Desde la Cuenca Mar y Sierras advirtieron que la situación de la lechería es crítica
Luego de que Carbap lanzara días atrás un comunicado anunciando inminentes medidas de protesta por la difícil situación que atraviesa el sector lechero, el presidente de la Cuenca Mar y Sierras, Alejandro Stefano, advirtió que los grandes comercios son los que “se llevan la gran tajada” y que continuamente cierran tambos porque no pueden seguir subsistiendo con los bajos valores que se paga el litro.
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En diálogo con El Eco de Tandil, evaluó que “se viene recomponiendo demasiado despacio el tema de la lechería y, mientras tanto, la situación de quebranto hace que se sigan cerrando tambos”.
Indicó que “el tema de los cereales para nosotros es una complicación porque nuestro principal insumo es el alimento, y han aumentado tremendamente en general todos los insumos, que estaban dolarizados”.
Detalló que el precio que les pagan por litro de leche se recompuso entre un 23 o 24 por ciento en lo que va del año, llevándolo en mayo a 3,70 y alrededor de 3,80 en junio.
“El año pasado en octubre, noviembre nos pagaban 2,60 el litro. En 2015 a principios de año estábamos cobrando un poco menos que ahora”, señaló.
El problema, es que el costo para el productor es de entre 4,20 y 4,50, con lo cual están “totalmente por debajo de los costos”.
El problema de
la cadena
Stefano, planteó que el problema está en la cadena de consumo. “El productor es el que menos cobra y el consumidor es el que más paga. Ese es el problema de la cadena: la industria y el comercio, principalmente el comercio supermercadista es el que está teniendo la gran tajada en este momento de lo que es la cadena”, advirtió.
Y resaltó que “si eso se recompone, nosotros podemos tener nuestro precio y el producto no tiene por qué variar en góndola, es más tendría que empezar a bajar”.
En tanto, resaltó que “los productores de Argentina a nivel mundial tienen una eficiencia altísima. Si no fuéramos eficientes, ya estaríamos todos fundidos. No existiría la lechería”.
“Hacemos que el costo de leche de la Argentina sea uno de los más bajos del mundo fundamentalmente por la eficiencia nuestra”, enfatizó.
No obstante, cuestionó que “la segunda parte de la cadena, las industrias, son totalmente ineficientes. En Europa en promedio tienen un empleado casi 4, 5,6 y hasta 10 mil litros que producen. Acá llegan a tener un empleado cada 500, 600 o 700 litros que se producen”.
“Las empresas no se tecnificaron, están obsoletas, y esa ineficiencia, que tiene un costo, no se la pueden pasar al supermercadista porque los tiene apretados, es más grande que ellos. Entonces pasan ese costo a nosotros, no aumentando el producto.
El costo de la ineficiencia empresarial lo paga el productor. Hoy entregamos leche a la mañana y no sabemos cuánto nos van a pagar y así no podemos elaborar costos a futuro”, lamentó.
“Uno se come el capital”
Consideró que el tambo subsiste porque “es un negocio de capitalización pero uno se capitaliza fundamentalmente en hacienda. Y cuando se complica la situación hay que vender hacienda, entonces vas achicando parte de tu capital. Pero yo eso lo puedo hacer hasta que no tenga más vacas. Uno va vendiendo lo que tiene y se come el capital”.
“Cada vez el quebranto es mayor, cuando los tambos no pueden más empiezan a cerrarse. Hoy cierran un promedio de uno o dos por día, eso es lo que está pasando en el país, ya hay tamberos que no resisten”, advirtió.
Destacó que “esas personas que tienen tambo, tienen a los hijos que van a la escuela, hay una combi, y uno genera un lugar donde hay afianzamiento de gente que trabaja en el campo, una buena vida, dando trabajo a otra gente. Eso es el aspecto regional que hay que mantener en el país, no sólo con los tambos, con todo”.
El cierre de tambos
Puntualizó que en los últimos diez años el 20 por ciento de los tambos de la zona cerraron.
“No tiene esta cuenca gran cantidad de tambos porque somos tal vez la menor cuenca lechera del país. Esta no es una región tan tambera, es más triguera, tenemos casi 180 tambos en la cuenca, de los cuales unos 75 están en el partido de Tandil”, señaló.
Pero sostuvo que “si uno no mira al que produce, la mirada es corta. Esto es estructural, hace mucho que pasa. No tenemos un empresariado serio en lechería y en otras cosas pasa lo mismo. Todos están hasta ahí nomás, nadie piensa en el futuro, es un país complicado para pensar en el futuro entonces nadie toma las decisiones que hay que tomar”.
Medidas de protesta
En cuanto a las medidas de protesta que se vienen, aseguró que “vamos a apoyar una medida inminente que hay ahora de una asamblea que se hizo en Abasto Sur, que están quejándose sobre una o dos fábrica que no pagan lo que se debe. Aún no sabemos qué tipo de medidas serán. Normalmente es concientizar a la población sobre el problema y las medidas más fuertes son la no entrega de leche, o la parada de un día en una fábrica”
“La última medida en Tandil fue hace 40 días, se regalaron 5200 litros de leche larga vida y además se hizo otra protesta con una camiseteada en francés para una de las fábricas”, sostuvo.
Los subsidios
Explicó que los subsidios, que ya no están, “no cambiaron al ecuación pero nos ayudaron, principalmente a los productores más chicos”.
“En Argentina casi el 60 por ciento de la leche es de productores hasta 4 mil litros. Otra cosa que la gente debe conocer es que prácticamente el 70 por ciento de los tambos están sobre tierra alquilada. No somos propietarios, y es un costo grande, alquilamos tierra a precio de soja y de maíz. El tambo necesita buena tierra y cuesta”, argumentó.
Un trabajo sacrificado
Admitió que “la situación es muy preocupante, además de que hay que comprender que el tambero tiene un trabajo como puede ser el del panadero porque es de noche pero a eso se suma el trabajo a la intemperie. A las dos de la mañana ya hay una o dos personas que están con lluvia, helada, barro saliendo a caballo a buscar las vacas, entrarlas al tambo, ordeñarlas y volverlas a sacar, hacer los eléctricos, lo único que se hace con techo es el ordeñe”.
“Este trabajo es un sacrificio que se hace a la mañana y a la tarde todos los días del año, son trabajos muy particulares que deberían ser valorizados. En la medida que nosotros no tengamos rentabilidad la gente que trabaja en los tambos se cansa y se va”, resumió.
Y recalcó que la gran deuda en el campo es “la infraestructura, una casita pequeña sale 300 o 400 mil pesos. Hay que darle a la gente buena infraestructura, una vivienda, que el lugar de trabajo esté tecnificado, que uno les pueda dar un cuatriciclo en vez de un caballo, que tenga una forma buena de trabajar como en otros países, acá hay zonas que no tienen energía eléctrica!
Cambio de eje
Por último adelantó que buscan dar un cambio de eje desde la Cuenca en cuanto a trabajar más sobre los productores asociados y afianzarse con otras entidades de tamberos exclusivamente de la provincia, y a través de eso empezar a trabajar fuertemente en la mesa provincial más que en lo nacional, ya que no ven “respuestas desde lo nacional”. u
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