La Escuela 502 cumplió 50 años batallando por la educación
Para celebrar el importante acontecimiento se reunieron directivos, docentes, ex docentes, alumnos, ex alumnos, padres y autoridades municipales y provinciales, que colmaron un sector de la céntrica arteria. Además, acompañaron delegaciones de las escuelas 503, 501, 504 y Media 8, con sus Banderas de ceremonia.
En el comienzo del acto, la escuela descubrió una placa en honor a Cecilia Grierson, pionera en la historia de la institución, y otra donada por el Consejo Escolar.
Luego la Banda Municipal de Música interpretó las estrofas del Himno Nacional Argentino, lo que provocó que muchos peatones que circulaban por la zona se detuvieran para entonar la canción patria.
Recibí las noticias en tu email
La mejor inversión
Antes de los reconocimientos, la entrega de presentes y la música, la directora Alejandra Mortara agradeció el acompañamiento de autoridades y funcionarios, y destacó que “recordar los 50 años de vida de una institución parece ser una difícil tarea. Intentar reconstruir momentos importantes, de los buenos, de los complicados, no resulta nada sencillo”.
De todos modos, indicó que en toda la historia de la escuela, “el motor que impulsó durante tantos años a todos y a cada uno de los que transitaron parte de su vida, como docentes o alumnos, permanece intacto y es la convicción de que la educación es sin lugar a dudas la mejor inversión de un país”.
La directora valoró que desde sus comienzos en el Hospital “Ramón Santamarina”, la institución tuvo el legado heredado de “personas íntegras, dedicadas y pioneras”.
En 1985 a la escuela se le impuso el nombre de Cecilia Grierson, “una mujer que reunió todas las cualidades impulsadas por aquellos primeros hombres y mujeres dedicados a la salud y a la educación. Hoy, 50 años después, seguimos apostando al derecho a la educación con calidad, a brindar a cada uno de los alumnos lo que necesita, a trabajar en forma conjunta para tener la mejor de las propuestas”.
Alejandra Mortara subrayó que al acto se acercaron docentes de distintas épocas que “escribieron distintos capítulos de este libro. A ellos, nuestro más sincero reconocimiento por haber hecho de ésta, nuestra escuela, una maravillosa institución”.
A las actuales maestras les dijo que la hacen sentir orgullosa “porque ponen el alma en este trabajo, por la convicción, por el empeño” y para cerrar, agradeció a la comunidad presente.
De todos modos, indicó que en toda la historia de la escuela, “el motor que impulsó durante tantos años a todos y a cada uno de los que transitaron parte de su vida, como docentes o alumnos, permanece intacto y es la convicción de que la educación es sin lugar a dudas la mejor inversión de un país”.
La directora valoró que desde sus comienzos en el Hospital “Ramón Santamarina”, la institución tuvo el legado heredado de “personas íntegras, dedicadas y pioneras”.
En 1985 a la escuela se le impuso el nombre de Cecilia Grierson, “una mujer que reunió todas las cualidades impulsadas por aquellos primeros hombres y mujeres dedicados a la salud y a la educación. Hoy, 50 años después, seguimos apostando al derecho a la educación con calidad, a brindar a cada uno de los alumnos lo que necesita, a trabajar en forma conjunta para tener la mejor de las propuestas”.
Alejandra Mortara subrayó que al acto se acercaron docentes de distintas épocas que “escribieron distintos capítulos de este libro. A ellos, nuestro más sincero reconocimiento por haber hecho de ésta, nuestra escuela, una maravillosa institución”.
A las actuales maestras les dijo que la hacen sentir orgullosa “porque ponen el alma en este trabajo, por la convicción, por el empeño” y para cerrar, agradeció a la comunidad presente.
“Años bajo tierra”
Reafirmó las palabras de la directora una de sus predecesoras, Vilma Leonardi, quien recordó que transcurrió “toda mi vida dentro de la escuela y del Hospital”.
Describió aquel centro asistencial como un viejo y antiguo espacio de salas de 8 y 16 camas, de techos altísimos, donde padecían frío y buscaban un hueco para poder dar clases.
Pese a los problemas y la adversidad, la ex docente remarcó que “todo fue cumplido con rigurosa calidad”.
En otro tramo de su emotiva alocución, sostuvo que la escuela pasó “años bajo tierra” hasta que salió a la luz y valoró el mágico hecho que produce que un niño se olvide de todos sus padecimientos para recibir una clase.
Describió aquel centro asistencial como un viejo y antiguo espacio de salas de 8 y 16 camas, de techos altísimos, donde padecían frío y buscaban un hueco para poder dar clases.
Pese a los problemas y la adversidad, la ex docente remarcó que “todo fue cumplido con rigurosa calidad”.
En otro tramo de su emotiva alocución, sostuvo que la escuela pasó “años bajo tierra” hasta que salió a la luz y valoró el mágico hecho que produce que un niño se olvide de todos sus padecimientos para recibir una clase.
Este contenido no está abierto a comentarios