La esposa del rehén del molino reclamó la recompensa del gobierno bonaerense
“Estaban armados con armas cortas, pero me trataron bien”, señaló Martín Franco al relatar los últimos minutos en libertad de los prófugos finalmente capturados ayer por la mañana.
En tanto, la esposa de Franco, Lourdes Godoy, anticipó que reclamará la recompensa que ofreció el gobierno bonaerense para aquellas personas que aportaran datos sobre los prófugos del triple crimen de General Rodríguez.
En declaraciones a C5N, Franco explicó: “Me decían que si me portaba bien con ellos, no me iba a pasar nada. Los dos estaban armados, tenían armas 9 milímetros. Pero siempre me trataron bien”.
Franco contó que Lanatta y Schillaci lo sorprendieron cuando estaba trabajando arriba de un tractor en un molino arrocero de la localidad de Cayastá, y que se hizo el “tonto” para no correr riesgos.
“Entro a trabajar al molino. Ellos me toman de sorpresa a mí. Abro la puerta para decirles que yo era el encargado. Me apuntaron y me llevaron de rehén. Me di cuenta enseguida (de que eran los prófugos), pero me hice el tonto como que no los conocía, que no sabía nada. Y ahí pasó que me llevaron para adentro”, relató.
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“No te hagas el tonto”
Y agregó: “Me preguntaban si yo sabía quiénes eran ellos. Yo les dije que no. Me dijeron ´no te hagas el tonto que vos sabés quienes somos nosotros´, pero a pesar de todo me trataron bien. Me dijeron que colabore con ellos, que no me iba a pasar nada, que yo era un laburante igual que ellos”.
No obstante, en declaraciones a radio Ecomedios, destacó que le exigieron que no haga “ninguna macana” porque ellos ya se habían “agarrado a tiros” y que no tenían ningún problema en usarlo “de escudo” en caso de iniciar un nuevo tiroteo con las fuerzas de seguridad.
En el medio de la conversación, los delincuentes le confesaron que estaban buscando llegar a Reconquista, en el norte de Santa Fe, para desde ahí intentar viajar hacia Paraguay, reveló el hombre, que permaneció como rehén alrededor de 40 minutos.
Según narró en diálogo con la señal América, los prófugos le dijeron “que no se querían entregar en ningún momento”, y que su paso por allí era para “bañarse, cambiarse, agarrar el camión e irse”.
El trabajador dijo incluso que cuando llegó la Policía de Santa Fe al lugar, los condenados trataron de hacerse pasar por trabajadores de la arrocera, pero los agentes desconfiaron y los redujeron: la detención se produjo sin que ofrecieran resistencia ni se registraran disparos por parte de las fuerzas policiales, aseguró Franco.
La recompensa
Tras el episodio, Lourdes Godoy adelantó que va a “pedir la recompensa” de dos millones de pesos que las autoridades habían ofrecido a quien aportara datos sensibles sobre el paradero de los prófugos.
“Vamos a pedir la recompensa”, adelantó la mujer, quien indicó que sin la intervención de su marido, Martín Franco, “otra hubiera sido la historia”, ya que, según dijo, antes de con llegar al molino arrocero donde lo mantuvieron cautivo, Franco había dado aviso a la Policía de que iba a concurrir a ese lugar, para que uniformados del pueblo lo escoltaran.
Explicó que lo hizo por recomendación del dueño de la empresa, que se encuentra de vacaciones “en Brasil”.
“Si él no hubiera dado aviso a la Policía y en lugar de ir en la moto, como yo le aconsejé, iba en camioneta, la historia era otra”, aseguró Lourdes en declaraciones a la prensa, e insistió: “Vamos a pedir la recompensa”.
En similares términos se expresaron el sábado pasado el peón Luis María del campo en donde fue capturado Martín Lanatta y un baqueano llamado Juan Carlos, que facilitó caballos a efectivos de la Policía santafesina para que pudieran adentrarse en terrenos no aptos para el tránsito con automotores, para de ese modo poder consumar la detención. (NA)
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