Dos delincuentes golpearon a una mujer y le robaron en su casa de Gardey
Un resonante hecho delictivo sacudió nuevamente la tranquilidad de la localidad de Gardey y generó preocupación entre los habitantes, quienes mantendrán reuniones para exigir más presencia policial y así sentirse un poco más resguardados.
Ocurrió en el mediodía del miércoles pasado, en la confortable vivienda ubicada en la calle 8 número 735, momento que dos delincuentes, tras estudiar los movimientos de la familia, llegaron al domicilio para perpetrar el violento atraco.
No fue cuantioso el dinero que pudieron robar, pero al alterar la tranquilidad reinante, sembraron lógica preocupación entre quienes padecieron esta situación y entre los propios habitantes.
Leticia Alvarez y su marido Daniel Giménez accedieron al diálogo con El Eco de Tandil simplemente para “alertar a la gente, por más que nos dijeron que no digamos nada”.
La damnificada, que estaba sola y sufrió agresiones de los malvivientes, señaló que “cerca de las 12.30 tocaron el timbre, atiendo, y me dicen que traían una encomienda para mi marido, con unos picos para fumigadora de Agrícola Noroeste. Me extrañó el nombre de la agrícola, pero como anda en ese tema creí en lo que me dijeron” y añadió que “estaba sola en la casa, había llegado desde Tandil hacía media hora”.
Luego describió que “estas personas me pidieron una lapicera para firmar el remito y cuando ingreso a buscarla, se metieron en la casa casi sin darme cuenta. Primero me empujaron y después me pegaron una trompada. Eran dos, estaban con sus caras descubiertas”.
Al revivir el ingrato momento que le tocó sufrir, contó que “me ataron las manos con unos precintos y me tiraron al piso. Pedían plata y les dije dónde estaba lo único que teníamos, que serían 2.500 pesos, los que se llevaron junto con un reloj. Buscaban sólo dinero, de hecho no se llevaron ningún electrodoméstico”.
El matrimonio aclaró que “no habíamos hecho ninguna transacción comercial, ni teníamos dinero como para comprar nada, porque algunos mencionaban que teníamos plata como para comprar una camioneta”.
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Escape
Leticia Alvarez debió hacer un gran esfuerzo para poder llegar a la vereda de su domicilio, donde la socorrió un vecino. Contó que “antes de irse los delincuentes me amordazaron, me levantaron entre los dos y me llevaron al baño atada de manos y pies con precintos como estaba y cerraron la puerta. Cuando escucho que se van, porque salieron fuerte con la camioneta, abrí como pude pero no podía caminar porque estaba lleno de papeles y cosas el piso, ya que habían sacado todo del interior de un mueble”.
Explicó que “me tiré de rodillas y fui gateando hasta la puerta de la cocina que yo sabía que había dejado abierta. Seguí de la misma manera hasta el portón y ahí me vio la señora de enfrente que se acercó a auxiliarme y me trajo un teléfono para llamar a mi esposo. Luego paró una camioneta y me ayudaron a desatarme porque me dolían las manos y las piernas”.
Vigilados
Según testimonios de vecinos, vieron a la hora señalada en el domicilio de la familia Giménez, un utilitario color blanco que podría llegar a ser una Renault Kangoo. El mismo vehículo que el día anterior estuvo en el domicilio, pero nadie le abrió.
“Mi hijo, que trabaja también en el campo, circula con una camioneta con los vidrios polarizados. En la tarde del martes se acostó a dormir la siesta y fui yo quien salió en la camioneta”, indicó la mujer.
También sostuvo que “los vecinos vieron que bajaron dos personas, tocaron el timbre pero nadie abrió. Mi hijo escuchó desde su habitación, pero siguió acostado. Quizás esta gente pensó que era mi hijo quien se había ido y yo estaba sola”.
Luego señaló que “en la mañana del miércoles este vehículo anduvo dando vueltas por el pueblo, según nos contaron vecinos”.
Coincidencias
Hace poco tiempo atrás la familia Ruiz, más precisamente Graciela, prima de Daniel Giménez, sufrió otro violento robo que tiene algunas similitudes con este último caso. El hecho se produjo al mediodía, cuando la mujer estaba sola, ya que su marido se encontraba trabajando en el campo. Los delincuentes la ataron con una goma que aún le recuerda el hecho, porque quedó con problemas en las manos. No la golpearon, pero sí la amenazaron con cortarle los dedos si no les daban el dinero que pretendían. Terminaron robando no sólo la plata que había, sino también alhajas de oro que tenía como recuerdo de familia.
Leticia Alvarez dijo que “como le ocurrió a la prima de mi marido hace poco, a mí también me pedían cosas de oro, pero les dije que no hay nada, que se fijaran si encontraban algo en el escritorio de mi hija. Luego empezaron a decir ‘vamos a cortarle los dedos’ y fueron hasta la cocina y trajeron una cuchilla para intimidarme”.
Precaución
Tras lo acontecido, Daniel Giménez dejó la habitual tarea que desarrolla en el campo para acompañar a su mujer. “Es difícil porque tendremos que seguir con nuestras obligaciones, tomando mayores precauciones. Pensé en poner rejas, pero evidentemente el hecho era encontrarnos, que alguien abriera la puerta. Nosotros siempre salimos mucho y jamás entró nadie. Tenemos alarma colocada, porque uno imagina que los delincuentes pueden ingresar cuando no hay nadie. Lamentablemente, no fue éste el caso”, manifestó. u
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Los vecinos se movilizan hoy
al Municipio por la inseguridad
En una reunión autoconvocada por la ola de recientes asaltos, anoche los vecinos de Gardey decidieron movilizarse durante esta mañana al Municipio, para reclamar medidas que les permitan recobrar la tranquilidad. Se concentrarán desde las 9, en el palacio municipal, donde aguardarán que las autoridades comunales los atiendan para entregarles un petitorio.
Ante los distintos hechos perpetrados por delincuentes, la frase “el pueblo creció” es lo que se puede escuchar entre los habitantes de Gardey.
En la actualidad, la localidad rural es custodiada por dos efectivos, demasiado poco para los graves hechos que han acontecido. Cabe recordar lo que pasó el sábado 25 de julio, cuando Silvia Pose, Pamela Pose y María Luisa Martínez sufrieron la visita de tres delincuentes, quienes golpearon a las mujeres mientras les exigían la entrega de 100 mil pesos y le fracturaron la mandíbula a una de las víctimas.
Hace poco fue la familia Ruiz la que tuvo la desagradable presencia de malvivientes, los que se quedaron con alhajas y dinero que tenían en su campo denominado El Principio, ubicado en el camino que une Gardey con María Ignacia.
Hace horas, la víctima fue la familia Giménez, en pleno corazón del pueblo, a escasos metros de la plaza principal.
A raíz de esto y de otras cuestiones menores, quienes habitan en el pueblo buscan que las autoridades reaccionen.
De todas formas, algunos indignados le apuntan a Peralta, quien está a cargo del puesto de policía y con quien no tienen una buena relación por distintos hechos ocurridos.
Este Diario intentó dialogar con el señor Peralta, quien se excusó gentilmente, porque antes de hacerlo debe pedir la autorización correspondiente a sus superiores de la comisaría Primera de Tandil o en María Ignacia, de quienes depende.
Para lograr la seguridad que los vecinos anhelan se deberían cumplimentar los pasos administrativos en la provincia de Buenos Aires y transformar el puesto de vigilancia en un destacamento, algo que por el momento no se avizora que pudiera ocurrir.
Construcción
Dentro del paulatino crecimiento que la localidad está teniendo, los importantes robos a cara descubierta que se han registrado en el último tiempo hacen pensar que hay personas que pasan datos a los delincuentes.
La duda está y hasta la policía la tiene, especialmente sobre aquellas personas que, por las distintas construcciones que se están realizando, han llegado a trabajar en el pueblo. u
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