Con lo que cuesta armar un Fugl
La semana en la que los norteamericanos consagraron a su primer presidente negro, y comprobaron científicamente que los hombres las prefieren de rojo, Tandil volvió a sufrir los coletazos de una crisis que llegó para quedarse.
Empresas de todo rubro ya expusieron un diagnóstico sombrío, plagado de síntomas visibles de una enfermedad por ahora sin remedio. Carentes de recetas, y de cobertura, desde lo social distintas entidades confirmaron la multiplicación de la demanda alimentaria.
En ese contexto, la política intentó no caerse de la agenda periodística. A la inminente interna justicialista, la acompañó un debate por ahora sólo mediático sobre el Presupuesto 2009. El radicalismo se cubrió ante un eventual aumento de las tasas municipales, argumentando que todo dependerá de los fondos coparticipables que dispongan enviar gobiernos naturalmente K. Desde la vereda de enfrente, el FPV le salió al cruce para asegurar que no aprobará incremento alguno. Decisión meramente testimonial, está claro, dada la mayoría automática del lunghismo en el Concejo Deliberante.
Pero, ajeno a las críticas de siempre y, no por repetidas, atendibles unas cuantas, fue el Intendente el principal protagonista a la hora de retomar con fuerza la iniciativa en la gestión y mantener en alto su perfil de hacedor inclaudicable. En los últimos días, Miguel Lunghi no paró de caminar la calle y posar para la foto mientras lanzaba obras de gas, de repavimentación, de luz, de cloacas… El jefe comunal se plantó firme e infló el pecho cuando una organización internacional le habló de la ciudad como una ?de las capitales del futuro?, y lo puso en la cumbre de los Emiratos Arabes para exponer sobre su ?Tandil soñado?.
Justo cuando los versos de Gualicho, de Beilinson-Solari-Bucciarelli, en Ultimo Bondi a Finisterre, le prestaron algo más que la fonética de cara a los descendientes de su admirado pionero danés.
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