Carta de lectores
La postura de Apymet
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Señor Director:
Nos dirigimos a Ud. y a sus lectores en respuesta a los comentarios aparecidos el 4 de julio del corriente, referidos a la industria local.
Apymet, como portavoz de sus asociados, desea manifestar que:
1- En los últimos años ha sido una constante el cierre de empresas y la pérdida de puestos de trabajo. Este proceso involucra tanto a las pymes más tecnificadas como a las menos tecnificadas. Estamos convencidos de que con el cierre de más empresas no se soluciona el problema.
2- Centrar el análisis en lo anecdótico oculta las decisiones políticas respecto de la industria nacional.
3- La industria metalmecánica está padeciendo las decisiones políticas respecto de la industria nacional.
4- No hay recetas infalibles cuando las variables económicas cambian tan rápidamente. Solo existen posibilidades de acomodarse para continuar y continuar a veces apareja inconvenientes.
5- La realidad nos indica que, independientemente de quién se trate, cuando la razón que los moviliza es objetiva y afecta a más de uno, como entidad genera un alerta que motiva nuestro esfuerzo conjunto.
6- Trabajamos para que las palabras a sostener y considerar sean: cuidarlas y mantenerlas en lugar de cerrarlas.
7- Sabemos que en un momento de crisis aparece lo peor de la gente y en este caso, la intolerancia y el desprecio por el otro son evidentes.
8- Estamos convencidos de que entre certezas e incertidumbres, las pymes buscan su propio destino.
Sin más, hacemos propicia la oportunidad para saludar a Ud. con nuestra mayor consideración.
Gustavo E. Dacovic
Presidente de Apymet
Juana Echezarreta
Secretaria de Apymet
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Suma y devuelve
Señor Director:
Por medio de la presente quiero agradecer a los empleados de SUMA, ubicado en Colón y Las Heras, Laura (cajera), Luciano, Mariano, Marcelo y Sebastián, por su honradez, sentido del honor y fidelidad a la casa que representan.
Porque el viernes 7 de julio, después de haber pagado un crédito, me retiro del negocio, dejando olvidada sobre un electrodoméstico, retirado de la caja, una bolsa con una campera adentro (no muy económica). Había apoyado sobre dicho electrodoméstico mi campera y la bolsa para buscar el dinero con el cual debía pagar.
Este acto daba la ocasión para que cualquier persona, entre ellas los empleados, la hubiesen podido tomar y quedarse con ella. Pero los empleados, lejos de tal actitud, cuando vieron algo que no pertenecía al negocio, la entregaron a la cajera y ella la guardó hasta horas después, cuando me fue restituida en mis propias manos al ir a preguntar si se encontraba allí.
Gestos como estos deben ser resaltados en este sistema en el cual te matan, justamente, por un campera o un par de zapatillas.
Nuevamente agradezco a todos los empleados de SUMA por tener en tan alta estima el deber de un empleado y por dejar en algo el nombre de su negocio. Dios los bendiga a todos.
Los saludo respetuosamente.
Norma Gago
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Tenemos que recuperar el valor
por la vida, el amor y la familia
Señor Director:
Estoy cansada del desamparo generalizado. Escribo porque tiempo atrás le robaron a mi hijo a las 5 de la tarde saliendo del colegio. Al mismo tiempo, le entraron a robar a una familia con sus hijos en la casa. Hace un mes a una vecina, y así, y así… Sin embargo, las calles están llenas de hombrecitos azules que no hacen nada. ¿Adónde vamos con esta sociedad sin ley, sin principios ni cuidado del otro?
Una sociedad hedonista e indiferente frente al dolor ajeno. Una ley que no ampara, donde todo está permitido, donde todo está bien. Donde las víctimas son los culpables. Donde se te ríen en la cara y desmienten permanentemente. Es imposible vivir así. Tanto dolor. Tanta muerte. Tanto desamparo. Se ha incrementado en estos últimos 10 años el cáncer, los chiquitos con TGD-ADD, las enfermedades producto de una contaminación ambiental de las que no se quiere hablar y que la culpa es del estrés, de los nervios y así los llenan de medicamentos. Los accidentes de tránsito, el abuso infantil, la violencia de género o la violencia generalizada. Estoy cansada. Leyes que no amparan, sino que desamparan a nuestros niños y jóvenes.
Esperemos recuperar nuestro sentido común y privilegiar el bien común sobre el bien personal siendo solidarios para con el otro, aspirando a una sociedad más justa con leyes que amparen y protejan a todos por igual. No pierdo la esperanza. Y mi esperanza está puesta en esta Argentina rica en tierras y gente honesta. Dice Voltaire: “Parece que la naturaleza nos ha dado el amor propio para nuestra conservación y la benevolencia para la conservación de los otros. Sin estos dos principios no habría sociedad”.
María Pía Isely
DNI 3.786.990
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Baches, seguridad y recursos
Señor Director:
Desde el Anfiteatro hacia la llamada “Fuente de los Vascos” y viceversa, sorteamos hace años los vecinos y otros conductores (locales y foraños) baches de distintos tamaños dispuestos en forma irregular a lo largo y ancho de unos quinientos metros; muchos de ellos son conocidos y otros aparecen de tanto en tanto por la mala calidad del material de relleno. Se trata de un camino que también recorren turistas que visitan el Fuerte o el Lago del dique por este corredor; sin embargo, es un trayecto que tiene mala señalización, es peligroso y, como ya dije, tiene muchos baches. El otro día, bajaba a la ciudad desde la calle Ayacucho al 500; luego de haber dejado a tras la Fuente de los Vascos, me encuentro con una gran camioneta en sentido contrario “con parte de su carrocería sobre mi carril”, obligándome a tirarme a un costado del asfalto y golpear la rueda en un pequeño cráter, propio de una de las malas “terminaciones” de este asfalto perimetral. Por la maniobra “obligada” debí comprar una goma nueva, a los pocos días de haber pagado 640 $ de patente. Pero los baches, irregularidades y lomos “naturales” del camino son parte de un problema más amplio, que tiene que ver con la seguridad y el presupuesto. Las deficiencias de la obra pública se repiten en el referido trayecto y en gran parte de la ciudad; más allá de mi erogación extra, pues la goma quedó inutilizada, es válido preguntar: qué hacen las autoridades del Municipio con los recursos que obtienen por el pago de patente y otras retenciones. Hay, como ya dije, dos temas que se suman a los baches y otras deficiencias de este espacio (cámaras que no registran, mala señalización, barro, falta de cloacas, etc.). En primer término, se puede decir que la seguridad no tiene que ver con la cantidad de policías o patrulleros, habida cuenta que se trata de “una parte” del programa que hace a la tranquilidad ciudadana; un plan de seguridad debe ser “integral” y, por ello, debe considerar la protección de la comunidad en forma cabal. La observación, la planificación y, entre otras cuestiones, la inspección como parte de las responsabilidades del sector son cuestiones importantes; pongamos, por ejemplo, el caso del recorrido entre el Anfiteatro y la Fuente de los Vascos que es un pasaje peligroso, entre otros. Efectivamente, se trata de un trayecto de curvas y lomadas muy angostas donde apenas pasan dos autos y, sobre la curva de Uspallata, solo se sabe que viene un coche en sentido contrario cuando se está a metros de distancia, además de seguir sorteando baches en un escenario que podría ser más confiable. Por otra parte, se constata que hubo accidentes; por el momento, sin pérdida de vidas. Pero, hay soluciones, si los responsables del sector agudizan la imaginación. La cuestión de la seguridad se compagina, entre otras cuestiones, con la prevención (inspección, señalamiento, ensanche de calle o establecer una mano única en tramos peligrosos, etc.) por ello se debe considerar a la “seguridad” como un servicio “integral”; esto tiene que ver, por ejemplo, con la colocación de “conos” sobre la calle cuando la vereda es bloqueada al peatón por una construcción o descarga de mercadería, obligando al ciudadano a circular por la calle con los riesgos del caso; la “prevención”, evita accidentes. También la “observación”, hace a la responsabilidad oficial; no basta con lo “establecido” ni con la “comodidad” de lo realizado, es necesario siempre mejorar situaciones, posiciones e ideas. Recorrer los espacios públicos es de utilidad para reafirmar o modificar esquemas específicos de seguridad; basta con pararse en la esquina de Belgrano y Chacabuco, para verificar, por ejemplo, que los vehículos que vienen por la “izquierda” o lo colectivos imponen generalmente su paso sobre el que tiene “prioridad”. Se trata de una “muestra” de una situación, si se considera a la seguridad como un tema integral.
Se expuso este caso, por tratarse de un lugar próximo al ayuntamiento. ¿Cuantos automovilistas usan la luz de giro adecuadamente o respetan la ley de paso? Es un tema local, que tiene que ver con la “educación”, el otorgamiento de licencias de conducir que tiene que ver con el desarrollo de la comunidad donde paisanos y personas mayores manejan como en la época en que Tandil era un “pueblo”. Las multas, por mal estacionamiento u otras faltas, deben ir parejo con la “prevención”, en especial cuando hay una dotación de gente que recorre las calles con el solo propósito de sancionar y recaudar; el combo de policías e inspectores de tránsito u otros agentes debería actuar en forma colegiada para, por ejemplo, afrontar los temas de la calle como un solo equipo que atiende los posibles inconvenientes que afecten al ciudadano (corte de veredas, estacionamiento “vertical” de automóviles en las puertas de las casas, descarga de mercadería, falta de tachos públicos de basura, etc., etc.). Así, se ensanchan los recursos; se trata de un cúmulo de cuestiones que hacen a la seguridad cabal, más allá de los robos, arrebatos, etc. Tandil tiene dos autos por persona, según se dice; si se considera que se pagan solamente 200.000 patentes, a un “promedio ponderado” de solo 1000 $ mensuales, la recaudación aproximada sería de 200.000.000 $ sin contar con las multas por mal estacionamientos y otras infracciones, donde la “prevención” brilla por su ausencia y los baches se extienden por toda la ciudad, como muestra de la deuda que tienen las autoridades municipales con la comunidad.
Carlos A. Méndez Paz (h.)
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