Jairo vino para cantarle a la ciudad
“He estado en Tandil en distintas ocasiones, para distintos eventos siempre para cantar. Y también he venido un par de veces como turista. Una de ellas en fecha muy lejana, a principios de los setenta vine con mi mujer y teníamos a nuestro hijo mayor que era chiquito, Iván, que es actor”, dijo Jairo.
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-Cantó con todos los grandes…
-Con muchos, por suerte, y cada uno de ellos me dejó un aprendizaje y eso es lo más importante para los artistas que comienzan: ser buen observador y poder asimilar las cosas es muy importante.
-¿Un artista termina en alguna oportunidad de aprender sobre su oficio?
-No, en absoluto, siempre se está aprendiendo.
-Y ha pasado por diferentes estilos…
-Desde que empecé a cantar siempre he sido muy desordenado. Cuando era chiquito cantaba folclore mezclado con rancheras mexicanas. Me vinieron a buscar cuando tenía trece años para un grupo de rock. Y continúa siendo así. Ahora se edita en Francia un disco mío de jazz. No tiene nada que ver una cosa con la otra.
-Es difícil el jazz.
-Es una aventura bonita. En mi caso estoy muy bien respaldado por un trío muy sólido en la parte musical.
-¿Cómo es esto de recorrer escenarios con tu hijo Jaco?
-¡Qué recuerdos tengo de ese lugar y el momento! Fue de día y podía ver al público. Tengo recuerdos preciosos, el sostén y afecto de la gente. Y ese día veía las caras, fue maravilloso. Me encantó. Y en Tandil vive Guillermo, el director musical y de perfil muy bajo. Es el hijo de Oscar Cardozo Ocampo. Y ha creado una orquesta sinfónica a partir de instrumento por instrumento, haciendo castings. Es la orquesta sinfónica de la Universidad de Buenos Aires. Un tipo que tiene esas inquietudes y cualidades merece el mayor de los respetos.
-¿Cuantos músicos lo acompañan?
-Seis, como siempre, un grupo muy afiatado. Casi siempre tocan conmigo porque el repertorio muchas veces es cambiante, muta de canciones melódicas al folclore.
-¿El repertorio está armado?
-Claro, le envío mensajes a todos para que lo tengan en cuenta, los cortes, lo que hablo y digo.
“La mamá es la artífice de tanta unión”
-Siempre habla de la importancia de la familia…
-Es que la relación familiar es muy compacta, estamos muy unidos a pesar de que la distancia nos separa con los otros tres hijos porque hay una que está en Madrid y dos en París, pero estamos en contacto permanentemente y los hermanos son muy unidos. Y el mérito más importante de haber conseguido esto lo tiene la mamá. La familia es mi sostén.
-¿Qué canción lo representa en la familia?
-Muchas porque todas antes de ser grabadas, cantadas por mí pasan el examen familiar.
-¿Le han dicho alguna vez que podría faltarle algo?
-Sí. Me llenan de dudas que me superan y comienzo otra canción.
-No a otro artista sino a la familia.
-Sí, claro. Es que hace tantos años que canto que más o menos sabés por dónde van orientadas las críticas. Y trabajando con mi hijo es mucho más fácil porque nos tenemos mucha confianza, pero no exenta de la crítica o del rigor de la exigencia.
La voz, ese instrumento
-¿Sigue ejercitando su voz?
-Diariamente hago vocalización y me cuido mucho. Si tengo que hacer varias actuaciones seguidas como en este caso, sin descanso y con muchos viajes, trato después de cada actuación de no hablar, porque mi exigencia mayor es en el escenario. Y si al día siguiente no tengo nada que hacer estoy sin decir una palabra. Y ahí recupero toda la voz. Además tengo técnicas para cantar.
-Uno ve grandes cantantes que con el paso de los años han perdido su voz, pero no es su caso.
-El tiempo, como todas las cosas, causa un deterioro y la voz no está exenta porque además es un instrumento muy delicado. Y todos los que trabajamos con la voz tenemos que cuidarnos mucho y estar muy atentos a cada manifestación de la laringe para parar.
-¿Y qué pasa con la emoción?
-Está en todo el cuerpo cuando se canta porque se mete en un mundo muy particular. Lo más difícil de un escenario es entrar.
-¿Le sigue pasando eso?
-¡Sí, necesito que me empuje alguien! (Risas) Una vez que doy los primeros pasos y escucho el aplauso me saca de cualquier situación.
-¿Dudas después de tantos años de éxito?
-Es la autoexigencia también, poner la barrera alta para ver si podés pasar
Yaco y su papá
Jairo afirmó que “se ha creado una relación muy bonita entre Yaco y el público. El espacio se lo ha ganado él porque hay muchos aspectos del trabajo que son menos visibles de cara a la gente e importantísimos: trabajo en estudio, grabación de los discos y él es el que se ocupa de todo. No es que me desentienda, sino que trabajamos en conjunto. Y la parte técnica la asume él y para mí es un desahogo muy grande y me da una gran tranquilidad”.
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