Christian Vogrich comenzó un 2016 con “mi búsqueda en la pintura”
En el año 2000 Christian Vogrich comenzó a incursionar en la pintura tras años de estar atento a esta disciplina y buscarle su aporte, sobre todo en la etapa escolar, para canalizar el arte. Hoy, es un reconocido artista de la ciudad y cuenta con su propio taller donde permanentemente organiza exposiciones para que sus alumnos sepan de qué se trata el mundo de la pintura.
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Relatando sus inicios, sus proyectos para el 2016 y el significado del artista plástico en el ámbito local, Christian Vogrich dialogó con El Eco de Tandil.
-¿Cómo fueron sus inicios profesionales?
-En el 2000 con la ayuda de la profesora Claudia Salerno, quien me enseñó los primeros pasos con la técnica al óleo, decidí ponerme a trabajar puertas adentro solo y tratar de mejorar la técnica día tras día, con muchas horas de trabajo. Comenzando a participar en concursos y salones de pintura, y felizmente ganando premios en mis primeras participaciones, que lograron motivarme a continuar y a seguir luchando en este camino por el arte.
Todo eso, me fue llevando actualmente a dar clases particulares en mi taller, gracias a una mujer, Graciela Vedela, actual alumna y amiga. Un día, hace muchos años, viendo por la tele en el programa “La Ciudad” me vio pintando en vivo, en un ciclo en donde pintores de nuestra ciudad iban al programa a pintar. Me llamó por teléfono y me pidió, insistió y convenció para que le diera clases en su casa a ella y a su hijo Oscar. Desde ahí comencé a dar clases a domicilio que finalmente en la actualidad lo hago en mi taller.
-¿Cómo fue el balance de su 2015?
-Fue un año positivo. Si bien por cuestiones personales no tuve el tiempo que hubiera querido para dedicarle a la pintura, fui invitado a exponer en septiembre en Buenos Aires, llevando una muestra retrospectiva individual. También obtuve la mención especial del jurado en la ciudad de Tres Arroyos, en el Salón Pequeño Formato.
-¿Y respecto a los talleres?
-Las clases que brindo están abiertas durante todo el año para público general, con o sin conocimientos en pintura. Para mí es mucho mejor que no sepan nada y guiarlos desde cero, puesto que trabajamos con técnicas para ir desarrollando el ojo que es tan importante como la destreza que con el tiempo logrará la mano también.
Como coordinador del taller, una de las metas que siempre trato de llevar adelante es la de buscar oportunidades para mostrar lo que los alumnos hacen, porque la mirada del espectador es lo que termina cerrando el trabajo del artista. Además es una oportunidad para compartir socialmente, algo que motiva mucho y premia tantas horas de trabajo en soledad.
Así fue que el sábado 16 de enero, mis alumnos estuvieron exponiendo en el encuentro que se realizo en el Centro Ecuestre La Esperanza, con la presencia del “encantador” de caballos, Martín Ochoteco, y presentaron la muestra “De Equinos”
-¿Cuáles son los proyectos para el 2016?
-Para este año se viene mucho trabajo interno, con mi búsqueda en la pintura. Arranqué el verano trabajando en una obra para presentar para el Salón Nacional de Arte Sacro que todos los años se realiza en nuestra ciudad y que siempre trato de difundir; así como entusiasmar a mis alumnos, puesto que debemos apoyar este tipo de Salones que nos motivan a seguir en este camino.
Esta es una oportunidad para mostrar nuestro trabajo, más allá de los resultados finales y del premio en sí, ya que poder exponer en las salas del Museo, creo que es el sueño de cualquier artista, y ésta puede ser una buena oportunidad.
También para fin de este 2016 tengo una propuesta para exponer en San Carlos de Bariloche, pero todo dependerá de los tiempos que tenga para poder cumplir con la realización de obras nuevas, sino será para el año siguiente.
-¿Cuáles son las posibilidades para los artistas plásticos en Tandil? ¿Tienen espacios para exponer?
Hablando de posibilidades, es un tema recurrente que escucho a menudo y creo que está en la fantasía de la gente que no está en el tema. Creo que el camino del arte, es difícil si se lo mira por la veta de lo económico, no da seguridad, ni mucho apoyo tampoco. Pero personalmente, creo que lo que a uno lo haga feliz es realmente lo que vale, y si uno lo hace con compromiso, amor, constancia y respeto, los logros los vera cada uno en particular.
En cuanto a la realidad de venta, hay artistas que hacen sus obras y las venden perfectamente en Buenos Aires, en lugares que ya conocen de su obra. En mi caso, durante el año vendo obras, pero la gran mayoría son pedidos, pero la parte negativa es que me deja con menos tiempo para continuar trabajando en mis obras.
En la actualidad, Tandil ha crecido enormemente y la ciudad está quedando chica no solo en educación y salud sino también en espacios culturales que permitan mayor difusión del arte tandilense. Los que hay como el Mumbat y Galería Artemio, son posibilidades, pero a lo mejor tienen otro perfil y es entonces que queda mucha cantidad de gente con talento que no encuentran dónde materializar su exposición.
Agradezco enormemente este espacio en El Eco de Tandil porque muchas veces me llegaron propuestas para exponer con los alumnos al leer alguna nota, en donde justamente se toca este punto de la falta de espacios culturales; o mejor dicho, de espacios culturales dignos, para que las obras puedan ser apreciadas como se merecen.
A principios del año pasado, Belén Lionetti, encargada de Terraxa – Rodríguez 793, me invito a darme un espacio para mostrar las obras de los talleristas, y la verdad que estamos muy contentos. Al ser un gastropub, hay público todo el tiempo, muchas veces ajeno al arte, que se acerca sin querer y luego se sacan fotos junto a las obras y también se contactan con los autores, y se produce un lindo intercambio, en donde todos salimos favorecidos. Así que durante todo el 2015 estuvimos renovando obras cada dos o tres meses y continuamos también durante este año, agradecidos, de que gente como Belén, nos abra las puertas del espacio que maneja, para mostrar las obras.
¿Se les da la importancia suficiente?
-Sinceramente siempre digo que el artista plástico es el más “dejado de lado” de todas las ramas del arte. A los músicos se los convoca o contrata muchas veces para dar un recital o cantar un par de canciones y se les paga por su trabajo; a los artistas plásticos, la cosa se nos complica siempre porque trabajamos mucho tiempo en una obra, que ni sabemos si la venderemos algún día.
Además de tiempo nos llevó dinero en los materiales y muchas veces el artista debe pagar para poder exponer en una galería. Hay mucha gente que “vive” de los artistas en Buenos Aires; por ejemplo, donde te ilusionan con exponer en tal país un par de obras tuyas, y te cobran un dineral para hacerlo y también hay mucha gente poco seria que estafa a los artistas que muy ilusionados dan sus primeros pasos en el arte y ni siquiera cumplen sus promesas.
Siempre cito a Helmut Ditsch, artista hiperrealista que tuve la suerte de conocer hace varios años, cuando me decía que aquí en Argentina ninguna galería le abrió las puertas para mostrar sus obras, y siempre aconsejaba que era mejor mostrar las obras en lugares públicos para que todo el mundo las vea, que caer en malas manos de algún galerista que se aproveche del artista.
Estaría muy bueno, que en algún momento, algún edificio histórico de Tandil, o por qué no algún nuevo espacio, permita disponer de paredes blancas con un sistema de luces para poder hacer rotar obras de más artistas locales.
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