Aprendamos a volar
Cuánto nos falta aprender a los argentinos para llegar a disfrutar, valorar y apreciar el esfuerzo de un grupo de gente que trabaja duro para realizar un megaevento, reconocer el resultado de un prestigioso deportista nuestro, sentir admiración por alguna celebridad, apoyar a nuestros equipos favoritos, sin desprestigiar, sin discriminar, sin presionar o sin criticar.
El jueves 13 tuve el privilegio de asistir a la segunda exhibición entre nuestro excelente tenista local Juan Martin Del Potro, reconocidísimo y respetado en el mundo entero, y el más grande de toda la historia del tenis, Roger Federer.
Gracias a la invitación de una persona muy importante del ambiente periodístico, quien consideró justa mi presencia en dicho espectáculo, pude observar, escuchar y admirar cada detalle como único e irrepetible.
En un muy bonito municipio de Tigre, rodeado de buen gusto y prolijidad, se armó un monstruoso escenario de la nada para 20 mil personas en poco tiempo, con una perfecta cancha de tenis de carpeta donde más tarde comenzaría el show.
Si bien el estadio fue armado por tabulares y tablones cabe destacar, el trabajo efectuado con los resultados logrados.
Policía y gente de seguridad custodiaban el predio y sus alrededores, para que nadie de los presentes ni sus respectivos vehículos estacionados sufriera algún percance.
Stands con diferentes auspiciantes, patios de comida, actividades con premios y venta de souvenir rodeaban el inmenso "súper vip" donde mucha gente del espectáculo, políticos, famosos, tenistas y gente del ambiente, pudieron disfrutar de gratos momentos compartidos, con un permanente servicio de catering, bebidas y aire acondicionado.
Para el resto del público, que vale la pena destacar, gente ajena al mundo del tenis, la posibilidad de recorrer todo el predio con libertad y la posibilidad del uso de baños químicos, servicio de limpieza permanente y un escenario extra con músicos para ver y escuchar.
Si bien hubo algunas "irregularidades" por parte de la organización, propias de la desbordante cantidad de gente, fueron absolutamente comprensibles y hasta admisibles.
Llegado el momento del comienzo, la presentación de Guillermo Vilas y José Luis Clerc, el público seguía recorriendo las instalaciones y empezaba a ocupar sus lugares. Durante la destreza del baile ofrecido por Valeria Archimó e Iñaki Urlezaga, y el respectivo cuidado de la superficie del campo de juego debidamente cubierto por una protección para no dañarlo, ya crecía la expectativa de la gente y en breve el increíble lugar, la noche preciosa y el marco de fiesta, se llenaba con todos los fanáticos presentes.
Jorge Rial, quien estuvo a cargo de la locución, hizo hincapié en el esfuerzo de Guillermo Marín para traer a Roger a Argentina, una locura que había dado inicio en febrero y el 12/12/12 se cumplía.
De golpe, las luces, la música y la ovación llenó de emoción a ambos jugadores, quienes hacían su ingreso de a uno y recibieron el amor de la gente por quiénes son y lo que representan.
Cacho Castaña con un Himno Nacional, melancólico y tanguero y dio comienzo el partido.
Roger Federer tenía una mezcla de satisfacción, alegría, tranquilidad y sorpresa, parecía un nene abriendo el juguete nuevo en Navidad, su mirada, su sonrisa y sus gestos decían todo.
Juan Martín, en todo momento, como gran anfitrión y dueño de casa, hizo todo para que Roger se sintiera un argentino más…
El amor de la gente y el respeto que recibieron es merecido. El suizo, durante su presencia en Buenos Aires, tuvo una agenda súper cargada de compromisos, social, política, deportiva y tenísticamente hablando y en cada una mantuvo su postura de gran "señor" con la cordialidad, humildad y devolución que lo caracteriza. Para ser un número 1 no hace falta ser hermético, soberbio ni maleducado, para muestra sobra un botón.
Pero… pero siempre existe un pero.
En determinados momentos, pocos, pero los hubo, no faltó el comentario desubicado
"Marín devolvé la guita"
"Delpo, ahora no te duele la muñequita"
"Loco, esta tribuna se mueve", mientras escuchaban esas frases hirientes me preguntaba si el “Flaco” Chela estaba tan errado cuando dice que Roger Federer es de otro planeta, y mi respuesta fue: Síííí, es de otro planeta, lo que hace con esa raqueta en la mano, cada jugada, la velocidad con que cambia un ritmo, lo inteligente que plantea los puntos, cómo lo disfruta, cómo lo siente y qué perfección. Por todo esto, SI es de otro planeta, pero después es un ser humano como cualquier otro, pero con una cultura completamente diferente a la nuestra, por eso no se fija nada más que en las cosas importantes, como por el desafío de Guillermo Marín 10 meses atrás, la entrega de Juan Martín para acompañar a su amigo y rival en cada momento, valorar a cada uno de los que ahorraron centavo por centavo para ver a su ídolo en acción, detener el auto bajo la lluvia para firmar autógrafos a los nenes parados esperando con sus raquetitas en la puerta…
¿Por qué no aprendemos de eso? ¿Por qué no dejamos un poco el exitismo, la queja por todo, el reproche y aprendemos a apreciar eso que no tiene precio pero sí valores?
Quiero agradecer a Guillermo Marín por su coraje, a Guillermo Salatino por su invitación, a todos los que hicieron posible que esta exhibición se lleve a cabo y felicitar especialmente a Juan Martín Del Potro y a Roger Federer por la profesionalidad, el respeto, la entrega, la humildad y el amor al tenis. Gracias. u
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