El Indio Solari reeditó en Tandil su rock del país y conmovió a miles de fanáticos
Recién comenzaba el domingo y miles de jóvenes con piel de lobo y alma de corderos abandonaban nuestra ciudad tras disfrutar a pleno dos horas y media en las que Carlos ?el Indio? Solari dejó en claro porque es capaz de convocar a más 50 mil personas en el interior del país.
El ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota presentó por segunda vez en 2008 su última placa solista ?Porco Rex?, y le sumó además buena parte de los clásicos que, al menos en el Hipódromo de Villa Aguirre, gozaron varias generaciones de rockeros.
Desde un principio, a las 21:30 horas, dejó en claro que la apuesta a estas sierras para rodar junto a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, había sido acertada: ?Seamos buenos con Tandil, que ha sido muy hospitalaria con todos nosotros? le dijo a sus fanáticos, que cerraron con aplausos un romance tandilense que se desarrolló con la misma tranquilidad que las bandas mostraron meses atrás en Jesús María, Córdoba.
Ya habían pasado ?Pedía siempre temas en la radio?, ?Ramas caídas?, y ?Martinis y tafiroles?, tres canciones de su última obra que antecedieron el primer episodio netamente ricotero.
El cuarto fue ?La hija del fletero? (Lobo suelto, cordero atado) lo que despertó el asombro que generan los Fundamentalistas desde arriba del escenario, sobre todo el primer guitarrista Baltazar Comotto, que conmueve en varios pasajes con fraseos furiosos.
Ahí se vieron las primeras bengalas y las primeras pibas en los hombros de los chicos, postal que se repitió hasta las 12 de la noche cada vez que el Indio reversionó, con solvencia, canciones que antes lo tenían con otros compañeros de ruta. ?A los temas de los Redondos le dan otro vuelo? le dijo alguien al oído a este cronista, en referencia a la solidez con la que se mueven los socios de Solari.
El cuarto también trajo reminiscencia: una excelente versión de ?El infierno está encantador? (Gulp), canción que despabiló a los cientos de cuarentones y cincuentones que, en muchos casos con sus hijos y esposas, se acercaron hasta el histórico circo de carreras.
Entre tema y tema, sobre todo en el primer tramo Solari bebió de un vaso y se excusó: ?Van a tener que ayudarme, porque mi salud no está en mi mejor versión?. Una mano que le llegó, sobre todo, cada vez que reeditó clásicos que surcaron la densa niebla en Villa Aguirre.
Eso sucedió con el siguiente en la lista, ?Rock para el negro Atila? (Lobo suelto, cordero atado), que volvió a despertar los ánimos de una masa humana que, antes de que comenzará el recital, había recibido una llovizna de los bomberos que, como muchos, también estuvieron presentes detrás del escenario.
El oscuro romanticismo de ?Y mientras tanto el sol se muere? se sumó a la noche, una canción que el Indio le dedicó a su mujer y a la madre de su único hijo: Bruno. En la misma línea, sonó el mismísimo ?Porco Rex? y ?Bebamos de las copas lindas?, para completar otro tramo ?de los nuevos?.
Los viejos clásicos volvieron de la mano de ?Un angel para tu soledad? (Lobo suelto, cordero atado), aunque inmediatamente ?Nike es la cultura? demostró que Solari y los Fundamentalistas están tanto ?o más afilados- que años atrás cuando presentaron ?El tesoro de los inocentes (Bingo fuel)?.
?Sopa de lágrimas (para el pibe Delete)? y ?Te estás quedando sin balas de plata? volvieron a generar la asombrosa contemplación por el sonido actual, con Comotto en el centro de los aplausos y comentarios elogiosos.
Otra vuelta por los clásicos con ?Ella debe estar tan linda? (Un baión para el ojo idiota) y ?Me matan limón? (Luzbelito), para poner nuevamente al frente la dupla de guitarras con ?Tatuaje? (Porco Rex).
?Divina TV Fürer? (Oktubre) y ?To beef or not to beef? (El tesoro de los inocentes), fueron la antesala de ?¿Por qué será que no me quiere Dios?? (Porco Rex), dónde el Indio estrenó ?pasito nuevo?, según el mismo lo definió entre las luces.
Llegó el momento de ?Vuelo a Sidney? y de ?Pabellón Séptimo (relato de Horacio)?, una canción que el mismo dedicó a un amigo muerto en un penitenciario y que anoche reafirmó con ?un saludo ahí para los muchachos?.
?Un poco de amor francés? (La mosca y la sopa) y ?Juguetes perdidos? volvieron a mostrar la vigencia de los Redondos, mientras que ?Tatuaje? y ?Flight 956? antecedieron el cierre que, como en otras oportunidades, marcó uno de los pogos más grandes del mundo. Con ?Ji, ji, ji?, Solari se despidió de su gente hasta el 27 de septiembre cuando se presente una vez más en San Luis.
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