Con una temperatura que trepó a la sensación térmica “insoportable” la peluda mascota buscó refugio donde pudo. Sin chance de zambullirse en las aguas de la fuente del coqueto patio del edificio municipal, encontró algo de alivio en la sombra dispensada en el interior del propio inmueble histórico. Las horas de la calurosa siesta se pasarían mejor desde allí.
El Eco
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