Carta de lectores
Ha llegado el invierno
Señor Director:
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Y junto al frío, las facturas de gas. Pasado el embrollo generado en los últimos años con las subas desmedidas de las tarifas del servicio de gas por redes, los amparos judiciales, las bajas posteriores, las idas y vueltas de resoluciones ministeriales, categorizaciones y recategorizaciones de consumos, las audiencias públicas, impugnaciones, y hasta una sentencia ejemplar de la Corte Suprema de Justicia de la Nació (se aprobó la Revisión Tarifaria Integral de la empresa Camuzzi Gas Pampeana por Resolución Enargas 4358/17 del 30 de marzo de 2017) ha llegado el momento culmine: las “nuevas tarifas” empiezan a pegar en los bolsillos de los usuarios residenciales. Y hace frío.
En nuestra ciudad un consumidor medio/bajo (categoría R21), “consumidor responsable” como se le dice ahora, pagaba 0,135 pesos el metro cúbico en 2014 y se mantuvo así hasta fines de 2016 (el lector encontrará el cuadro tarifario aplicado en la parte derecha de su factura de color azul-celeste).
Los amparos judiciales de aquellos años y el reciente fallo de la Corte han mantenido a nuestra ciudad al margen de aquellos “aumentos desmedidos”. Hasta allí llegamos, pero ahora han llegado las nuevas tarifas y cabe analizarlas detenidamente.
Aumento del costo del mt3 en nuestra zona (ejemplo categoría R21):
Diciembre 16 Enero 17 Marzo 17 Junio 17
$ 0,13$ 0,851 $ 1,745 $ 2,331
Además está previsto un nuevo aumento del 40 por ciento en diciembre 2017 y otro del 30 por ciento en abril 2018. Esto es lo que viene.
Había que aumentar las tarifas. Es cierto que la indefinición de muchos años (desde 2002 con la devaluación del peso) y la inflación creciente año a año hacían necesario un incremento del precio del gas. Además, hay que destacar que ante la falta de recursos se suspendieron también las inversiones necesarias para ampliar un servicio que llega solo al 60 por ciento de la población (quizás sea esta la mayor injusticia de todos estos años).
Había que aumentar las tarifas del gas, entonces. Pero, ¿todos los argentinos pagamos exactamente lo mismo?
No. Y eso está bien, ya que como criterio general nuestra legislación contempla la protección adecuada de los derechos de los consumidores, la confiabilidad, igualdad, libre acceso, no discriminación y uso generalizado del servicio (Ley 24.076 artículo 2 incisos a y c). También la Corte Suprema en el fallo citado se manifestó en este sentido al sostener que en materia de tarifas debe asegurarse “su certeza, previsibilidad, gradualidad y razonabilidad”.
Debe haber categorías de usuarios y tratar igual a los que están en iguales condiciones. Así, se han establecido reglamentariamente criterios que contemplan categorizaciones por consumo promedio, ingresos familiares, zona geotérmica, costos de transporte por distancia, condiciones térmicas prevalentes, etc., estableciendo mediante resoluciones del Ministerio de Energía y del Enargas las tarifas que cada empresa concesionaria cobrará a sus usuarios, reflejadas en unas casi inentendibles planillas llenas de números y letra chica.
El Fondo Fiduciario para Subsidios de Consumos Residenciales de Gas. Dentro de estas categorías existe la creada por el artículo 75 de la Ley 25.565, el llamado Ffgas que tiene como objeto financiar parcialmente el consumo de gas para la Región Patagónica (que incluye a la provincia de La Pampa y el partido de Carmen de Patagones en la parte sur de la provincia de Buenos Aires), Departamento Malargüe de la provincia de Mendoza, de la región conocida como la Puna. Este fondo tiene duración hasta fines de 2019 y su aplicación mediante tarifas diferenciales que también fija el Enargas, tiene como resultado que las tarifas hoy vigentes para esa zona sean en promedio 1/4 de las que un tandilense en similares condiciones hoy paga (por ejemplo para la zona La Pampa Sur la tarifa diferencial es $ 0,525 por mt3 y para Santa Cruz $ 0,395).
Entendemos que sería justo incluir en este Fondo Fiduciario GAS (art. 75 Ley 25.565) a los habitantes de nuestra zona y del sur de la provincia de Buenos Aires que incrementan su consumo de gas por efecto del frío, equiparando así el tratamiento tarifario entre los ciudadanos que se encuentran en similares condiciones. Prueba de esta igualdad de condiciones ha sido la recategorización aprobada por el Enargas en su Resolución 4343/17, mediante la cual incorpora a la denominada “zona fría” a 25 partidos del centro y sur de nuestra provincia.
En efecto, existe una gran injusticia al dar diferente tratamiento tarifario a estos bonaerenses respecto de otros habitantes, que cuentan con una tarifa diferenciada para atender a la mayor necesidad de calefacción debido a las inclemencias del frío. Hoy, con la aplicación del último cuadro tarifario (dispuesto por Resolución 74E/2017 del Ministerio de Energía de la Nación y de la Revisión Tarifaria Integral de Camuzzi Gas Pampeana SA aprobada por Resolución Enargas 4358/17 del 30 de marzo de 2017) , una familia del centro y sur de la provincia de Buenos Aires sufre el mismo frío que una familia patagónica, pero debe abonar el gas dos, tres y hasta cuatro veces más, por no estar incluida en las previsiones del subsidio mencionado.
De no incluirse a las familias del centro y sur bonaerense en esta categoría se estaría manteniendo una injusticia, que los fuertes incrementos de tarifas han evidenciado, y que propiciamos sea entendida. El Ffgas tuvo en 2016 un presupuesto de poco más de 620 millones de pesos. En 2017 se incrementó considerablemente, pasó a ser de más 6.400 millones de pesos, con lo cual entendemos que existen recursos presupuestarios suficientes para la ampliación geográfica propuesta.
La prestación de servicios públicos de calidad y eficiencia (mandato del artículo 42 Constitución Nacional) y la determinación de tarifas justas es una materia pendiente en nuestro país desde hace ya muchos años. Es hora de tener igualdad también en esto.
Carlos Andrés Mansilla
Abogado serrano
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Mensaje para un país que vive en campaña
Señor Director:
Tiempo atrás leí un titular: El Gobierno impulsa un blanqueo laboral para formalizar a los trabajadores en “negro”. Son 4,5 millones de personas. Las estadísticas siempre fueron elocuentes, un tercio de trabajadores está registrado y aporta al fisco. Un tercio trabaja en “negro”, un tercio no trabaja. De la gente joven, hay más de un millón y medio. “Ni, ni” (ni trabajan, ni estudian). Será un blanqueo, un borrón y cuenta nueva, cualquier sistema es bueno, si todos los que trabajan, aportan, porque ese descuento más otros importantes, ayudan a que el país mantenga escuela, hospitales, caminos y cosas esenciales para la vida del país.
Los impuestos que pagan un tercio de la población, son confiscatorios. Todos deben pagar, pero impuestos razonables. Bajen los impuestos, permitan despegar, sin tener un socio demasiado caro.
A los jubilados, que aportaron toda su vida, que jamás les dieron un interés por el capital aportado y les descuentan ganancias. Hay casos que han dado jubilaciones sin ningún aporte, inclusive a extranjeros, que se fueron a su país de origen. Los que aportaron más de 30 años, jamás deberían sufrir descuentos de ganancias.
Ayuden al necesitado, controlando su veracidad. Sancionen a los corruptos, con obligación de devolver lo que robaron. Un funcionario multimillonario debe justificar su patrimonio. No lo justifica, lo devuelve y es procesado por no saber cómo hizo la gran fortuna. No perdamos la fe. Así como vivimos en una permanente campaña para vivir de la política. Aportemos para que la inseguridad y la corrupción no nos hagan desaparecer como país. Alguien dijo: “Argentinos a sus cosas”.
Zulma Huang
DNI 12.685.319
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