunque sabemos que jamás podremos igualarte, ni llenar el vacío que, sin querer, nos has dejado.
Te recordaremos, extrañaremos y estarás presente en cada uno de nosotros, en nuestros recuerdos, por siempre.
¡QEPD, mi viejito tan amado…!”.
Alicia Noemí Cagigas.
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