Javier López Actis ganó un premio por el documental ?1001 Noches Patagónicas?
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La producción del documental estuvo comandada por Sol Seoane, Gastón Boulanger y Sebastián Armendariz, todos de Tandil. Su trabajo fue fundamental y destacable porque se desempeñaron en lugares sin servicios y serias dificultades de acceso. Además, el equipo estuvo integrado por 18 técnicos y se filmó a lo largo de 700 kilómetros.
Al estilo de “Las mil y una noches”, la historia transcurre en la Argentina durante la crisis del 2001. Cubre más de 700 kilómetros desde Bariloche hasta el corazón de la meseta de Somuncurá. Un cacique, la impronta árabe, un profesor de esperanto, un enigmático San Francisco de Asís, una historia de amor y el volcán Puyehue en erupción.
-Tuviste un premio en el Laiff Latin Arab International Film Festival.
Javier López Actis: -Sí, porque la serie de documentales que dirigí durante 2011 habían quedado seleccionados.
Es un proyecto que fue premiado por el Instituto nacional de cinematografía en un concurso que se hizo en la región patagónica y en La Pampa. El premio consistía en poder filmarlo.
Detalles del documental
-¿Qué me podés contar del trabajo?
-Es una serie de cuatro capítulos documentales que se presentó en Televisión Pública, canal Encuentro. Este es el primer festival, que en forma internacional, le da un premio a esta serie que compitió con largometrajes. Para mí este premio fue inesperado… el reconocimiento era estar seleccionado con estos largometrajes y no me lo esperaba. En la sección que yo estaba se buscaba un contenido que tuviera vinculación con el pueblo árabe.
-¿Cómo se relacionó tu trabajo con este requisito?
-De por sí, el nombre, hace referencia a “Las mil y una noches”, donde una historia se encadena con otra. En principio está la gente que se muestra en la Patagonia luchando por los derechos de sus tierras. Yo me acerqué a esta gente y pude ver cómo viven, qué están haciendo y cómo conservan su cultura y sobreviven. El pueblo árabe y la gente en la Patagonia tiene una característica en común que es la resistencia y después está la impersonalidad de los gentilicios se dice “hay pobladores” o “habitantes” o “gente”, cuesta mucho vincularse con que hay gente que vive, sueña. En la zona que abarca esta historia, de la cordillera al Atlántico, el 50 por ciento de la población, es descendiente de sirios y libaneses.
También hay que mencionar que fue el público el que votó la serie, el premio fue del público.
El festival
Javier viajó el primer día del festival, ya que le habían avisado que estaba ternado. En la primera jornada, se proyectaba su trabajo en la sala Leonardo Favio. Llegó a la sala, se encontró con los afiches de la película y con su película proyectada en un hermoso complejo.
-¿Cómo te sentiste con esa proyección?
-Nunca había estado frente al público para ver su reacción y se proyectaron los 104 minutos que dura la serie completa. Como director, vi que el público estaba entusiasmado, que se reían cuando había que hacerlo, se angustiaban, lloraban cuando se emocionaban. Me fui dando cuenta que gustaba, que estaba funcionando bien.
-¿Y cómo fue la recepción del premio?
-Cuando ya me estaba volviendo, me enteré que volvía a proyectarse el último día. Me quedé en esa segunda proyección, se armó un debate y después me volví para Tandil. Cuando estaba regresando tuve una llamada perdida y, como estaba sin señal, no me enteré de nada. Me quedé una semana en Tandil hasta que me llamaron para decirme que había ganado el premio Latin Arab del festival. Toda una sorpresa.
-¿Qué circulación hará el material?
-El premio consiste en la apertura de mercados internacionales para este trabajo. Empezará a girar por el mundo, así que estoy muy contento de la distribución que va a tener. Igualmente, ya estoy trabajando en la segunda temporada de esta serie y espero estar firmándola en febrero o marzo.
Más información
“Somuncura” es una extensión casi deshabitada entre Río Negro y Chubut en la Patagonia argentina; tiene dos veces la superficie de la provincia de Tucumán. Hace diez años desde allí partió Catriel –el vocero de una comunidad originaria- en busca de ayuda para su gente; el doctor Wasserman, un médico cubano y un grupo de voluntarios accedieron así a una comunidad de la que no había mayores registros.
En los años siguientes, Catriel y Wasserman fallecieron y los voluntarios establecieron vínculos perdurables que permitieron regresar 11 años después; con el hijo de Catriel y la viuda de Wasserman.
A partir de este viaje esta serie se define en una “road movie” que va construyendo el relato a la manera de “Las mil y una noches”; una historia que encadena y entreteje otras.
Esta versión -presentada por la región patagónica- presenta a la radio y su función social como una entidad omnipresente, la solidaridad, la alegría, la belleza de lo simple, la multiculturalidad, la impronta árabe, paisajes hipnóticos, las miradas, personajes pintorescos, las cenizas del volcán, el ser patagónico, la resistencia.
Las imágenes de archivo obtenidas en el 2000 se combinan con las actuales y los relatos fragmentados de todos los protagonistas acentúan el ritmo, frescura y autenticidad con que todos se muestran en esta primera serie de cuatro capítulos.
Catriel, Florian, Sandoval y Werner son los nombres de los personajes en que se centra cada una de las entregas; un aborigen, un descendiente de alemanes, un paisano y un profesor de esperanto no son exclusivamente quienes ponen el color en el paisaje ceniciento, los animales contribuyen con un protagonismo asombroso.
Las imágenes capturadas en alta definición concuerdan con lo que geográficamente ofrece la Patagonia: la belleza de la estepa, la simpleza y un poder hipnótico.
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