ATAD consiguió el terreno, el proyecto y los materiales, pero necesita del Tandil solidario
El inicio de este resurgimiento fue la confirmación del Concejo Deliberante de la donación del terreno de 1200 metros cuadrados, ubicado en la esquina de Brandsen y Brown, que realizó el Municipio. Si bien ATAD conserva el inmueble de San Lorenzo al 500, demandaba un espacio que permitiera diseñar un edificio sin barreras para los alumnos, moderno y amigable, que respete todas las normas vigentes para recibir a personas con distintas discapacidades.
“Hicimos un pedido a la Municipalidad, tuvimos una reunión con el Intendente, Marcos Nicolini y Sergio Lunghi, que fue quien nos hizo los contactos. El Intendente dio el visto bueno para cedernos un terreno, pero eso tenía que ir al Concejo Deliberante que lo aprobó por unanimidad en diciembre de 2013”, contó Nelba Pérez, ex directora e integrante de la Subcomisión Pro Edificio de ATAD.
Junto a Liliana Adaro y Marta Chiachio, ex docentes e integrantes de esta subcomisión, confiaron que hace unos días la iniciativa recibió otro espaldarazo. Juan Martín Del Potro les confirmó que, en una primera etapa, donará los materiales hasta las paredes para el proyecto de 600 metros cuadrados cubiertos.
Por otro lado, el arquitecto Daniel Rego (de la empresa Inar) les obsequió el proyecto y luego se incorporaron Daniel Sosa, Juan Pablo Denzoin, Laura Zampatti, Mirta Villalba y Francisco Alvarez (de la firma Bértoli), quienes se encargarán de la dirección de obra.
“Me pareció un aporte impresionante porque voluntariamente se ofrecieron a seguir la obra. Inclusive, uno de los arquitectos cuando era niño era compañero de escuela de una chica Down que concurría a ATAD. Entonces, se sintió conmovido, había ido muchas veces a ATAD porque teníamos chicos integrados en las escuelas. Nos dijo que se quería unir al proyecto”, contó Nelba Pérez.
Otro aporte que está confirmado es el movimiento de suelo, que lo va a realizar Marcelo Loray, dueño de la firma El Paisa y es esposo de una docente de la institución. “No es un trabajo menor, porque también implica mucho costo y tiempo, esfuerzo y poner máquinas a disposición”, valoró Liliana Adaro.
La construcción
Con 600 metros cuadrados cubiertos, el primer paso es avanzar con el cerco perimetral del lote, la construcción de un obrador y conseguir un sereno, para luego empezar con los cimientos del edificio.
Para arrancar con la construcción “necesitamos mano de obra porque los materiales ya los tenemos. Queremos que alguien cuide para que no nos pase como con otras instituciones que una vez que acopiaron el material, les robaron. Entonces, nos parece fundamental tener una persona”, destacó Nelba Pérez.
Por otro lado, los arquitectos que dirigirán la obra solicitarán presupuestos a firmas constructoras para evaluar los más adecuados. “Obviamente que esa empresa ya va a estar con todos los obreros en blanco, con los seguros, con todas las condiciones que exige el Ministerio de Trabajo”, agregó.
Para poder afrontar los gastos de la construcción, ATAD recurrirá a la solidaridad que caracteriza a los tandilenses. En principio, está a la venta una rifa con premios importantes, pero además se abrió la cuenta número 12169/9 en el Banco Provincia para recibir donaciones y se organizarán diversos eventos.
El proyecto
En 600 metros cuadrados, el edificio tendrá un Salón de Usos Múltiples (SUM) central que divide dos alas. En uno de esos sectores se ubicarán los salones y enfrentados estarán las áreas de servicios con la cocina, la batería de baños, una sala de estimulación temprana que también dispondrá de sus sanitarios. Además, contempla una sala de rehabilitación para atender a los chicos con problemas motrices.
“Es muy funcional y muy sencillo, con entrada por ambos lados, con espacios para estacionamiento de las combis, rampas y todo lo que se necesita según la ley para los edificios destinados a personas con discapacidad”, resaltó la ex directora.
Por otro lado, Marta Chiachio explicó que la idea es “utilizar la luz del sol porque tiene muchas aberturas. Por lo tanto, vamos a ahorrar consumo de energía”.
Pero además, pensando en la funcionalidad no se dispusieron aberturas al sur. “Hay muchos chicos que no se mueven y lógicamente, tienen más frío”, explicó Liliana Adaro.
También contará con un gran parque verde, adaptado a los chicos, para que todos puedan jugar: los que se pueden mover y los que no.
Más recursos
Todas estas medidas edilicias ayudarán a que las obras sociales le paguen a ATAD por las atenciones, ya que hoy se escudan en que el actual inmueble –en 4 de Abril y Uriburu- no cumple con los requisitos que exige la ley.
Hoy los chicos que no tienen obra social o que no reciben cobertura asisten a la institución, ya que no dejan a nadie afuera. Algunas familias colaboran con la cooperadora, aunque hay un gran porcentaje que no paga la cuota.
“En este momento hay lista de espera, por eso el proyecto está pensado para un número mayor, para entre 150 y 180 chicos, acompañando el crecimiento de la ciudad”, resaltó Nelba Pérez. u
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El fuego se llevó todo
ATAD se fundó en 1982 y comenzó a funcionar en una casa prestada por el doctor Guanella. Con aportes de la comunidad, de la Municipalidad y de la Provincia, además de recaudación propia, logró comprar un edificio propio en San Lorenzo 522.
Pero el 11 de julio de 2006, cerca de las 16, las llamas arrasaron con todo. Tras el incendio se cobró un seguro mínimo y con eso pudieron volver a equiparse. El fuego había acabado con todo, porque el material didáctico quedó impregnado de humo y hollín. “Hubo que empezar de nuevo”, resumieron sus ex docentes.
Tras el terrible suceso, durante un año trabajaron en la sede de la Unión Cívica Radical y luego se trasladaron a la casa ubicada en 4 de Abril y Uriburu, la que aún hoy alquilan.
La actual sede es grande pero no fue pensada para personas especiales, como los 120 chicos que hoy concurren a ATAD en dos turnos y las actividades alternadas que desarrollan, como estimulación temprana o rehabilitación. “Las dimensiones y la distribución de los ambientes no es lo ideal para el funcionamiento de una institución como ATAD”, concluyeron las integrantes de la Subcomisión Pro Edificio.
Los recursos
ATAD pertenece a Dipregep y los sueldos de los docentes de planta los paga el Gobierno provincial, pero además tiene una comisión directiva que recauda fondos.
“Es todo a pulmón. Toda la vida fue así. Es una institución de bien público sin fines de lucro, entonces se cuenta con el trabajo y la responsabilidad y el compromiso de los profesionales que trabajan ahí. Se sabe que participar es aportar trabajo y energía, y no para sacar rédito personal”, explicó Nelba Pérez.
Y Marta Chiachio agregó que “se trabaja fuerte, un montón. En nuestras épocas hacíamos otro tipo de jornadas y estábamos fines de semana enteros y nada tenía que ver con el sueldo nuestro. Era un aporte para la institución, para poder pagar la luz, el gas”. u
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La integración, la experiencia
más enriquecedora para todos
ATAD es un espacio de educación y terapéutico para chicos con discapacidades, pero además es un lugar de socialización porque el objetivo es la integración en la comunidad.
Nelba Pérez explicó que “como institución se plantea la posibilidad de formar un sujeto que pueda estar en la sociedad. Lo que importa en este caso es qué papel juega luego la sociedad, porque tampoco nuestra idea era generar una institucionalización para siempre”.
Y destacó que si bien desde el año 80 se trata de avanzar para evitar que las personas con discapacidades permanezcan dentro de las instituciones, el mecanismo aún no está aceitado. “Es bueno reflexionar sobre el papel de la sociedad cuando un sujeto sale de ATAD, que transitó toda su escolaridad y terapia dentro de ATAD, qué lugar encuentra”, sostuvo.
Por otro lado, los adolescentes que egresan a los 17 ó 18 años suelen continuar en el Taller Protegido o en la Escuela de Capacitación Laboral. “Siempre tienden a quedar en reductos que tienen que ver con la discapacidad”, lamentó.
En este sentido, llamó a insistir con la integración y marcó como ejemplo los logros en el ámbito escolar, una de las experiencias que “luego deja marcas para el chico y para los otros. Es enriquecedor para ambos”.
Marta Chiachio relató que “nuestros hijos iban a ATAD y hoy tienen treinta y pico años. Hoy son docentes de estos nenes que tienen necesidades especiales y los tratan de otra manera, sin ningún inconveniente. Antes los docentes nos decían: ‘¿Qué hago? Yo no me preparé para esto’. Esas barreras han caído. Queda esa nota de la no discriminación”.
Pioneras
Por otro lado, Liliana Adaro contó que “ATAD empezó la integración escolar con dos niñas en jardín de infantes y con una maestra que venía a ATAD. Todo estaba acordado casi de manera oculta. Era ilegal. Esto generó una movida porque realmente éramos locos diciendo que los chicos podían tener la posibilidad de ir a una escuela común y aprender junto con sus pares y no necesitaban una maestra especial para esto”.
Con el paso de los años, la integración se mira desde otro lugar y todas las escuelas especiales la llevan adelante. “Está bueno. En los chicos aparece una mentalidad distinta en relación a mirar al otro”, remarcó.
En esta historia, ATAD fue la primera institución que integró en escuelas comunes a niños con trastornos mentales en Tandil y en la provincia de Buenos Aires, ya que antes sólo se habían sumado niños ciegos, sordos o con alguna discapacidad física.
En ese momento, transitando 1986, “ver a una nena Down jugando con otros chicos en un jardín era trasgresor, era de avanzada, y fue una lucha para nosotros”, recordó Liliana Adaro.
A partir de todos estos logros, la entidad fue ganando prestigio en la comunidad, que la ha aprendido a querer y la respeta mucho. “Siempre tuvimos un perfil bajo, trabajando para los chicos, para la integración”, concluyó Nelba Pérez.
Con un cambio de paradigma, el equipo docente “siempre trabajamos con lo que se puede, no con lo que falta; porque el déficit ya está, es innegable. Nadie va a normalizar lo que no puede ser, pero más allá de eso siempre hay potencial”. u
PARA COLABORAR
Los interesados en darle una mano a ATAD para levantar su sede puede aportar dinero en la cuenta número 12169/9, del Banco Provincia, sucursal de Pinto y 9 de Julio, Tandil.
Además, está a la venta una rifa pro edificio que cuesta 585 pesos a pagar al contado (con un descuento) o en nueve cuotas de 65 pesos con tarjeta de crédito. Es de jugada anual con sorteos semanales (todos los sábados en la Quiniela Nacional Nocturna), mensuales y uno final con premios importantes, como un cero kilómetro.
El último sorteo de cada mes se entrega el premio más importante. En enero serán 50 mil pesos en efectivo y en febrero, un crucero para dos personas por Latinoamérica. Otras recompensas que ofrece son televisores LED, lavarropas, combos de electrodomésticos, autos, etc.
La rifa se puede conseguir en Alem 540, teléfono 438-7779, y también se pueden contactar con el 444-6971.
Para obtener más información, brindar ayuda o realizar sugerencias, llamar al 444-6971 (Liliana Adaro de la Comisión Pro Edificio) o escribir a adarolli@live.com. u
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