Alejandra Casanova comenzó a dirigir el grupo teatral Les Petits Luthiers
-¿Cómo llegaste a la dirección del grupo?
-El grupo había estrenado el año pasado una obra y este año, como les había ido tan bien, retomaron la idea. Es un grupo que comenzó sólo por intereses personales, por un gusto a la obra de Les Luthiers, por una capacidad especial que tienen para ese tipo de humor y para lo que requieren ese tipo de espectáculos, pero para la coordinación y el trabajo más fino, necesitaban buscar a alguien que los dirigiera. Además, son alumnos del Club de Teatro desde muy chiquitos. Hablaron conmigo y acá estamos en la tarea de dirigirlos.
-¿Se van a presentar en escena?
-La idea es que los últimos fines de agosto puedan estrenar algunos sketchs o temas del año pasado y otras incorporaciones. Hay dos tipos de instrumentos: los formales, porque tocan armónica y flauta, piano, guitarra y además hay una serie de instrumentos fabricados por ellos. El trabajo es doble y muy valioso, porque más allá de que sea un tributo a este grupo muy reconocido como es Les Luthiers, no es tan común que los adolescentes se interesen tanto, investiguen, se ocupen, se quieran perfeccionar. La idea no es copiar al grupo, además las copias no son buenas, pero sí es respetar una serie de características que tiene el grupo, el tipo de humor.
-Y tu tarea, ¿cuál es?
-Más que la parte musical ?en la que hay asesores que nos están guiando-, estoy más en la dirección artística, para darle una vuelta de tuerca. En la dirección no se ven los elementos aislados. Si bien Les Luthiers tiene mucho que ver con la música y los instrumentos, también está asociado a un montaje de espectáculo.
-Y los integrantes, ¿cómo se preparan para esta propuesta tan integral?
-Lucas Máximo, que es uno de los chicos, está preparándose en piano, en canto, tiene otros asesores y especialistas en el tema. Yo estoy incluyendo estos saberes en el espectáculo.
También están participando Santiago de Esteban y Romina Farías. Eran dos chicos más, pero se dio esto de la adolescencia, que produce cierta movilidad. La base del grupo no quiso dejar el proyecto original, lo que habla de que tuvieron una muy buena experiencia, y muy buena repercusión con el público en general y el adolescente. Hasta fueron compañeros de la escuela a verlos y presenciar cómo actuaba otro par, fue significativo. ¡Es profesional lo que hicieron! Y eso es estimulante para el resto de los jóvenes, porque uno está acostumbrado a ver actores más grandes?
-Les Luthiers tienen un espectáculo que le gusta a la mayoría de las personas?
-Sí, el humor de Les Luthiers es universal. Cuando termina cada espectáculo se produce algo interesante y es que los chicos hacen preguntas muy variadas, desde cosas que tienen que ver con el espectáculo, hasta los detalles más finos, como los tiempos de ensayo, la realización de instrumentos. Hay un interés del público y ellos, fascinados, contestan todo. Trabajar con un grupo así da gusto. ¡Están tan contentos que hacen que estar con ellos gratifica!
-¿Cómo hacen los instrumentos?
-Los ayuda mucha gente. Por ejemplo, ahora están haciendo un instrumento con tubos de ensayo y les está ayudando una chica que trabaja con esos materiales, les llevó recursos para que lo hicieran, para que armaran el instrumento. Además, dentro del club reciben mucha estimulación. Está bárbaro.
-Y en lo personal, ¿cómo te sentís con este grupo?
-Para mí es una doble sensación. Todos son alumnos míos. Santiago De Esteban empezó cuando tenía siete años y Lucas y Romina también están desde hace años. Toda esta parte afectiva que es muy importante y desde la dirección, están las ganas de hacer una cosa distinta a lo que estoy acostumbrada a dirigir, que también para mí es un desafío, es meterme en otros terrenos, que siempre me gusta. Es muy cómodo trabajar con gente que está tan interesada con lo que hace y con todo para aprender. Además, si bien la idea surgió de ellos y al principio se manejaron un poco por intuición, se dieron cuenta que necesitaban a alguien que los dirigiera y eso es un buen dato, porque uno no puede hacer todo. La mirada de afuera es otra, aporta. Igual ellos acercan ideas y manejan los códigos del teatro. Así que estamos transitando este nuevo camino.
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