Desde Bromatología explicaron los controles que se realizan a las piletas
El director de Bromatología, Omar Olivera, fue consultado por este Diario acerca del control que desde el Municipio se está llevando a cabo en los distintos espejos de agua que son utilizados en esta época estival en la ciudad.
Olivera comenzó explicando la tarea que realizan al decir que “tengo un equipo de dos profesionales que van recorriendo todas las piletas y controlándolas. Hay que mencionar que en primer lugar los espejos de agua deben estar debidamente habilitados, tanto clubes como las piletas públicas”.
Agregó que “hacemos de policía sanitaria mediante un decreto de la provincia de Buenos Aires, que nos dan todas las pautas para que nosotros exijamos a las piletas. Deben tener personal médico o en su defecto una enfermera para que realice la parte clínica previo a que ingresen a las piletas. Después están los guardavidas que son profesionales y ya saben todo lo que deben tener para realizar esa tarea y otra cosa que hacemos es el control del agua”.
Sobre cómo se realiza el control explicó que “ese es nuestro fuerte, haciendo control de cloro, turbiedad y el PH (NdR: potencial hidrógeno) que hace que el agua este potabilizada y tenga los niveles necesarios de cloro para que nos sea un foco infeccioso”.
En cuanto a los controles realizados en este inicio de temporada indicó que “generalmente es gente que hace muchos años que está con este tema y conoce el manejo. La turbidez significa que se vea perfectamente el fondo de las piletas. Cada espejo de agua en la parte más profunda tiene que tener un círculo negro de unos 40 centímetros de diámetro. Uno desde la superficie debe verlo perfectamente y se hace a los fines de evitar riesgos. Si un chico o alguien se va al fondo el guardavida u otras personas puedan verlo. Con el agua turbia y mucha gente en la pileta es imposible poder ver algo. El agua tiene que estar súper transparente”.
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Controles
Hace unos días una de las piletas ubicada en el Balneario del Sol fue sometida a los controles que se realizan y debió acatar lo que las autoridades detectaron.
Olivera manifestó que “en las visitas que hacemos había una o dos piletas que estaban bajas de cloro, es decir no tenían el nivel normal que tienen que tener. Y había una que estaba un poco turbia”.
Recordó que “la hicimos vaciar y que se limpiara bien para volverla a llenar”. Agregó que “sucedió que llegaron las fiestas de fin de año con fines de semanas largos, y hubo muy altas temperaturas. Entre las personas que acudieron en este caso al Balneario del Sol y el calor, produjo que el agua se descompusiera más rápido”.
Luego indicó que “citamos a los propietarios, estuvimos charlando, les dimos todas las explicaciones y quedamos a disposición de ellos para que no incurran en estas situaciones”.
Los controles se hacen tres veces por semana en los más de veinte espejos de agua que tiene el Municipio. Generalmente las piletas a la mañana tienen colonia y a la tarde es libre, en el intermedio que es el mediodía hacemos los controles y exigimos que la pileta esté en condiciones. El cloro se debe medir a primera hora, mediodía y cuando se termina el día para agregar lo que falte y que actúe toda la noche”.
Por ahora, sin infracciones
Al ser consultado si en la actual temporada habían infraccionado alguna pileta señaló que “por ahora no, pero hay un decreto que debe respetarse y quien no lo cumple puede llegar a sufrir desde una infracción hasta la clausura. Este año no hemos infraccionado, pero dimos pautas para mejorar la calidad del agua”.
Añadió que “a nosotros nos interesa educar no andar clausurando. Para llegar a clausurar el lugar tendría que estar muy mal cuidado, baños, duchas y el agua en un estado calamitoso que obligaría a vaciarla. Si a un sitio uno le da una prorrogativa a cumplir, se vuelve a constatar y no cumple, no queda otro camino que clausurar. Por suerte no hemos pasado por esta situación. Tuvimos algunas infracciones años atrás”.
En cuanto a los guardavida y enfermeras dijo que “deben estar en todas las piletas que controlamos, si no tienen eso directamente no abren. Con anterioridad al inicio de la temporada cada lugar debe presentar una carpeta con todos los detalles que se le piden más la constancia de título del guardavida y la enfermera”.
En cuanto a si tienen catalogado cuál es la mejor pileta en Tandil expresó que “nosotros tenemos un índice, hay lugares que son excelentes y otros más o menos. Permítame no dar nombres. Eso sí malos no hay ninguno, porque no estarían trabajando ya que no lo permitimos. En cuanto al riesgo, todos tienen su guardavida, están demarcadas las profundidades y cumplen con todo lo exigido. Tiempo atrás la pileta del Club Hípico era peligrosa porque tenía mucha profundidad y se pasaba de una zona baja a un lado muy profundo sin escala. Con la remodelación quedó muy bien, sin riesgo y con buena visibilidad. Las piletas en su gran mayoría están en un nivel aceptable”.
——–La Cava de Cerro Leones, un lugar
paradisíaco que preocupa
Si bien no le compete al área porque se trata de un sector privado, el incremento de ciudadanos que concurren a la cava natural ubicada en Cerro Leones, es algo que preocupa a las autoridades.
Al respecto señaló que “es una situación que conlleva un determinado riesgo. El lugar es muy lindo con un paisaje soñado y la gente busca ese refugio porque no se le cobra nada. Hoy en día ir una familia a una pileta puede llegar a resultarle muy oneroso, en algunos lugares no en todos. Conozco casos que cobran 100 pesos por persona y a muchos se le dificulta poder abonarlo”.
Continuó narrando que “es peligroso porque no hay guardavida, no se sabe bien qué hay en el fondo, cuál es la profundidad dado que algunos hablan de 25 metros, y lo más importante es que es una propiedad privada”.
Recordó que “cuando comenzó esto fuimos a hablar con un puestero del lugar y nos dijo que aparentemente los dueños eran de Buenos Aires. Que él ponía los distintos carteles de prohibido pasar, pero que no podía detener el ingreso de personas. Es una situación que nos preocupa porque la gente concurre quizás sin advertir el peligro que se genera en un lugar que no está habilitado”.
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