Cuatro años de prisión por el asalto a polirrubro de Yrigoyen
Se trató del suceso ocurrido el 23 de mayo del año pasado, cuando siendo aproximadamente a las 23.10, tres sujetos arribaron a bordo de un automóvil marca Volkswagen Gol, dominio XMM-819, de color bordó, con vidrios polarizados, al kiosco ubicado en calle Yrigoyen 830, denominado Multiservicios Las Cabañas, propiedad de Juan Mariano Guerraz, con la finalidad de sustraer dinero y otros objetos de valor que encontraran.
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Una vez en el lugar, uno de los sujetos permaneció en la puerta de ingreso al comercio, y los restantes ingresaron al mismo. Uno de ellos se dirigió a Guerraz a quien intimidó mediante un arma de fuego tipo pistola que extrajo de su cintura, y mientras apuntaba al cuerpo de la víctima exigió la entrega de dinero diciendo: “Ya sabés a qué venimos, dame la plata, dame la plata fuerte, dame las tarjetas”.
Mientras ello acontecía, el otro individuo se dirigió detrás del mostrador, donde se encontraba la caja registradora y se apoderó de la suma de 1.500 pesos.
Durante el desarrollo de los hechos estos sujetos también se alzaron con la suma de 700 pesos que el comerciante poseía en su billetera, y mientras se retiraban del lugar se llevaron tres chocolates marca Bon o Bon.
Una vez afuera, se subieron al auto y se dieron a la fuga.
Segundo hecho
Pero minutos más tarde, antes de las 23.40, personal policial se hallaba en la búsqueda del auto en el que fugaron los sujetos aludidos en aquel asalto, y detectaron su desplazamiento en la esquina de las avenidas Rivadavia y Avellaneda, desde donde se inició una persecución.
Los sospechosos no detuvieron su andar y continuaron la huida hasta ingresar en la parte trasera de una vivienda de calle Del Libertador 450, donde descendió el trío, del cual uno irrumpió al interior de la casa.
En la propiedad estaba una familia cenando, cuando escuchó que un vehículo ingresaba rápidamente a la parte trasera de la casa y entró un joven al que conocían de vista y que lo llamaban Maxi.
El muchacho tomó a su hija menor de 13 años de edad y comenzó a zamarrearla de un brazo, diciéndole “vos sos mi novia y yo estaba comiendo acá…”, entre otras expresiones, según relató la dueña del hogar que prestó su testimonio.
Allí la mujer preguntó qué es lo que pasaba y el intruso respondió: “Nada, la policía que siempre me sigue y me para”. Seguidamente la mujer observó un móvil policial y los uniformados bajando hacia su casa. Le preguntaron si sabía quién andaba en ese auto y la testigo, por miedo a que aquel hombre lastimara a su hija, les dijo que en el auto circulaba el novio de su hija.
Le preguntaron -los policías- si les daba permiso para realizar una inspección sobre el patio trasero, a lo cual la mujer los autorizó a revisar.
Luego le preguntaron quién era el novio de su hija y si lo podían entrevistar. Cuando comenzó el interrogatorio, el sospechoso comenzó a inventar historias como que habían salido de la casa, pero sólo a comprar pan, mientras que le decía a la menor “¿nocierto, negra?”, a lo que la joven por temor asentía.
Sin embargo, en determinado momento de la tensa situación, la madre se apartó del grupo y pidió hablar con el oficial a cargo del operativo. Le comentó que todo lo que decía el sujeto era mentira e incluso no tenía trato con él, y que las cosas que se veían desde afuera no las había comprado su hija, ya estaban en el interior.
Ante lo expuesto el oficial se fue acercando al sujeto y le dijo que lo que decía era todo mentira, terminando en la detención y traslado a bordo del patrullero.
Por los chocolates
Sobre la autoría y responsabilidad del imputado, se apoyó el veredicto en el testimonio del damnificado y el reconocimiento que realizó en rueda de personas. Allí, lo sindicó como la persona que ingresara a su comercio, que portaba el arma, lo amenazaba y dirigía las acciones.
También se sumó la declaración de la mujer dueña de la casa, que habló con la policía, como otro indicioincriminante: haberse hallado en el asiento trasero del auto dos barras de chocolate.
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