Hablemos de marketing?
A grandes rasgos, el marketing personal es saber venderse, y para lograr este objetivo se utilizan las mismas técnicas que se emplean para promocionar empresas y productos.
Está claro que un profesional no sólo debe saber acerca de su disciplina, sino que además debe saber ofrecerse desde el momento que conoce al cliente, porque de la impresión que se lleve el cliente puede marcar la diferencia entre conseguir un contrato o no.
Es esencial para esto, conocer con precisión las necesidades y deseos de los clientes, a fin de establecer un diálogo fructífero y expresar lo que ellos quieren escuchar.
La importancia de desarrollar una óptima imagen radica en que la toma de decisión de los clientes se basa mucho en ella. Es por ello que esto resulta fundamental para el desempeño exitoso de una carrera profesional.
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Estrategias convencionales de marketing
El marketing es un conjunto de técnicas que tienen por objeto satisfacer las necesidades de los clientes. Para ello es necesario definir estas últimas, para luego especificar las 4 P´s (producto, precio, plaza y promoción) en función de las variables no controlables.
Ahora bien. ¿Qué son las 4 P´s? El precio es el valor del producto, lo que el mercado está dispuesto a pagar. El producto es la necesidad que se satisface en el mercado, por ejemplo si tengo un video club no vendo películas sino entretenimiento. La plaza o lugar de distribución consiste en elegir los lugares en los que va a estar disponible mi producto, para lo cual es fundamental investigar cuáles son los lugares en los cuales espera encontrarme mi potencial cliente. Y la última variable, pero no la menos importante, es la promoción o difusión del producto, que consiste en dar a conocer el producto a los potenciales clientes.
¿Cómo se aplica el marketing a las personas?
Un individuo que busca trabajo es un ?producto? que satisface necesidades a otras personas o empresas. Por lo tanto, deberá analizar las necesidades del mercado laboral y diseñar estrategias comerciales como si fuera un producto.
El primer paso es analizar las necesidades del mercado laboral. Por ejemplo: en casi todas las empresas hoy se piden conocimientos en computación, facilidad para adaptarse a los cambios, proactividad, liderazgo y comunicación. Entonces debemos adquirir los conocimientos y habilidades necesarias para ser empleables en las empresas a las que aspiramos.
El marketing personal se enfoca hacia el mercado laboral.
Las estrategias personales
Podemos ser un producto estándar (similar a los que ya hay en el mercado) o generar una ?ventaja competitiva?, algo que nos haga mejor que el resto.
Respecto al precio, debemos saber a cuánto cotizar nuestros servicios. Esto será en función de lo que podemos aportar a la empresa (experiencia, formación, ideas, etc.).
La plaza o disponibilidad del producto, consistirá en los lugares y momentos en los cuales vamos a ofrecer nuestros servicios. Podemos aceptar un trabajo en la ciudad o fuera de ella, podemos preferir una determinada cantidad de horas, podemos aspirar a empresas chicas o multinacionales, etc.
Es necesario definir dónde queremos estar para saber dónde ofrecernos.
La promoción es la forma en que nos daremos a conocer, es nuestra propia publicidad. El currículum vitae (CV.) es la carta presentación. No es necesario tener un currículum vitae con logros académicos ni heroicos, lo importante es comunicar que somos lo que necesitan. En muchos casos, el CV. se acompaña con una carta que explica los motivos por los cuales uno se postula a una búsqueda. Aquí se deben destacar en pocos renglones las ?ventajas competitivas? que nos hacen mejores candidatos que al resto y el motivo por el cual queremos ingresar a la empresa.
Esto en caso de aspirar a trabajar en relación de dependencia. En cambio, cuando a los servicios se venden en forma particular, la carta presentación puede ser variada, dependiendo de la estrategia que se utilice para insertarse en el mercado.
Tips para identificar y analizar continuamente
Es fundamental que permanentemente tengamos en cuenta ciertas pautas, para lograr permanecer e incluso ser cada vez más competitivos:
– Nuestras fortalezas y debilidades para desempeñarnos en nuestras áreas actuales y futuras.
– Las oportunidades y amenazas que brindan los mercados actuales y potenciales, a fin de aprovechar las primeras y sortear las segundas mediante el diseño de una estrategia.
– Los medios para involucrarnos dentro de nuestras respectivas actividades y en los equipos interdisciplinarios con los que realizan actividades afines, en una verdadera y permanente comunidad de enseñanza-aprendizaje que nos permita y asegure un mejoramiento continuo de nuestras competencias.
– La cultura de trabajo y de vida necesaria, a escala individual (valores) y colectiva (cultura propiamente dicha) para conciliar todo lo anterior con la ética y competitividad globalizada y creciente de la sociedad actual.
– La importancia de los procesos de calidad total a nivel de procesos y no solamente al nivel de productos o servicios finales.
– El esfuerzo que implica todo lo anterior en los ámbitos profesional, personal y familiar, para en efecto ser exitosos integralmente en nuestras profesiones, familias e individualidades. Y para esto es necesario lograr un equilibrio, cosa nada sencilla y que implica mucho trabajo y dedicación.
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