Impotencia y desazón por el segundo robo en un comercio
Durante el programa ?Tandil Despierta? (Eco TV), Silvina López explicó que ?tenía un taller de costura e intenté formar un familia. Para trabajar los tres chiquitos juntos y mi marido, pusimos un comercio, del cual vivo al lado. Apostamos a la familia?, según manifestó inicialmente.
Agregó que ?no tenía idea que íbamos a estar trabajando con esta situación económica día a día y que el pesito no queda sino que es para seguir reponiendo mercadería y separar la plata de cada cosa?.
?Es un pequeño comercio y el sacrificio es cotidiano: tener todo el día abierto el negocio, ayudar a tus hijos, seguir trabajando?, dijo en relación a la rutina, a lo que se suman ?desilusiones que a uno lo tiran para atrás: dan ganas de dejar todo?, sostuvo en referencia a los delitos sufridos.
Planteó que viven con ?incertidumbre y sensación de acostumbramiento, como que es normal?, tras sufrir el segundo robo en tres meses.
Más allá del aspecto monetario, ?es mucho sacrificio lo que nos robaron, porque son muchas horas metidas en el local. Tenemos una sensación de tristeza?.
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En jaque
El comercio en cuestión está ubicado en Ugarte y Magallanes y parece que la inseguridad ha tocado a la barriada, porque ?este fin de semana, en menos de 24 horas también le robaron a una familia (mientras dormía) y se llevaron una moto. Es como que el barrio está a la deriva?, afirmó.
Comentó que ?hace unos meses venía un móvil policial todas las semanas y recorría los comercios, para dar presencia. Pero luego nunca más: no vemos móviles y no nos sentimos protegidos?, sostuvo Silvina López.
Aclaró que su negocio ?es seguro en el sentido de que está enrejado y tiene una cerradura doble, pero igual entran. Al vecino de enfrente le entraron mientras dormían. Es como muy natural?.
La mujer añadió que ?mi marido en el momento quería cerrar todo, pero el tema es ¿adónde vas??.
El botín
La comerciante, madre de tres hijos de entre 2 y 8 años, mostró su sorpresa porque los ladones ?entraron y ni me rompieron la cerradura? y marcó con indignación que ?es como que tenemos que agradecer que no nos encontraron adentro, darles gracias de que el robo no fue mayor, ni se llevaron más cosas. Como que está bien que se llevaron eso y nada más. Es la fea sensación que te queda?.
Consultada acerca de los elementos robados, enumeró un equipo de música y mercadería, acotando que ?gracias a Dios no se llevaron las balanzas, porque de lo contrario cómo trabajás al día siguiente?.
También se llevaron ?la cigarrera completa, tarjetas de telefónico y la plata de la recarga, jugos, medias, toallas y nos abrieron las heladeras de la carnicería?.
Más allá del valor económico ?seguimos remándola, comprando y reponiendo. Es el sacrificio diario y la frustración de que nada vale la pena, de que no te cuidan. Tenemos tristeza?, cerró.*
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