Juliana Lasarte, goles que ya no son amores
Dentro de una numerosa familia (mamá Mariana y papá Fermín gozan de 12 hijos), se retiró la tercera de las cinco hermanas Lasarte, Juliana. Todas jugaron al hockey. ?Ine y Loli ya no lo hacen formalmente, aunque Inés juega en un torneo de mamis y las más chicas, Trini, está en la novena de Los 50 y Delfi en primera?, refleja, con orgullo, la hasta el sábado pasado delantera.
-Ante un retiro, ¿se te tiene que felicitar?
-Sí, felicítenme por mis 20 años en el hockey (sonríe). No sé, qué sé yo? es raro.
-Te habrás emocionado. ¿Pero es verdad que a un deportista se le pasan muchas cosas por la cabeza antes en el momento del adiós?
-Sí, en la semana decís: ?Juego mi último partido?, ?qué raro?, ?qué loco?, ?¿cómo será??, ?¿estaré haciendo bien??, ?¿estaré haciendo mal??. Se te pasan mil cosas por la cabeza, recordás desde el primer día de entrenamiento, cuando me fui de Tandil, cuando viajé a Italia, un montón de cosas. Por momentos me agarraba la duda y lloraba pero conté con la ayuda de las chicas, mis compañeras, que me hablaban. Pero llega un momento en que te satura, el cansancio físico, después de los partidos te quedás hasta la noche y decís: ?Sí, basta?. El sábado jugué re tranquila, me divertí, unas chicas que yo entreno ingresaron a la cancha y me dieron un regalo, después el club me dio un ramo de flores. Fue re lindo, pero tranquilo. Después haremos un asado con todas las del club porque también se retiró una amiga que juega en intermedia. Y me tocó despedirme justo en un clásico, ante Belgrano, y ganarlo estuvo bueno. Faltó el gol pero no tuve un año de goles.
-¿Ante el momento emotivo de las flores y los obsequios te quebraste de nuevo?
-No, ya había desgastado todo el día anterior y lo disfruté de otra manera. Y para no quebrarme no me quise quedar en el tercer tiempo y me fui a un casamiento. Traté de evitar que todo el mundo te salude ?hay bueno?, porque sino es un bajón.
-¿Cómo sigue tu vida ahora?
-Sigo laburando normalmente en el club y las chicas que dirijo compiten los sábados sólo que le puedo pedir a alguien que me cubra e irme un fin de semana a Tandil, por ejemplo. Hace 4 meses que no voy a la ciudad entre una cosa y la otra. Eso me va a liberar un poco y lo voy a disfrutar desde afuera, que jueguen otras ahora. Son 20 años jugando al hockey y ya casi tengo 30, ahora me dedicaré más a la parte de pareja y de futura madre.
-Veinte años es muchísimo. ¿Recordás tu primer entrenamiento o cosas así?
-Sí, recuerdo que me llevaron mis hermanas pero yo no quería ir porque decía que me iba a sacar gambas y cola (risas). Tenía 8 ó 9 años y mis hermanas Loli e Ine iban y me enganché en el club con Mati Zubeldía que me entrenaba, Jimena Naveyra, Anahí García y un par de chicas y hasta los 18 años estuve en Tandil, que fue cuando comencé a ir y venir para acá (Capital) porque me entrenaba en las Leoncitas. Luego fueron 4 meses en Italia y 8 años en total en Santa Cata.
-¿Lo de Italia cómo fue?
-Gracias a Mati Zubeldía que me hizo un contacto, mandé mi curriculum deportivo a la gente del San Saba, por mail, en ese momento no buscaban delanteras pero a los tres meses me llamaron y fui en el año 2004. Ni lo dudé. Fue una experiencia espectacular haber estado 4 meses viviendo en Roma y compitiendo en un torneo nacional, por lo cual viajábamos y conocía. Nos tocaba jugar en Venecia, íbamos, conocíamos. Compartí tiempo con Martina Arconstanzo, estuvo buenísimo.
-Ocho años en Santa Cata. ¿Cómo caíste ahí?
-También fue por Mati Zubeldía, que estaba de profe, me propuso trabajar en el club y estaba Memé Magnasco jugando. Y ahí, con mi caradurez, aparecí de un día para el otro, ningún problema.
-¿Quién fue tu compinche en el hockey?
-Acá, en Buenos Aires, Mariana Rossi, Memé. Y, en Tandil, Lucila Elissondo, Sabina Lisarrague.
-¿Cuál fue tu mejor año?
-Hay, no sé.
-Cuando más convertiste?
-En Tandil no llevabas la cuenta de los goles pero sería cuando tenía 16 ó 17 años y, acá, que tenemos la tabla y todo, a nivel individual, el año pasado fue el que más goles anoté (15). Pero yo en Tandil me divertía mucho porque soy potente y se aplica más (la superficie) a mi tipo de juego, la tiro larga, corro, corro y pego. Y acá la habilidad me trabó un poco (sonríe). Igual me re adapté y fui corrigiendo cosas.
-¿Cómo fue tu paso por las Leoncitas?
-Comencé en seleccionados regionales y ahí te van viendo. De ahí me mandaron al Cenard, éramos 40 chicas entrenando. Iba y venía desde Tandil, a la par estudiaba, así estuve 3 o 4 años. Fuimos a una gira a Barcelona y Sicilia en 2001, y de ésas 40 quedamos 21. Cuando volvimos entrenamos 2 meses para el Mundial y 15 días antes de la competencia quedamos tres chicas afuera al conformarse el listado de las 18. Igualmente fui parte del grupo, me dieron remeras, estuve muy metida con el grupo a lo largo de la competencia y hoy en día me lo cruzo a Cachito Vigil y me tiene presente, nos saludamos re bien. Después de eso no me volvieron a convocar nunca más pero tampoco lo esperaba. Todo el mundo siempre me dijo que tengo la autoestima baja, que siempre me tiraba abajo. De hecho Sergio Torchia siempre me retaba, ?tenete más fe?, me decía porque ni siquiera pensaba ir superando esos preseleccionados y cuando iba quedando él me insistía: ?Viste, hay que tenerse fe?. Sé que soy limitada y sabía muy bien a lo que jugaba y a lo que no, aunque siempre me dijeron eso, que me tenía que tener más fe porque con mayor confianza lográs más cosas y yo, a veces, me acobardaba un poco.
-¿Qué fue lo más loco que te pasó dentro de una cancha?
-Golpes y porrazos, miles. Pero lo más loco me ocurrió en mi primer partido internacional. Enfrentábamos en Rosario a Alemania y en el plantel había dos Julianas. Y el técnico, que no recuerdo como se llama, mencionó que una Juliana iba de titular como half izquierdo. Entonces yo supuse que era la otra porque era defensora y yo nunca en mi vida había marcado a nadie y ¡me puso a mí! Y tenía miedo de hacer papelones y no sabía qué hacer, si subir, bajar, marcar de un lado o del otro y me la pasé preguntando todo el partido porque ni siquiera me cambió, ¡jugué todo el partido ahí! Martina Arconstanzo decía: ?Está loco?. Fue rarísimo. Ojo, no jugué mal pero alguien le habrá dicho después que yo era delantera y nunca más jugué en ese puesto, je.
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