En el Encuentro Folclórico de la Sierra cantará Yamila Cafrune
Yamila está casada con el también cantante folclórico Esteban Cruz, oriundo de Tandil, de modo que es muy frecuente que la pareja junto a sus hijos visite de vez en tanto la ciudad, por motivos artísticos y también familiares.
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-¿Se puede decir que una partecita suya está en la ciudad?
-Sin duda, incluso subo al escenario más descontracturada porque soy medio local y un poquito tandilense.
-No debe ser fácil llevar la mochila de semejante apellido…
-“El papi” cantaba folclore y yo podría haber cantado rock and roll pero cuando te plantás en el escenario y sabés lo que querés no es una carga pesada, pero sí una gran responsabilidad.
-¿Se pregunta ‘qué hubiera dicho mi viejo de lo que estoy haciendo’?
-Todos los días. Y no solamente con la música. Se da en la vida diaria, pero claro, sobre todo con la música. De hecho canto una canción que a él no le gustaba y sé lo que pensaría. Pero cuando uno sabe lo que quiere, cuando detrás hay 22 años de carrera, se puede. El no quería que cantara.
-¿Por qué?
-Me dijo que era una vida muy solitaria y difícil para una mujer. Pero tuve la suerte de contar con mi marido al poco de haber comenzado la carrera y de allí en adelante siempre estuvo y está Esteban, de modo que muy sola no estuve (risas).
-¿Es una carrera difícil?
-Sí, mucho. Porque es una carrera machista. Un varón puede cantar o no, pero si es lindo sobre el escenario lo ponemos igual. Sin embargo la mujer tiene que mostrar que es diez veces mejor que un varón.
-¿Quién la hace machista?
-El ambiente, no el público que se mueve según el mercado. Y yo no soy un producto de mercado. Me cuesta llenar un lugar o imponer mi forma de actuar o trabajar. Tengo cuatro violeros, tres guitarras y un guitarrón contra las bandas impresionantes que suben a un escenario. Pero la gente sabe a quien va a escuchar cuando me presento. Me conoce y creo no defraudarla.
-Además de lo artístico, su papá tenía un fuerte compromiso social y político. ¿Cómo se siente con esto?
-Muy orgullosa. Era comprometido porque era coherente sobre y bajo el escenario. Entonces si decía que la riqueza estaba mal repartida, en el escenario no iba a cantar Paisaje de Catamarca solamente, iba también a hacer una canción comprometida porque el público lo necesita como también necesita escuchar una canción de amor. Es muy difícil que un artista no se comprometa sobre el escenario, así como es imposible que un historiador no sea subjetivo. Porque si en el escenario dice “me debo a mi público” y baja custodiado por guardias de seguridad para que no lo ataje el público, no es una actitud coherente. Uno es como es.
-¿Cree que esa coherencia le costó la vida?
-Sí. Me duele la ausencia “del papi” pero no porque sus ideales lo llevaron a no estar físicamente conmigo. Estoy muy orgullosa de su vida y murió defendiendo lo que pensaba.
-¿Le dejó algún consejo de escenario?
-No. Es más, muchas veces por mi espíritu rebelde he desoído consejos. En una de las ediciones del Festival de La Chaya en La Rioja mi representante me pidió que no cantara determinadas canciones porque “son para abajo”. Y las canté. Y por esas dos canciones me pidieron el bis. Es que después de tanto tiempo uno aprende a conocer al público. Tengo profesionales detrás de mí. Menos que ellos no puedo ser, tengo que estudiar canto, seguir profesionalizándome. Y si canto un tango o una canción criolla le digo al público el porqué y lo entiende. Es que nos falta tiempo a los cantores para estar sobre el escenario y brindarle a la gente lo que quiere escuchar.
-¿Cómo se prepara para esta edición del Festival de la Sierra?
-Hace dos años les presenté a la banda. Este año voy sola con los violeros y el espectáculo se llama “Yamila Cafrune y su formación criolla”.
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