Desde el Balneario del Sol salieron a defender la concesión y argumentaron ?desinformación?
En concreto, El Eco de Tandil dialogó con Magdalena Magneres -quien junto a Sergio Gibonetti, mantiene la concesión del predio municipal desde 1992-. Se centró en las mejoras impulsadas en el predio ubicado en el circuito turístico del Lago del Fuerte, que a lo largo de los últimos 20 años fueron “muchísimas”, y aseveró que la actualización de los precios está sujeta a la realidad económica del país.
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No obstante, sostuvo que “la gente nos responde siempre”.
“Sorpresa” y “desinformación”
En primer término, Magdalena Magneres reconoció que tomaron con “bastante sorpresa” las declaraciones del edil kirchnerista pero también “lamentando la desinformación” respecto al valor de las entradas y la forma en que los últimos 20 años se determinó.
“Los abonos y el precio de la entrada están publicados desde el día que abrimos, el 30 de noviembre”, dijo, y criticó la denuncia por los valores al especular que el cálculo de incremento que plantea el Frente para la Victoria -que ronda el 63 por ciento- estaría tomado en base al precio de lista, dado que “cualquier persona que viene diariamente pide las tarjetas de descuentos”.
“Nunca hubo un requerimiento”
En esa línea, aseguró que la definición de la tarifa antes del inicio de la temporada siempre se manejó de la misma forma, descartando así la incidencia del Ejecutivo o del Concejo Deliberante. “Nunca hubo un requerimiento como órgano de contralor”, aseguró.
Recordó que en el inicio de la concesión “empezamos con 1,50 peso para adultos y 1 peso menores” y hoy, 20 años después “la entrada básica le sale 20 pesos a un menor, si tiene un descuento sale 15 y si opta por el abono paga 5 pesos por toda la temporada por día”.
“Siempre hemos puesto el precio acorde a la economía del país en el año que tenemos cerrado. Son tres meses los que trabajamos y nueve los que estamos cerrados”, ratificó Magdalena Magneres. Así, “de a poco fue subiendo hasta llegar a los valores de hoy, pero siempre con la opción de acceso a todos los descuentos y abonos”.
En tanto, la totalidad de las instituciones que acuden al balneario lo hacen “sin cargo”, mientras que los niños de la colonia municipal de vacaciones que funciona en el lugar tienen un costo diario de 2 pesos que se le cobra al Municipio en base a un convenio de contraprestación firmado entre las partes.
El fin social
A su vez, y en comparación con otros espejos de agua de la ciudad, Magneres remarcó que en el Balneario del Sol los precios “siempre han estado por debajo y este año también”, y que el objetivo es mantener el fin social del predio municipal pese a que se encuentre explotado por privados.
“Es una concesión que después de tantos años está instalada como un beneficio para la gente de Tandil que todos los años sigue viniendo”, analizó.
Plan de obras
Ahora bien, la concesión del predio se encuentra vinculada a la ejecución de un plan de obras que se actualiza con cada prórroga como una suerte de canon por la explotación del lugar.
En la última ampliación del contrato, en 2011, se acordó un plazo de ocho años más a cargo del predio a cambio de un programa de mejoras por 800 mil pesos.
En concreto, Magdalena Magneres aseguró que varios de los proyectos incluidos fueron concretados, entre los que mencionó el corrimiento del destacamento policial del Dique hacia otro sector, el acondicionamiento del espacio donde anteriormente funcionaba el puesto para convertirlo en un parque verde, y la obra para la instalación de una planta de tratamiento -que comenzará la semana entrante-.
Sobre el último de los proyectos, el sistema de filtrado para el cuidado del agua de las piletas, explicó que se instalaron cinco filtros para la conservación de la pileta de salto y el primer riñón.
Y admitió que “tenemos hasta noviembre, cuando se cumplen los 36 meses de plazo, para terminar con toda la instalación de los filtros”. Resta la colocación del sistema para los restantes espejos de agua del complejo.
Uso del agua
Afirmó que la obra fue propuesta por los concesionarios a raíz del evidente crecimiento habitacional de la zona y de una “concientización del cuidado del agua”.
“Es una obra que impuso el paso del tiempo y la conciencia de eso. Siempre hemos preservado la naturaleza, la vista del lugar y en ese punto el agua era algo que nos faltaba”, evaluó. Por eso estimó que dada la importancia, la iniciativa “fue aceptada por el Municipio y consensuada por el Concejo Deliberante en 2011”.
Magdalena Magneres indicó a este Diario que el agua de las piletas tiene un ciclo “de aproximadamente diez días”, aunque dependerá de la cantidad de personas que se bañe y las condiciones climáticas, y agregó que se someten a los controles de la Dirección de Bromatología en base a la cloración y la limpieza.
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