?Jamás pensé en renunciar porque yo elegí este fuero?, confesó la jueza Monserrat
-¿Cómo tomó la noticia del paso a archivo de los jury? ¿Esperaba que eso sucediera?
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-Sí, esperaba que eso sucediera, no por una cuestión intuitiva, sino que el proceso de enjuiciamiento es un proceso legal, entonces lo único que uno tiene que hacer es analizar las cuestiones desde el punto de vista legal, conocer los antecedentes y saber que nunca, jamás, un juez ha sido juzgado por sus decisiones. Para eso hay otras herramientas, que son la apelación ante la cámara, los recursos ante la corte.
Si uno hace un seguimiento de los jurados de enjuiciamiento, la enorme mayoría pasa a archivo.
Tanto en el fuero de Familia como el Penal nos tenemos que acostumbrar a las denuncias, porque son muy sencillas de hacer, no se requiere nada y es muy fácil discutir una decisión. Pero ningún juez decide en soledad, sino que lo hace de acuerdo a las constancias del expediente. La decisión mía estaba relacionada con los elementos probatorios que yo tenía. Sí sería un mal ejercicio de la función que tomara una decisión en contra de toda la prueba que hay en el expediente. Ningún juez toma una decisión porque se le ocurrió, porque se levantó de mal humor, porque tiene algún problema con alguien.
“A mí se me estigmatizó”
La magistrada recordó que hacía tan sólo un año y medio que estaba en funciones cuando recibió la primera denuncia y seis meses después tuvo la segunda.
“Lo que a mí me ha preocupado en estos cuatro años es haber visto la mala información que se ha dado a un proceso de enjuiciamiento. Los jueces, aun denunciados, debemos ser considerados inocentes hasta tanto el jurado se expida”, criticó.
Y lamentó no haber tenido el apoyo de los organismos que nuclean a los profesionales del derecho. “La única institución que se manifestó fue en contra del sistema legal, bajo la presunción de que si esta jueza la han denunciado, por algo es”, cuestionó.
Asimismo, planteó que “esto nos pasa todo el tiempo. La Argentina ha perdido esa visión de que nuestro sistema legal está fuertemente basado en la presunción de inocencia, todos somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario, no es al revés. Yo no tengo que salir a probar mi culpabilidad, no tengo que probar nada. El denunciante tiene que probar que yo soy culpable, y no por una decisión que no les gusta, sino por un mal ejercicio de la función”.
“A mí se me estigmatizó, se me convirtió en la jueza polémica, en la jueza conflictiva, en la jueza en apuros, en la jueza que tenía dos jury. Y si tiene dos jury ´por algo será´”, criticó.
Respetar el sistema legal
La magistrada sostuvo que “hay que sentarse en mi sillón treinta horas por semana y tomar las decisiones que uno debe tomar, para eso uno necesita que los demás respeten el sistema legal. Lo peor de todo es que se lesionó no a mí como persona, que sí obviamente se me lesionó, acá se lesionaba la función que yo cumplo. Después si uno tiene que tomar una decisión y hay algún particular que no le gusta, la está tomando una jueza que además tiene dos jury. Esto descalifica al órgano que debe decidir”.
“En muchas de este tipo de denuncias hay fuertes intereses políticos, pero no prosperan porque el sistema legal funciona. Sólo prosperan aquellas en donde la violación de los poderes del juez han sido gravísimas, como el caso del juez de Olavarría, donde había seria corrupción”, señaló.
En ese marco, remarcó que “los jueces necesitan estabilidad en su función y respeto en sus decisiones, si uno cada vez que va a tomar una decisión va a tener miedo de que lo denuncien, no se puede trabajar”.
Manejo político
-En el caso de estas denuncias en particular que motivaron el jury ¿piensa que se debieron a cuestiones políticas?
-No, yo creo que al principio fueron cuestiones personales y después se quiso hacer un manejo político que creo que no prosperó. He recibido muchos ataques, no sólo por las denuncias del jury, y en mis ataques siempre ha habido un componente externo y uno interno. Yo convivía y convivo con esta realidad. Había relación entre las dos denunciantes, entre los testigos de la primera denuncia. Ninguna de las denuncias que yo he recibido ha sido aislada. Todas están relacionadas y parten de un mismo grupo de personas.
“Somos todos integrantes del fuero de Familia, somos todos importantes pero las decisiones son mías y las denuncias de jury son contra mí. Por lo tanto, la que pone en juego cada vez que toma una decisión su cargo, soy yo. A mí alguien me dijo que en las denuncias de jury no había ganadores y perdedores, y yo digo que sí hay. Acá ganó el sistema legal, y perdieron las instituciones”, sentenció.
Y expresó que por un lado se sintió “muy protegida por mucha gente, de mis círculos más cercanos y totalmente desprotegida por las instituciones, que no han demostrado tener el profesionalismo que corresponde. Quizás deberíamos aprender de los sindicatos que no se preguntan si su protegido está mintiendo o diciendo la verdad, simplemente lo defienden. En cambio, las instituciones profesionales primero ponemos en duda al colega”.
“Hoy casi no hay jueces de Familia que no tengan denuncias, ya sea en control disciplinario, que es un organismo interno de la Corte, o de jury”, señaló.
Y recalcó que “sigo siendo inocente, se me acusa de lo que sea pero sigo siendo inocente, y estoy convencida de que todas las denuncias que tengo hoy van a ser rechazadas”.
“Tengo casi doce mil causas, y por la forma en que he estado observada han buscado con lupa errores para poder hacerme denuncias. Si no los han encontrado, por algo es. No porque los han dejado pasar”, argumentó.
Apoyo intenso pero silencioso
En tanto, Monserrat destacó el apoyo recibido por sus superiores.
“Cuando he pedido un traslado, la secretaría de personal me ha dado la razón, cuando he decidido apartarme de una causa con un abogado determinado, la Cámara me ha dado la razón, incluso en la denuncia de la doctora Silva, el Tribunal de Disciplina la ha sancionado por entender que su actuación fue violatoria de la ética. Hasta ahora, lentamente, en silencio, me han dado la razón”, subrayó.
Y manifestó que “nunca en las escasas veces que la Cámara ha modificado mi decisión, ha dicho que lo ha hecho porque he errado en mi determinación, o porque he tomado una decisión que no sigue la ley. Lo ha hecho porque tuvo otra opinión, tan respetable como la mía”.
“A lo largo de todo esto yo me he sentido apoyada por mis superiores sin lugar a dudas. El apoyo para mí ha sido intenso, pero silencioso para el público. He estado apoyada por muchos abogados del foro, y fundamentalmente por la gran mayoría de las personas que trabajan en este juzgado como así también mi familia y mis hijos porque el trabajo es muy difícil”, confió.
“Nunca pensé en renunciar”
-¿Estas denuncias alguna vez la desestabilizaron al punto de querer renunciar a su cargo?
-No, jamás. Yo no llegué al Poder Judicial por descarte, yo llegué por elección. Tenía una carrera profesional exitosa. He tenido la suerte de ser exitosa en todo lo que he hecho. Cuando fui abogada me fue muy bien, cuando decidí dejar la profesión porque me dediqué fundamentalmente a lo académico me fue extraordinariamente bien.
Tenía y tengo una brillante carrera, me podría ir a dar clase al extranjero, tengo vínculos, me lo han ofrecido, en posiciones mucho menos estresantes, con un reconocimiento afuera que no tengo localmente. Pero yo elegí este fuero, estaba convencida de que esto era lo mío, y estaba convencida de que podía serle útil a la sociedad en esta función, así que jamás ni se me desestabilizó ni nunca jamás pensé en renunciar.
Yo voy a renunciar, si Dios me da vida, cuando me retire de la actividad profesional, cuando considere que he cumplido mi ciclo. Mientras tanto, voy a seguir acá porque esto es lo que elegí, esto es lo que ratifico todos los días a pesar de que se me ha causado daño, también a mi familia, no por las denuncias, sino por la forma en que han presentado las denuncias públicamente.
Eso me afecta, tengo un hijo de 25 años que me dice: “Mamá otra vez saliste en los diarios”. Se me daña por esto de estigmatizarme porque era la jueza de los dos jury.
Colegas muy prestigiosos y reconocidos también tuvieron sus jury. No soy la primera y tampoco voy a ser la única. Esto es mucho más frecuente de lo que se piensa porque se utiliza la denuncia de jury como un instrumento de venganza, porque se sabe que se causa daño.
Yo intento trabajar en silencio, cada vez tenemos más causas, cada vez es más complejo el trabajo. En la feria de enero tuvimos el doble de causas de violencia que en la feria de 2013. Hay un incremento sostenido de la demanda del fuero de Familia, y para eso necesito un poco de paz, necesito que me dejen trabajar, y que no me estigmaticen, que me juzguen por lo que hago y no por lo que creen que hago.
“Nunca he ejercido violencia laboral con nadie”, afirmó Monserrat
En cuanto a las denuncias por maltrato laboral en su contra, afirmó que “así como en su momento estaba convencida de que se iban a rechazar las otras denuncias, estoy convencida de que va a suceder lo mismo ahora”.
Y fundamentó su convicción asegurando que “jamás he ejercido violencia laboral con nadie, en el verdadero concepto de la violencia laboral en el cual las decisiones en el marco de la autoridad, no son hostigamiento laboral”.
“En este país somos emocionales, levantar la voz no es considerado hostigamiento laboral porque acá en el fuero de Familia, donde todos somos pasionales, todos levantan la voz, no sólo la jueza”, admitió.
Pero aclaró que “no digo que sea lo más adecuado, a medida que uno lo va trabajando va considerando que tiene la obligación de no hacerlo y tiene que modificar algunas formas de dirigirse al otro. Seguramente no soy la jueza que era hace cuatro años. Hace cinco años y medio que estoy en esto, he aprendido y voy a seguir aprendiendo porque el día en que yo considere que no tengo nada más que aprender, sería el momento de volver a mi casa”.
“Se intentó y se intenta desestabilizarme, no lo han logrado y no lo van a lograr”, sostuvo con absoluta firmeza.
Empero, confió que “me han dañado, sí, han dañado a mi familia, sí. A mi familia no le gusta ver mi apellido permanentemente en los diarios donde se me acusa de todo. En algunos casos he salido a decir esto no es cierto. En otro he decidido callar".
-¿Cree que las denuncias por maltrato tienen motivaciones de índole personal o se deben a otro tipo de cuestiones?
-Conflictos hay todo el tiempo, la secretaría de personal tiene un área de resolución de conflictos. ¿Creen que crearon el área para la jueza Monserrat? No, es porque está lleno de conflictos. En la administración pública los conflictos en las relaciones humanas son habituales.
Hay conflicto, no lo voy a negar, esto no significa que haya violencia laboral.
Una cosa es el conflicto, que lo estamos trabajando con este grupo de la Corte, pero no significa bajo ningún punto de vista que haya violencia, acá no hubo jamás violencia.
Yo he cambiado, a lo mejor eso a algunas personas no les gustó, me he vuelto más cautelosa. Estoy tratando de ser menos conflictiva con el afuera, también es cierto, tengo que generar relaciones con todos, con los servicios de protección del niño, con el Municipio, son el asesor, la defensoría, a veces hay que resignar alguna posición en aras de poder articular. Cuando uno hace eso a alguno no le gusta. Es muy difícil dejar a todo el mundo conforme. Esta es la realidad.
La jueza atribuyó muchos de los ataques a su persona a cuestiones de género
La magistrada evaluó que “a las mujeres todo nos cuesta el doble y siempre la autoridad de la mujer es más cuestionada. Pasamos 150 años y tuvimos una sola jueza mujer en la Corte Suprema, hay muchas menos juezas mujeres que hombres”.
“Estoy convencida de que muchos de los ataques que he recibido han tenido que ver con mi género. A veces la discriminación la hacemos las propias mujeres, somos nosotras las que muchas veces nos negamos a tener jefas mujeres, cuestionamos más la autoridad de una jefa mujer que la de un hombre”, enfatizó.
Y remarcó que “quizás no sea menor que mis dos denunciantes sean mujeres. Si yo hubiera sido hombre, me hubieran tratado de la misma manera”.
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