Apo volvió a Tandil para compartir sus cuentos
Alejandro Apo visitó nuevamente la ciudad para volver a ofrecer su espectáculo denominado “Y el fútbol contó un cuento”, en el que es acompañado por Marcelo Sanjurjo.
En la previa, brindó una conferencia de prensa en el club Boca:
-¿Qué le sugiere cada visita a Tandil?
-Es una ciudad con gente muy receptiva. Hemos recorrido casi 380 ciudades con este espectáculo que hacemos hace 17 años y se recibe de una manera muy afectuosa. A Tandil la recuerdo especialmente porque tengo una admiración muy grande por René Lavand. La vez anterior que habíamos venido, él presenció nuestro espectáculo y dijo que yo era un buen narrador. Me estaba juzgando alguien que me hacía poner la piel de gallina cuando decía “no se puede hacer más lento”. Un verdadero maestro de la prestidigitación.
-También han ido regresando a otras ciudades.
-Sí, porque es una de las condiciones de nuestro espectáculo, volver a los lugares que visitamos. A este trabajo no lo hemos mediatizado, no hicimos una gran promoción ni buscamos contactos. Lo que intentamos es transmitir la idea de un espectáculo artesanal, al que el “Turco” Sanjurjo le puso la música y le dio un marco especial. Quien nos juntó es Darío Grandinetti, un amigo de ambos.
-¿Cómo se fue gestando esa unión?
-Darío me llamó un día y me solicitó el material que más pedía la gente en mi programa de los sábados a la tarde en Continental, diciéndome que con su grupo de trabajo iba a respaldar espectáculos alternativos. Por ejemplo, Hanglin hablando sobre su postura acerca de la vida, Alfredo Casero haciendo un humor distinto. Le dije que yo no podía hacer nada, primero por no ser un hombre de televisión o teatro. A mí me gusta estar con el operador y que nadie más me vea, no me agrada que presencien el programa, hago gestos cuando leo, he llegado a sacar gente a las corridas. Soy un hombre de radio, disfruté mucho como comentarista de Víctor Hugo, es algo que me encantaría volver a hacer, más allá de lo que me paguen. Lo que menos sé es actuar. Darío me dijo que no debía hacerlo, que tenía que leer y contar las anécdotas como las cuento cuando vamos a comer. Y me dijo que tenía al “Turco” para que me acompañe.
-¿Terminó aceptando?
-Primero estaba descreído, pero acepté probar. Era 1998, yo había vuelto del Mundial de Francia, donde había hecho mi programa. Dije “voy a la casa del ‘Turco’ y vemos qué sale”. Y Grandinetti me metió de una en la presentación del teatro La Subasta, compartiendo espectáculo con los otros artistas, estaba Casero, las Blacanblus.
-¿Con Sanjurjo tuvieron buena química desde el inicio?
-Totalmente, pegamos una gran onda de entrada. Además, nos hicimos amigos de grandes, algo que es difícil. Son muchos viajes y cosas compartidas a través de 17 años. Con la manija que nos dio Grandinetti y el aporte de la gente del teatro de Mar del Plata se fue forjando todo. Un día Víctor Hugo (Morales) nos dijo que el espectáculo debíamos hacerlo en pueblos chicos, porque se iba a acercar gente no sólo de ellos sino también de lugares cercanos. Yo no le di ni bolilla, de entrada pensaba hacerlo tres veces en el Café Tortoni, en Capital, y eventualmente meter algún viaje si me llamaba algún amigo.
-¿Qué ocurrió?
-Tuvo razón Víctor Hugo. En pueblos de 2.000 habitantes metíamos 700 personas, y en ciudades como Rosario o Paraná iban 250. Un día el espectáculo explotó y nunca ha perdido su vigencia. Lo importante es que nunca decayó el interés de la gente, cada vez que nos presentamos nos piden que volvamos y nos manifiestan que les gustó. Ni siquiera decayó el interés cuando a mí me despidieron de Radio Continental, desde donde yo podía promocionar muy bien el espectáculo.
-¿La estructura del espectáculo tiene cierta rigidez o se va acomodando de acuerdo con las fechas o los lugares en los que se presenta?
-Somos estrictos, el material está armado, chequeado, definido y cerrado, y no nos movemos de ahí. Una vez en Tres Arroyos quien nos contrató lo hizo pensando que improvisábamos, y recién cuando estábamos allá se enteró de que lo nuestro era un trabajo estructurado, con lo que se llevó una sorpresa grande. No podemos arriesgar a que al “Turco” le salga bien un chiste o a mí una lectura, lo nuestro está “re contra” chequeado. Nosotros podemos hacer tres veces consecutivas el espectáculo y que las tres nos salgan idénticas.
-¿Asisten más hombres o mujeres?
-Está muy parejo, algo raro. Una vez, en Mar del Plata, el “Turco” me hizo ver que muchas mujeres solas nos fueron a ver.
-¿Se considera un descubridor de Sacheri?
-Su talento es muy evidente, pero puedo decir que lo he ayudado. Cuando él me trajo el cuento que se llama “Me van a tener que disculpar”, que hace referencia a Maradona sin nombrarlo, leí una carta suya que me gustó mucho. Y me cayó tan bien esa carta que me arriesgué a leer el cuento al aire sin haberlo hecho previamente. Fue un éxito, hubo un montón de llamados.
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