La Justicia puso fin al misterio de la mujer hallada muerta en su casa en 2013
A mediados de diciembre de 2013 (más precisamente el 26), vecinos alertaban sobre el macabro hallazgo. Una mujer, identificada como Rosa Magdalena Lara, se encontraba tendida en el piso del baño de su casa, muerta, con signos de haber sufrido golpes. Hasta allí acudió la policía. Desde aquel día hasta ayer persistía el misterio del deceso, pero ahora la Justicia ha resuelto el caso. Según confiaron los investigadores a este Diario, el arribo de resultados peritales permitió ratificar la hipótesis de una muerte accidental.
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Cabe consignar que con el paso de las horas de iniciada la pesquisa, se descartó un suicidio y, frente al informe preliminar de la autopsia, se tomó el caso como un posible homicidio. De hecho, fiscalía y policía, una vez anoticiadas del informe médico, abocaron todas las diligencias procesales como si se tratase de un homicidio. Peritos en rastros, recogimiento de testimonios y más, en pos de confirmar aquella posibilidad.
El misterio se acrecentó con el paso de las horas, frente a una víctima solitaria, que si bien tenía una relativa vida social y una familia, mantenía mucha reserva en su vida cotidiana. Los investigadores sí lograron confirmar que tenía muchas propiedades y vivía de rentas, manejando sumas importantes de dinero, pero sin inmobiliarias ni bancos de por medio.
Personal de la Sub DDI local llevó adelante una serie de diligencias en el marco de la causa iniciada por “Averiguación de causales de muerte”. En concreto, tomó declaración testimonial al entorno más cercano de la mujer, entre ellos sus dos hijas, amigos y allegados.
El caso generó gran revuelo y sorpresa entre los vecinos del barrio que solían ver o mantenían alguna conversación espontánea con Rosa Magdalena Lara. La mujer vivía sola en la planta alta de un inmueble ubicado a escasos metros de la intersección con Garibaldi, que tenía un local comercial y al menos cinco departamentos en alquiler. Además era propietaria de otro grupo de unidades habitacionales de un complejo ubicado sobre la calle Arana.
La víctima además mantenía escaso contacto con sus dos hijas, una de ellas con domicilio en Tandil y otra con residencia en el sur del país, que había estado en la ciudad hacía al menos seis meses del macabro hallazgo.
Pasados los meses, años, y continuadas las diligencias, ahora la pesquisa se inclinó por la muerte accidental, más allá de aquel informe preliminar del perito. Es que consideraban que si bien el cuerpo de la mujer presentaba golpes (más precisamente en la cabeza, en los brazos y en los pómulos), bien podrían haber sido producto de algún tropiezo y posterior caída.
Las conclusiones
Este Diario accedió a las conclusiones del fiscal Damián Borean, que resolvió archivar la causa bajo la carátula “Muerte por accidente”.
Se señala en la resolución que de la inspección inicial se pudo corroborar que el cuerpo desnudo de Lara se encontraba sin vida en el interior del baño. Que sus rodillas estaban apoyadas en el piso, afuera de la bañadera y que el resto del cuerpo se hallaba en el interior de la bañadera.
La primera medida probatoria de interés dispuesta fue practicar el peritaje de autopsia. De su contenido, el médico forense interviniente, Enrique Stuchi (que no fue el mismo que se hizo presente en la escena del hecho, tarea que realizó el doctor Roberto Leitao), concluyó que el fallecimiento de Lara se produjo por asfixia por sofocación mecánica, la que ocluyó los orificios nasales y bucal. Presumió Stuchi, ante la ausencia de signos de defensa en el cuerpo de Lara, que ésta última fue golpeada en primera instancia por un tercero en la región parieto occipital derecha y seguido a ello, fue sofocada manualmente. Es decir, de su contenido, se desprendía como hipótesis inicial que Lara habría fallecido por el accionar directo de un tercero.
Bajo aquel espíritu se dispusieron otras medidas investigativas, las que al decir del fiscal fueron debilitando esta hipótesis inicial.
Más testigos
Se pudo establecer que la última persona que la observó con vida y mantuvo conversación, fue una de las vecinas, quien alrededor de las 23 del 23 de diciembre la observó en corpiños y short sobre el balcón del departamento, y refirió que mantuvo una breve conversación, recordando que Lara le dijo que iba a regar las plantas, y en referencia a las prendas que llevaba colocada, le comentó que nadie la iba a ver. Es decir, minutos previos a su fallecimiento (de acuerdo con lo establecido en el informe de autopsia), a Lara se la vio sola, no mencionando encontrarse ni esperar a terceras personas. Hizo referencia a la actitud de aislamiento en las fiestas de parte de Lara y la ingesta frecuente de bebidas alcohólicas (tomaba alcohol todos los días).
Como dato distintivo, la testigo sostuvo que Lara le comentaba de sus mareos y caídas cuando consumía bebidas con alcohol, lo que corroboró personalmente, cuando en circunstancias de haber ingerido bebidas alcohólicas en el marco de una comida, Lara no tuvo control de su estabilidad, se tambaleaba y vomitaba y no podía manejar.
Por otro lado, otros de los testimonios relevantes fue la de una mujer que dijo que Lara era depresiva, en las fiestas no salía de su casa. Que la dicente y su esposo tenían únicamente la llave de la finca. De ello sabían varios vecinos y la hija de la víctima, por eso la vinieron a buscar. Las llaves las tenían porque Lara viajaba, coordinaban con ésta última, que la deponente o su esposo entraban a la finca y le daban de comer al perro. No tenía problemas con nadie y tomaba alcohol.
La hija de la occisa resultó concordante en lo general con los restantes testimonios, agregó que en las fiestas no atendía absolutamente a nadie y tomaba mucho alcohol. Que tomaba medicación para ataques de pánico.
En otro orden, en el expediente también se constó que en el interior de la casa se hallaron 17.000 pesos ocultos en un sillón; de un armario del living 9.600 dólares y 2.300 pesos y joyas; 610 dólares en los cajones de la cómoda y de otros cajones de la misma cómoda y por separado, se hallaron también 20.600 pesos.
Asimismo, se desprende del acta que resultaba imposible el egreso desde interior y que las llaves halladas en el interior de la casa funcionan y eran de la víctima.
También informó la empresa de alarma que la última vez que se activó la misma fue con la clave de Rosa Lara, el 23 de diciembre a las 20.55, cuando la misma fue desconectada, no activándose luego de ello en ninguna otra ocasión.
El aporte del médico
Para el fiscal resultó trascendente el contenido de la declaración testimonial del doctor Leitao, quien se constituyó inicialmente en la escena de los hechos cuando comenzó el procedimiento, y pudo percibir, de modo parcialmente diferente al doctor Stuqui (quien practicó finalmente la autopsia), que no se puede descartar en forma categórica y fehaciente que el traumatismo de cráneo hubiera sido producido en forma accidental contra algún elemento contundente, si se tiene en cuenta los desequilibrios motores que se pueden producir con una alcoholemia superior a 1,5 gramos por litro y que la asfixia se pudo también producir porque el orificio bucal y los orificios nasales estaban ocluidos, con desviación por apoyo del dorso de nariz al momento del hallazgo del cadáver. Es decir, tampoco descartó, por las circunstancias del expediente y lo constatado en el lugar de los hechos, que el fallecimiento haya sido producto de accidente doméstico.
Tal como se dijo al inicio, la hipótesis primigenia sostuvo que una tercera persona había participado en el fallecimiento de Lara. Para sostener la misma, previo a opinar sobre el análisis de la mecánica del fallecimiento mencionada por el doctor Stuqui, resultaba indispensable acreditar que una tercera persona hubiera estado o no en la escena y posteriormente huido de la misma.
Justamente, esta última circunstancia es la primera dificultad con la que topa la hipótesis en cuestión. En tal sentido, surge de la prueba citada que en la vivienda y en el cuerpo de Lara, sólo se halló evidencia perteneciente a esta última (ADN de pelos, sangre, etc.); no así de terceros.
Concordante con ello, resulta el hecho de que las puertas de la finca se hallaban cerradas con llave y que las llaves de Lara se encontraban en su interior. También, las persianas que dan al exterior.
Otros detalles, que indicarían la ausencia de terceros en la vivienda, resultan ser la existencia del hallazgo en la vivienda de una importante suma de dinero y también se debe valorar el resultado de la prueba de luminol. De esta última surge que no se halló presencia de restos hemáticos en aquellos lugares donde pudieron haber existido, tales como bacha par lavados de mano del baño y en los ambientes y objetos que conforman el egreso necesario de la vivienda, tales como el pasillo y las puertas de ingreso; ello si se tiene presente la mecánica del hecho sostenida por el médico forense, que implicaría el necesario contacto con la sangre de la fallecida.
En definitiva, las circunstancias señaladas convencieron de que la muerte de Lara se produjo de manera accidental cuando la misma se hallaba en estado de ebriedad y no producto de un accionar doloso o culposo de terceras personas.
Por todo lo expuesto, se dispuso el archivo de la instrucción hasta tanto aparezcan nuevos elementos que habiliten su reapertura.
Los peritajes reveladores
Respecto a peritajes realizados, se mencionó que practicado el de luminol no se observaron restos hemáticos en las vías de ingreso y egreso a la finca, sino sólo en los lugares observados.
A la vez, el informe del laboratorio químico de Azul de la Policía Científica, arrojó resultados negativos de indicador de esperma en los hisopados anales y vaginales; mencionó que la sangre hallada en el lugar del hecho es humana perteneciente únicamente al grupo A, compatible con el de Lara, que los pelos que poseía Lara en sus manos, le pertenecían y también se confirmó la presencia de 1,64 gramos por litro de alcohol en sangre en su cuerpo.
Del informe del peritaje histopatológico, se confirma la muerte por asfixia, pero no puede decirse la modalidad o mecanismo, tal como lo sostuvo el médico forense que practicó la autopsia. Sobre el peritaje de ADN efectuado en la Asesoría Pericial de La Plata, el informe concluyó fundamentalmente que todas las muestras testigos obtenidas del cuerpo de Lara pertenecen a esta última plenamente, como así también los hallados en la botella de sidra (bebida también ingerida por Lara) y mesada de ante baño. Es decir, no existió otro ADN en la escena, que no fuera el de la víctima.
Seguidamente, surge que el peritaje químico practicado en el mismo organismo sobre la muestra de sangre recogida del cuerpo de Lara, arrojó la presencia de alcohol etílico en una concentración de 3,45 gramos por litro.
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