La Escuela de La Porteña presentó un nuevo espacio
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La comunidad educativa de la Escuela Primaria Básica 33 y del Jirimm 12 (Jardín de Infantes Rural e Islas de Matrícula Mínima) del paraje La Porteña celebró ayer la inauguración del salón de usos múltiples, con un acto en el que se recordó el camino transitado desde el inicio del proyecto en 1991 hasta su concreción.
La cita se realizó en las instalaciones del establecimiento y reunió a directivos, docentes, alumnos y padres ante la importancia del evento, en el que quedó formalmente presentado el nuevo espacio, necesario para el desarrollo de las actividades curriculares y educativas.
Para la oportunidad el intendente Miguel Lunghi se acercó a participar del encuentro, acompañado por los concejales Marcos Nicolini y Araceli de Vanna. También se sumaron sus pares del PRO, Claudio Ersinger y Pablo Díaz Cisneros.
El acto
Con el edificio del SUM luciendo a pleno, prolijo y listo para su inauguración, el acto comenzó minutos después de las 18 con el cumplimiento de una serie de pasos protocolares.
Enseguida, y tras la presentación de las autoridades, los directivos, docentes e integrantes de la cooperadora, junto al jefe comunal, procedieron al corte de cintas y abrió formalmente el nuevo espacio.
Luego, el descubrimiento de una placa dio paso a un cerrado y extenso aplauso de los presentes al ver coronado el esfuerzo luego de tantos años de espera, mientras sonaba la música interpretada por la Banda Municipal.
El ingreso de la Bandera y la entonación del Himno Nacional continuaron con breves discursos de las autoridades presentes.
La reunión se mudó hacia el interior del flamante edificio, donde se realizó el acto de cierre del ciclo lectivo y la entrega de medallas.
Un sueño hecho realidad
Movilizada por el especial momento que vive la comunidad educativa, la directora Mónica Navarro manifestó que “la historia de las instituciones se construye a partir de los sueños de sus miembros”, y definió que la inauguración del SUM es la “celebración de un sueño hecho realidad”.
En las palabras que pronunció ante el público presente recordó que la historia comenzó con el anhelo de un grupo de cooperadores en 1991, acompañados por la directora de aquel momento, Ana Terni.
Desde allí fueron “innumerables” las distintas circunstancias que se presentaron y “obstaculizaron” el objetivo planteado por entonces.
Fue en 2011 que la iniciativa recobró impulso “de la mano de personas empeñadas en resolver un espacio más para los chicos”, remarcó, y citó las reuniones y las gestiones con los padres de alumnos comprometidos con la institución al inicio de su gestión, hace casi dos años.
Visiblemente emocionada destacó que en esos encuentros los miembros de la cooperadora plantearon “esto se termina sí o sí”, en relación al postergado proyecto cada vez más necesario.
Así se programó una serie de eventos tendientes a recaudar fondos económicos para iniciar la construcción, “y siempre obteniendo resultados altamente positivos”.
“Tocamos muchas puertas, siempre con el afán de alcanzar la meta, que todos los alumnos de La Porteña tengan el espacio que se merecían para realizar sus actos y jornadas de educación física”, subrayó y aprovechó para agradecer a quienes colaboraron con el proyecto: “Sin las ayudas otorgadas hoy no estaríamos aquí”, valoró la directora.
Para cerrar, Navarro expresó: “Siempre he dicho que las instituciones las hacen las personas. Y este SUM viene a confirmar que su levantamiento responde a una concepción que valora la riqueza de su gente porque son todas las familias de La Porteña las que, en definitiva, le dan valor y vida”.
Un espacio propio
En sus palabras el presidente de la asociación cooperadora, Gustavo Acosta, también agradeció a los que “ayudaron a realizar el sueño” y aprovechó la oportunidad para narrar los inicios de la idea desde la perspectiva del grupo de padres.
Dijo que en 2010, uno de los miembros, Pietro Pianta, “me contó de este sueño de contar con un espacio más grande para que los chicos pudieran hacer otras actividades”.
Un año después comenzaron las acciones con fines recaudatorios que organizaron “poniendo la mirada en ese propósito” que por entonces “parecía lejano”.
En 2012 “nos propusimos como objetivo desde la asociación hacer el SUM”, lo que desencadenó movilizaciones en busca de presupuestos para la obra, y fue allí que se enteraron que la institución contaba con planchones, adquiridos desde 1991. “Y desde ahí no paramos”, recordó con gran emoción.
Para finalizar, y en su rol de presidente de la cooperadora, homenajeó a “todos esos papás que día a día invierten su tiempo, ganas y dedicación para lograr que la escuela sea lo que sus hijos merecen”.
La educación, un pilar fundamental
Para cerrar con el sencillo acto, Lunghi aprovechó para compartir un mensaje ante los integrantes de la comunidad educativa de la escuela de La Porteña, a la vez que rescató las acciones de sus directivos y cooperadores.
Sostuvo que “siempre vi en la Escuela 33 un gran trabajo, afecto, amor y cuidado por los chicos”, y agregó que “hemos podido trabajar juntos sin colores políticos, con el único color, el de la educación”.
Al respecto indicó que la “salida del país, que avance hacia el futuro, es a través de la educación, y ustedes le ponen el hombro, muchas veces en soledad”.
Para cerrar compartió un deseo de felices Fiestas para quienes forman parte de la Escuela, ubicada en una zona “más urbana que rural” dado el crecimiento de la ciudad.
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