El depósito de Control Urbano: saturado de motos con infracciones
Cada uno de los vehículos infraccionados por los inspectores de Control Urbano Vehicular, y cuya falta determina su secuestro, han causado que el depósito donde se colocan se encuentre atestado. Según señaló Walter Villarruel, director del organismo, en lo que va de 2017 ya fueron secuestrados seiscientos, entre autos y motos, los cuales ocasionan que el número aumente constantemente y llegue a ser insostenible, debido a que el pago de las multas para el retiro de los rodados no es proporcional a los que ingresan.
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Particularmente, son más de dos mil las motos que allí se encuentran actualmente. Muchas albergan multas de sumas altas que impiden a sus propietarios saldar su deuda para adquirir nuevamente su motovehículo, mientras otros tardan sólo unos días en recuperarlas. Entre las principales infracciones Villarruel enumeró: falta de casco reglamentario, ausencia de seguro, carencia de documentación correspondiente (como licencia de conducir y tarjeta verde), y la inexistencia de las luces reglamentarias, en ese orden. Con el arribo de las temperaturas agradables y los días lindos, las infracciones se multiplican, ya que suele ser habitual que los conductores no se coloquen el casco con el fin de disfrutar de los días lindos y evitar el calor que ocasiona llevarlo sobre la cabeza. Esto se combina con la finalización del ciclo escolar y el consecuente aumento de la cantidad de inspectores dispuestos en la vía pública para la realización de controles en diferentes horarios, lo que posiblemente propiciará la disminución del espacio disponible en el depósito de vehículos por el ascenso de la cantidad de secuestros.
De los motovehículos secuestrados, el 40% de los conductores los retiran luego de pocos días, ya que sólo les falta contar con el seguro o el casco obligatorios, aunque si se trata de alguna falta relacionada con la documentación, es posible que pasen varios meses hasta que se presenten en el Juzgado de Faltas para recuperar su transporte. “Hace pocos días vinieron a retirar una moto que estaba acá desde 2015”, comentó en tono anecdótico Villarruel, pero con el propósito de evidenciar el esfuerzo económico que demanda para algunos el pago de las abultadas multas para contar nuevamente con su vehículo.
Ante el colapso del espacio de avenida Santamarina donde se guardan las motos, cada cierto tiempo se solicita la intervención del Juzgado para el traslado de vehículos al depósito que la oficina pública tiene en Cerro Leones y renovar su capacidad. Pero no se trata de una solución, sino de una alternativa que autoriza mover los objetos de un lugar a otro, ya que el ciclo vuelve a iniciarse una y otra vez, sin descanso. Es por ello que el Director anticipó que la Secretaría Legal y Técnica se encuentra trabajando en una disposición para la compactación de las unidades que no fueron retiradas, como ya lo hacen las localidades de Azul y Olavarría. De esta manera se posibilitaría la descongestión de los depósitos y permitiría dar lugar a nuevos ingresos.
Sin embargo, más allá de la capacidad de los galpones, el empleado público aseguró que lo que más le preocupa no son necesariamente la cantidad de infracciones o vehículos secuestrados, sino las consecuencias que puede sufrir una persona que tiene un accidente y no lleva casco.
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