Justicia para Juan Pablo Rigotti. No olvidar
Tres meses sin vos mi querido Juan Pablo. Tres meses donde el dolor es cada día más grande. Tres meses de este vacío que tendré toda la vida. Tres meses sin consuelo pidiéndole a Dios que me lleve con vos. Cómo quisiera cambiar de lugar pero no es posible. No dejo de llorarte y recordarte. Mi corazón está roto y ya no tiene arreglo. Vos no volverás, no me abrazarás ni me besarás. Tampoco me dirás `hola, ma´ como lo hacías. ´Hola, ma…´daría mi vida por escucharlo solo una vez más.
Si hubiera sabido ese 8 de febrero que sería la última vez que te abrazaría y te besaría cuando nos despedimos en San Clemente y ustedes se fueron para Ensenada. Si hubiera sabido que un mes después te vería en la morgue del hospital. Por Dios, ¿porque? Si eras un chico tan bueno, sano, generoso. ¿Por qué la vida te hizo eso?
Recibí las noticias en tu email
Ahora solo me queda tu recuerdo. Tus fotos. Tus videos que todavía no he podido ver porque no tengo fuerzas.
Justicia. Justicia es lo que pido. Que el asesino no salga en 3, 5 o 10 años. Que pague por tu vida porque así debe ser.
¿Por qué el asesino tiene más derechos que vos? Por qué los Derechos Humanos reclaman que vaya a una cárcel cerca de su familia si vos, que sos la víctima estás a casi 400 kilómetros de tu familia y en el cementerio. ¿Qué derechos tuviste vos? ¿Qué derechos tenés vos? Ninguno, hijo. Ninguno.
Yo te seguiré llorando y esperando toda la vida. Ojalá algún día podamos encontrarnos y me digas otra vez “hola ma, cómo estás”.
Hijo querido. Con mis escasos recursos seguiré luchando para que el asesino siga en la cárcel. No tiene derecho a nada.
Le ruego al que pueda que me ayude. Quiero una entrevista con el juez o la fiscal Virginia Bravo. Sé que si hablo con ellos entenderán el mal y el dolor que el asesino Walter Ferraras provocó en nuestra familia.
Ya no somos los mismos. Sonreímos con pena, con dolor. Ya no tenemos brillo en los ojos. Te extrañamos tanto, hijo. A veces grito tu nombre como si con eso pudiera despertarte. Te amo, hijo, y no viviré en paz hasta ver que tu asesino se pudra en la cárcel.
Hasta pronto Juan Pablo, ojalá Dios me lleve pronto con vos.
Marcela Pioli
Este contenido no está abierto a comentarios