La economía popular crece al ritmo de la complicada situación del país
Cada vez son más las personas que, a raíz de la compleja situación económica que atraviesa el país, se vuelcan a la Economía Popular. En Tandil, al igual que en el resto de la ciudad, esto se nota cada vez más y muchos de esos trabajadores se han agrupado en el sindicato CTEP (Central de Trabajadores de la Economía Popular) en busca de conquistar derechos que les permitan una mejor calidad de vida.
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Florencia Marino, de la CTEP, explicó que el gremio agrupa trabajadores de la economía popular, que si bien son un grupo muy diverso, comparten ciertas características como que no tienen un patrón, no tienen obra social, vacaciones, licencia por maternidad, ni ninguno de los derechos que adquiere cualquier trabajador en blanco.
Dentro de este grupo están los feriantes, artesanos, aquellos que trabajan en cooperativas, familias que tienen su huerta o elaboran alimentos para vender en sus casas y cartoneros. En Tandil, las cooperativas Ronicevi, El Amanecer, Cerámica Blanca e Impopar, son parte del gremio.
En Tandil hay entre 50 y 60 afiliados. “Se estima que por cada puesto de trabajo formal que se pierden, también lo hacen cuatro de la economía popular, la situación es compleja para todos”, manifestó.
La representación gremial
Recordó que la pelea por la representación gremial de la CTEP viene desde el 2010 aproximadamente y el año pasado se logró en el Ministerio de Trabajo ese reconocimiento.
“Se reconoció a ese núcleo de trabajadores que se estima que son entre 3 y 4 millones en la Argentina, se reconoció el derecho a agremiarse y sindicalizarse, a poder acceder al Ministerio de Trabajo ante un eventual conflicto y el derecho a tener su propia obra social, que es una de las grandes falencias de este sector de trabajo”, esbozó.
Frente a este panorama, indicó que “es algo nuevo para el mundo de trabajo también porque en años anteriores eran experiencias más alejadas del trabajo. En este período se consolidan desde lo laboral, se accede a maquinaria, se conforman en cooperativas, empiezan a organizarse y acceder a materia prima, y hoy se encuentran trabajando plenamente, con horas de trabajo semanales, participan de espacios de comercialización”.
“Era un sector que no estaba representado bajo ningún espacio que nuclee un grupo tan diverso, que va desde una fábrica recuperada, a los feriantes. La CTEP se institucionaliza con este reconocimiento pero surge de varias organizaciones sociales, vinculadas a sectores del trabajo popular, muchas veces son grupos familiares”, señaló.
Avanzar en los derechos
Por su parte, María Morteo expuso que “los feriantes el único lugar que tenemos para ofertar nuestro trabajo es en una feria, acá no es como en Buenos Aires que podés ir a las plazas, es mucho más complicado. Mucha gente elabora en su casa y no sabe dónde ubicar los productos”.
Con el fin de hacerse camino en el mercado y ubicar sus productos, a la vez que tener un ingreso mensual, un grupo de feriantes, productores y cooperativas armaron un bolsón de productos de elaboración propia y que forman parte de la canasta familiar que venden una vez por semana a través de la CTEP.
Una difícil situación
Florencia Marino recalcó que “el trabajo popular sirve de hecho y desde hace muchísimos años. Queremos dignificar ese trabajo, visibilizarlo y avanzar en derechos en términos de salud, que los lugares donde se produce puedan habilitarse de manera conjunta con el Estado y no con un esfuerzo tan grande de las familias, acceder a distintos espacios de comercialización y venta, que hagan que no tengan que estar vendiendo en la calle constantemente”.
“En Tandil cada vez se ve más en los barrios la venta ambulante. En este momento nosotros estamos muy contentos porque con el bolsón nos está yendo muy bien, la demanda excede lo que estamos produciendo, arrancamos con 10 bolsones y para el sábado siguiente teníamos 50 pedidos, entonces la realidad es que la coyuntura es triste y buscan el bolsón porque es económico”, sostuvo.
Admitió que el crecimiento del trabajo que realizan, lleva de la mano “una situación compleja del resto de los trabajadores también, que no llegan a fin de mes, que sus salarios no rinden lo mismo que siempre. Tenemos muchos chicos jóvenes que hacen pastas que se quedaron sin trabajo y que se quieren inventar su laburo para seguir adelante”.
“Son trabajadores que se han inventado el trabajo en su casa, en su huerta, en su sociedad de fomento, es una situación que existe, y que necesitamos que sea reconocida, y por eso se piensa en la idea de un sindicato”, manifestó.
Un proyecto de trabajo
El proyecto de la CTEP surgió de un grupo de feriantes que estaban vendiendo productos cuando venía el camión de la economía popular.
El objetivo era el reconocimiento de este sector como trabajadores, que son millones en la Argentina en esta situación y generar una organización y unidad.
María Morteo contó que si bien en su caso posee un espacio prestado para elaborar los panificados que produce en familia, no todos cuentan con el espacio adecuado para tal fin, considerando que debe ser avalado por Bromatología.
Desde CTEP afirman que “parece que estuviera invisibilizado” el trabajo de la economía social
Florencia Marino, de la CTEP, aseguró que llevó mucho tiempo lograr el reconocimiento sindical pero a partir de ahora tienen derecho a obtener derechos fundamentales: “Tener nuestra propia obra social, que ya se abrió un registro de empadronamiento. Eso es importantísimo, se trabaja a través de los monotributos sociales. Por otro lado, el derecho a la sindicalización, para reconocer un conflicto de trabajo”.
Y ejemplificó que “en Buenos Aires están muy organizados los cartoneros y lograron guarderías para los niños para que las madres no cartoneen con los chicos arriba del carro, son guarderías estatales que se consiguieron a través del sindicato”.
“Son necesidades muy diversas, no son las mismas las de la gente que trabaja en su casa que la de las fábricas recuperadas pero hay mucha solidaridad den el sector, nos conocemos mucho”, enfatizó.
Remarcó que “desde la CTEP acompañamos fuertemente el proyecto de ordenanza de la mesa de la economía social, porque para nosotros también eso es el reconocimiento al sector, que se abra un padrón donde estén registrados todos los productos y productores, que eso los habilite para abrir mercados populares”.
“En la realidad las familias ya producen, las fábricas ya se recuperaron, pero parece como que estuviera invisibilidad todo esto”, lamentó.
Detalló que en Tandil hay 1.500 monotributistas sociales, y “hay muchos cuyos productos no se pueden comercializar en el ámbito de ferias”.
En ese sentido, consideró fundamental “visibilizar ese trabajo, para vincularlos con posibles mercados de venta”.
Asimismo, indicó que han hablado en diversas oportunidades con el Municipio y la Universidad porque “ellos nos habilitan para entrar a las licitaciones, como si eso alcanzara, sin embargo uno se presenta a la licitación y no tiene la competitividad de una empresa que puede cobrar de acá a un año, que tiene toda la materia prima stockeada, entonces puede producir sin un pago previo a la producción”.
Sector vulnerable
“La economía popular tiene sus características propias, que viene de la exclusión de las personas del trabajo, del abandono, entonces no hay capacidad de inversión muchas veces, es un sector vulnerable pero que sin embargo genera trabajo. Con bolsón logramos consolidar trabajo para más de 10 familias, más allá de las cooperativas”, recalcó.
El bolsón, en ese aspecto, “ordena un poco el trabajo porque sabemos que en un día hay que producir tanto y ese día se vende tanto, entonces te hace un ingreso más fijo, sino es todo muy irregular”.
Hace dos meses que comenzaron con el bolsón y tienen tanta demanda que están pensando en incrementar la venta una vez más por semana.
“El primer mes anduvimos bien pero en abril se sintió más el incremento en la compra. Si vos sumás los productos que nosotros vendemos y vas a un super gastás al menos 120, 150 pesos más, y eso tiene que ver con que no tenemos intermediarios entre consumidor y productor, no hay nadie que en el camino saque una tajada”, aseguró María Morteo.
En este momento, el bolsón cuenta con 16 productos básicos de la canasta familiar como pan, yerba, miel, leche, verduras, huevos, pastas, mermelada.
“La idea era que fuera de consumo familiar, sabemos en coyuntura estamos, no es un momento para andar vendiendo exquisiteces”, admitió Florencia Marino.
Y añadió que “lo más triste es que viene gente que se queda sin laburo, que quiere participar, y que está bien mientras se siga generando trabajo. Distinto sería si volviéramos a experiencias anteriores tipo trueque, eso es un camino de ida, esperemos que la situación no se agudice tanto para retroceder en ese sentido también”.
“Esto dignifica, juntarte todos los fines de semana, tener un ingreso fijo, la figura del sindicato también ayuda a visibilizar”, indicó.
Finalmente, cualquier persona que quiera tener información del sindicato, puede dirigirse a Machado y 9 de Julio o en Facebook CTEP.
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