Héctor González Beltrán, un hacedor de arte
Señalaba Nueva Era en su edición del 14 de agosto de 2005: ?En 1993 fundó el Círculo de Arte el que presidió por seis años. Dejó un legado enriquecedor destinado a la exaltación de los valores morales y éticos, creando premios como los Leonardo Da Vinci y Madre Teresa de Calcuta para estimular a los que dan ejemplo de solidaridad en el último de los casos y en el primero a los sobresalientes en el campo del arte y la intelectualidad?.
Por su parte El Eco de Tandil, en la misma fecha dejaba leer: ?Durante su infancia y juventud en Buenos Aires frecuentó galerías de arte relacionándose con pintores nacionales como Castagnino, Berni, Quiroz, Larrañaga, entre tantos otros. Contaba que siempre se presentaba a colaborar en el armado de exposiciones. Inauguró la oficina de OSDE en Tandil y ya instalado en la ciudad se jubiló y comenzó a trabajar en el Centro de Jubilados y Pensionados de Tandil, en calle 4 de Abril y Garibaldi, ocupando durante varios períodos la presidencia. Durante la gestión municipal de don Julio José Zanatelli, junto a su comisión directiva y el apoyo del jefe comunal, realizaron la construcción del hermoso e importante salón de fiestas que lleva su nombre.
Considerada cumplida su misión, junto a un grupo de pintores de Tandil, como Isidro Alperte, Angeles Unzué, Blanca Escribano, Antonio Rizzo, Rommy Schiarrotta, Agustín Monti y otros deciden la formación del Círculo de Arte de Tandil y preside la comisión durante varios períodos siendo siempre la figura representativa del espacio cultural.
Era un hombre que tenía el don de establecer fuertes vínculos de amistad con todos los que lo conocían, muy fiel a sus principios, se multiplicaba por hacer el bien, sin medir el tiempo que le demandara, siempre estaba dispuesto a tender una mano.
El Círculo de Arte de Tandil en sus doce años de vida, cumplidos en mayo de 2005, realizó una vastísima obra con conferencias, exposiciones, conciertos y se hizo el único homenaje que Tandil le rindiera al doctor René Favaloro.
Héctor pasó sus últimos días, cuando su salud se deterioró, en Capital Federal junto a su esposa y compañera de siempre la reconocida artista Diva Giatti y su hijo. Falleció el 11 de agosto de 2005?.
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El Círculo virtuoso
Comenzó sus actividades de la mano de Héctor González Beltrán en el Colegio de Escribanos, el 13 de mayo de 1993 con una exposición póstuma de Ernesto Valor, en agosto de ese mismo año. El Día del Artista Plástico, en septiembre, realizó una muestra con 34 expositores, viajando en octubre con un grupo de asociados a Ayacucho acompañando a Agustín Monti a exponer en la Municipalidad de la vecina ciudad, sus obras referidas a la leyenda de la yerba mate, actividad que se repitió en noviembre en el Museo de Rauch. El 22 de ese mismo mes, el reconocido plástico José Martínez Pérez colgaba sus obras en el Colegio de Escribanos. El Círculo le ponía un broche de oro al año de sus comienzos con viajes a Capital Federal, donde en visitas guiadas al Museo Nacional, Teatro Colón y Galería Pacífico y también a Mar del Plata al Museo Castagnino.
Algo que se le debe al querido Héctor es la institución de los premios Leonardo Da Vinci los ganaron entre otros artistas Ricardo Albisini, Alejo Azcue, Juanita Vilanova, Cristian Segura, Daniel Eduardo Pérez, Juan Modaffari, Guillermina Valent, Pablo Smidt, Néstor Dipaola, Alberto Guillén, José María Guimet, Enzo Vecino, Elizabeth Cater Golla, Catalina Valín, Ana Pérez Porcio, Carlos Catalana, Norberto Matti, José Luis Fonzo, Ana Miletti, Julia Coto, Julio Lester, Julio Varela, Ramón Añeli, el Coro Estable de Tandil, Osvaldo Fornaro, Julio Villaverde, Pascual Pina, Aníbal Orbe, Ricardo Garijo y Daniel Miguens.
Ese mismo año, el Círculo de Arte, juntamente con la Dirección de Cultura organizaron en el Museo, una muestra de Juan Lascano, con asistencia de Ignacio Gutiérrez Saldívar y Carlos María Pinasco. La magnífica obra de Lascano estuvo colgada en las salas museístas durante todo el mes de enero y fue visitada por miles de turistas y tandilenses.
El contemplador
-¿Héctor era un artista?
E. Refojo: -No. Había conocido a los pintores del siglo pasado, siendo joven en Buenos Aires le gustaba ayudar a armar las exposiciones ya que era un contemplador -no sabía ni le interesaba pintar- de modo que ayudaba en algunas galerías a colgar los cuadros, era una época de esplendor de las artes, comenzaban a poblarse las galerías de importantes firmas. El podría haber tenido obras importantísimas, pero lo que más le interesaba era estar con ellos, hablar, ver sus trabajos, darles una mano en el armado de la muestra.
-¿Quiénes eran esos pintores?
A. Rizzo: -Basaldúa, Castagnino, Berni, Larragnaga y tantos otros. No nos olvidemos que en los ´60 Argentina estaba casi desplazando a Francia en cuanto a la importancia que se le daba a la pintura.
E.R.: -En 1978 Héctor llegó a Tandil a organizar OSDE, venía con su esposa Diva Giatti, una excelente artista, y se quedó a vivir en la ciudad. Cuando se jubiló como no podía estar quieto, necesitaba sentirse activo, buscó la manera de encontrar un rincón donde atraer artistas.
Un grande al que
no debe olvidarse
-¿Tenía un carácter fuerte?
-Sí, pero sabía delegar, cosa que no me sucedió a mí cuando me tocó ser presidente tras su retiro. Tenía un orden estricto de las cosas y cuando se enteraba que en algún lugar ?sobre todo escuelas de arte- necesitaban algún tipo de material, insumo, se las ingeniaba y lo conseguía.
-¿No se daba por vencido?
-No. Cuando nos hacía falta papelería para el Círculo de Arte, él venía y traía todo de la imprenta. Linari nos daba una gran mano, pero todo era obra de él.
-¿Cómo nació el Círculo de Arte?
A.R.: -La Asociación Amigos del Museo nos reuníamos en el primer piso del ACA, el presidente era Alcides Fortunato. Pero era tal el entusiasmo de Héctor que, cuando bajábamos nos decía a cada uno de nosotros que estaba pensando en formar un Círculo. Cuando Fortunato se enteró ?montó en cólera?, pero Héctor siguió adelante con su idea porque le gustaba la idea que todos los amantes del arte no estuvieran desperdigados, que tuvieran actividades en común.
E.R.: -Había otra cosa más, no era fácil exponer en el Museo de Bellas Artes, consecuentemente él pensaba en otra opción para que el público tuviera la oportunidad de contemplar obras de autores que no figuraban en el Museo.
-¿Cómo consiguió Beltrán el Colegio de Escribanos?
-Porque lo conocía a Marcelo Cifuentes y hacer las muestras allí nos dio mucho prestigio.
A.R.: -Además, anterior a eso se hacían notas en el Círculo de Sub oficiales y se llevaba obra afuera, a las localidades vecinas y se montaban exposiciones itinerantes que llevaban mucho público, visitas guiadas al Museo de Buenos Aires, al Teatro Colón, había mucha actividad cultural. Y finalmente instauró los premios Da Vinci y Madre Teresa de Calcuta.
-La visita de Gutiérrez Zaldívar y Lascano fue todo un éxito. En primer lugar la conferencia de Nacho y seguidamente la exposición de Lascano que estuvo todo un mes de enero en el Museo. ¡Qué épocas! ¿Les costó mucho esfuerzo traerlos?
E.R.: -¡Sí!, porque solamente teníamos la cuota de los socios, pero hicimos grandes esfuerzos y fue un gran éxito, tal como señala.
-¿Qué pasó después que Héctor concluyó su mandato en el Círculo?
E.R.-Me hice cargo yo, que como dije anteriormente no sabía delegar y no me alcanzaban las 24 horas, además tenía que cuidar mi trabajo, de modo que andaba a mil por hora, me tuve que volver mediático y sentía que ya no lo estaba disfrutando, por lo que renuncié en el 2000 y designamos una nueva titular y finalmente con Adriana y Nidia se cerró el Círculo, pero no dejaron sentada la historia final.
-¿Qué sucedió?
-Toda institución sufre un desgaste con el tiempo y yo creo que si no se le imprime sangre joven, ideas nuevas, termina bajándose los brazos.
A.R.: -También hay que tener en cuenta los avatares que nos tocaron vivir en los últimos tiempos, el Colegio de Escribanos ya no nos cedía las instalaciones y en realidad no podíamos pagar lo que nos pedía.
-¿Cómo lo recuerdan?
E.R.: -Como una persona de carácter fuerte, pero que estaba siempre dispuesto a dar una mano. Un gran hombre amante del arte que hizo mucho por Tandil y al que no debe olvidarse.
A.R.: -Fue un hacedor de cosas, con un gran desinterés personal y un fiel amigo. Muchas veces discutíamos aunque siempre terminábamos como los buenos amigos que éramos, como hermanos. El organizaba todo, charlas, cenas, exposiciones, viajes? tenía un gran encanto personal y cumplió en Tandil una misión importante que quedará en la historia.
Por el arte
Son tantos los nombres de representantes de todas las manifestaciones artísticas y culturales que pasaron por el Círculo de Arte, que no nos alcanzaría todo este suplemento, ni el siguiente? para nombrarlos y rendirles homenaje. Lo hacemos en la figura de un hombre que sin ser de la ciudad dio tanto por ella, Héctor González Beltrán. Gracias.
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