Desilusión y agradecimiento
Señor Director:
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El 17 de marzo pasado, mi hermana Liliana Neira circulaba en una moto nueva, con casco, seguro, carnet de conductor, y murió bajo las ruedas de un camión en las calles Darragueira y Juárez, y desde entonces no cambió nada. La muerte de mi hermana no alcanzó para que los funcionarios públicos que deben hacer las cosas bien, las hagan.
Es decir, tomen medidas de seguridad en esas calles tan peligrosas.
Siempre escribo estas notas desde el dolor, la bronca y la impotencia.
Pero como no soy necia, soy un ser racional, también debo reconocer y agradecer a todo el personal de la comisaría Segunda, que estaba de turno a las 18.30 el día 23 del corriente, por la asistencia, contención y la pronta resolución ante el robo sufrido en mi propiedad.
A ellos sí los felicito, porque hicieron las cosas bien. Como debe ser.
Mónica Neira
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